Boletín UNAM-DGCS-172
Ciudad Universitaria.
14:00 hs. 22 de marzo de 2014

 
     

REALIZAN EN CANALES DE XOCHIMILCO UN CENSO PARA CONOCER CUÁNTOS AXOLOTES EXISTEN EN EL SITIO

• Encabezado por Luis Zambrano, del Instituto de Biología de la UNAM, el conteo prevé que la población de anfibios endémicos del Valle de México aún disminuye
• Ante el grave riesgo de que desaparezca la especie en unos años, científicos y chinamperos colaboran en un proyecto de recuperación de Xochimilco, para restablecer al axolote y su ecosistema, de gran valor ecológico y cultural

La población de axolotes (ajolote, del náhuatl axolotl) en Xochimilco aún se reduce drásticamente; éste es uno de los pocos sitios del Valle de México donde esos anfibios endémicos han vivido desde que los aztecas cohabitaron con ellos.

De seis mil ejemplares por kilómetro cuadrado que había en 1998 (año en que la investigadora Virginia Graue, de la Universidad Autónoma Metropolitana, realizó el primer censo poblacional), en 2003 la cifra disminuyó seis veces, a mil individuos por kilómetro cuadrado, indicó Luis Zambrano González, investigador del Instituto de Biología (IB) de la UNAM y responsable del segundo censo.

El doctor en ecología y sus colaboradores del Laboratorio de Restauración Ecológica del IB realizaron un tercer censo en 2008, que tuvo como resultado 100 ejemplares por kilómetro cuadrado.

“Como se estimaba, la cantidad aún disminuye de manera grave. Por eso propusimos un plan para revertir esas cifras, evitar la desaparición y restablecer sus poblaciones junto con su ecosistema, que es Xochimilco”, planteó Zambrano.

El proyecto integral involucra a científicos de diversas disciplinas y a los chinamperos, en un esfuerzo que busca recuperar las condiciones ecológicas, económicas y culturales del sitio.

Nuevo censo

Para saber con precisión cuántos axolotes existen, en 2013 se realizó –por tres meses– la primera fase del cuarto censo poblacional en la zona (correspondiente a 2013-2014), que inició su segunda etapa la primera semana de febrero.

Se llevará a cabo durante otros tres meses en aproximadamente 40 canales, los más grandes y conservados de ese ecosistema, alejados de la zona urbana, en donde Zambrano y sus colaboradores han trabajado durante 10 años y han hecho del axolote su “especie bandera” para lograr el rescate integral del ecosistema chinampero del sur de la ciudad de México.

“En 2013, durante la primera etapa del actual censo, no pudimos colectar ninguno, aunque sí los vimos. Ha sido, como lo esperábamos, mucho más difícil encontrarlos. Pero en la segunda fase tenemos más esperanza de ubicarlos porque en la época fría se reproducen y generalmente salen más”, dijo.

El científico aclaró que, una vez que se ubica cierta cantidad de axolotes, se realizan análisis poblacionales que relacionan avistamientos con respecto a colectas y datos anteriores, para saber cuántos hay.

“No se trata de que si hoy no encontré axolotes es porque ya se extinguieron. Todavía no sabemos cuántos hay actualmente, trabajamos en eso y en mayo tendremos los resultados”, precisó.

Una vez que se cuentan los individuos que se ven, se hace una extrapolación, una medición matemática poblacional que permite calcular el conjunto de individuos. En este proyecto colabora Jaime Zúñiga, académico de la Facultad de Ciencias y experto en poblaciones que son difíciles de encontrar.

Por primera vez, el censo de axolotes aumentará su conteo a Milpa Alta y Tláhuac, pues las autoridades de patrimonio cultural de esas delegaciones han solicitado el estudio, que ellos financiarán.

Ecosistemas naturales y culturales

En el momento que los resultados de los censos indicaban que la cantidad de axolotes seguiría a la baja, Zambrano y su equipo pusieron en marcha un plan de recuperación del anfibio y su ecosistema.

Partieron de la premisa de que la conservación de una especie incluye a su hábitat y se desechó la conservación en zoológicos y la reintroducción de individuos gemelos, que reducen la variabilidad genética.

“Los axolotes se extinguen porque el sistema está mal, así que nos abocamos a restaurarlo”. Con esto se recupera aquel y se ayuda a Xochimilco, en una relación ganar-ganar. Para ello, el investigador del IB y sus colaboradores han creado refugios entre las chinampas, donde pueden reproducirse y crecer libres de pesticidas y fertilizantes.

El trabajo funcionará al integrar a los chinamperos en la recuperación del lugar, algo en lo que ya trabajan los científicos. “Para que se involucren necesitan que su labor sea reconocida no sólo económicamente, sino también culturalmente”, destacó.

Además de ser el máximo productor de alimentos del Valle de México, Xochimilco es un ecosistema natural y cultural ancestral, donde las chinampas son una aportación de agricultura sustentable, basada en policultivos.

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