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Boletín UNAM-DGCS-182
Ciudad Universitaria.
06:00 hs. 27 de marzo de 2014

 

   

 

DISMINUYE LA NIEBLA EN ZONAS DEL CENTRO DE VERACRUZ

  • El fenómeno representa un riesgo para las especies animales y vegetales del bosque mesófilo, señaló Víctor Barradas Miranda, del Instituto de Ecología de la UNAM
  • El académico propone emplear “atrapadores de bruma” para revertir la situación que amenaza al ecosistema de la región

 

 

 

Un grupo del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM —encabezado por Víctor Barradas Miranda— que colabora con el Laboratorio Nacional de las Ciencias de la Sostenibilidad, reportó que la niebla en los bosques mesófilos de la zona central de Veracruz ha disminuido de manera paulatina. El fenómeno tendría consecuencias graves en los ciclos vitales de cientos de especies animales y vegetales, muchas endémicas, así como en el ecosistema de la región.

El académico señaló que esta alteración tendría origen en la deforestación, cambio de uso del suelo por actividad antropogénica y en la convección. “Al deforestarse un lugar, la temperatura aumenta y, en consecuencia, la base de las nubes sube, al igual que la bruma”.

Aunque el nivel sólo se ha elevado entre 200 y 400 metros, el fenómeno tendría consecuencias sociales, geográficas y ecológicas, además de que generaría escasez pluvial, lo que impactaría al bosque de niebla, un ecosistema de importancia económica y agrícola para los habitantes del área.

 

Tras realizar estudios de vulnerabilidad de la zona mesófila, Barradas Miranda concluyó que ésta es altamente vulnerable. “Si la temperatura aumentara a más de 30 grados y la humedad relativa disminuyera 30 por ciento, el lugar se transformaría y otras especies colonizarían el territorio. Además, el cambio climático global replicaría el problema en el planeta entero. En la zona central de Veracruz hay una modificación que respondería a este fenómeno mundial, pero en parte es regional”.

El investigador y su grupo señalan que es posible revertir esta disminución con medidas que incluyen un programa de reforestación. En un análisis que data de hace tres décadas, Barradas Miranda calculó que, en la zona, la captación hídrica mediante vegetación es de una quinta parte del balance, es decir, entra un 20 por ciento más de agua y representa una alternativa para “capturar” agrupaciones nubosas.

Esta opción es practicada en zonas como el desierto chileno, uno de los más secos del mundo, donde se abastecen de agua a partir de bruma “cosechada” con atrapanieblas (una malla de mosquitero) colocada perpendicularmente en dirección del viento, donde se depositan las gotas de las nubes.

Barradas Miranda refirió que estos cúmulos de vapor constituyen un recurso natural que puede explotarse con eficiencia y resultaría crucial en lugares con sequía. Se debe estudiar tanto la captación como la disponibilidad y potabilidad para saber si es redituable para que una persona cubra sus necesidades diarias del líquido.

“Tenemos que ir hacia la reforestación. Nuestra investigación señala la importancia de que las pequeñas comunidades cultiven especies de interés ecológico y económico para atender sus necesidades. Es posible conjugar agricultura y silvicultura para que, a partir de esa convección, vuelva a bajar la niebla”, concluyó.

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