Boletín UNAM-DGCS-160
Ciudad Universitaria.
14:00 hs. 19 de marzo de 2014

 
     

NO HAY RECETAS PARA ALCANZAR LA FELICIDAD

• Es posible lograr este estado por rutas diferentes y basadas en nuestras habilidades y gustos, aunque no se debe caer en limitaciones o excesos, planteó Feggy Ostrosky, de la FP de la UNAM
• Lo que nos lleva a este sentimiento son las relaciones sanas con familiares, amigos y pareja, con quienes podemos compartir experiencias y sucesos, dijo en ocasión del Día Internacional de la Felicidad, que por segundo año consecutivo se conmemora el 20 de marzo

La felicidad es una sensación personal que emerge al realizar actividades satisfactorias. No es un estado estático que debamos buscar y no hay recetas para lograrla, estableció Feggy Ostrosky Shejet, de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.

Es duradera y supera las experiencias positivas efímeras que ofrecen los sentidos, existen distintos caminos para alcanzarla según nuestras habilidades y para trazarlos se requiere identificarlos, explicó en ocasión del Día Internacional de la Felicidad, que por segundo año consecutivo se conmemorará el 20 de marzo.  

Creemos que el dinero, la juventud, la inteligencia o la preparación académica son la fórmula para conseguirla, pero lo que nos hace felices son las relaciones sanas con familiares, amigos y pareja, con quienes podemos compartir experiencias y sucesos, refirió la directora del Laboratorio de Neuropsicología de la FP.

Es necesario ofrecer, desde nivel preescolar, cursos para explicar a los menores que rutas cortas como los placeres efímeros y la posesión material no son la vía para alcanzarla, recalcó.

A pesar de las dificultades económicas derivadas de salarios bajos y una notable desigualdad, en una escala del uno al 10 los mexicanos calificaron con siete su nivel de satisfacción existencial, gradación localizada por encima de la asignada por habitantes de países ricos, según el estudio How’s Life, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que evalúa el nivel de desarrollo en distintos territorios.

Al respecto, la académica señaló que el dinero es necesario para satisfacer necesidades primarias, pagar cuentas o comprar artículos, pero en grandes sumas no garantiza la sensación de bienestar “y ejemplo de ello es que los millonarios no son los más felices del mundo”.
Psicología positiva

La académica expuso que, por décadas, la psicología se abocó a emociones negativas como depresión, ansiedad o enojo y hasta hace poco hubo trabajos enfocados a la felicidad y la satisfacción, ámbito en el que destaca Martin Seligman, fundador de una corriente que indaga sobre lo necesario para lograr el desarrollo máximo de las virtudes personales.

A este conjunto de investigaciones se le denomina psicología positiva, definida por el estadounidense como “el estudio científico del funcionamiento óptimo del humano”, que considera que la felicidad se compone del placer obtenido a partir de experiencias fugaces, la gratificación de actividades agradables y el gozo de realizar tareas en beneficio de otros.

Beber alcohol o comer chocolate genera placer, pero de forma efímera y si estas actividades son llevadas a un nivel de adicción, provocan insatisfacciones, lo que limita su utilidad como fuentes de felicidad duradera, subrayó.

Al sólo dedicarse a comer en exceso, consumir sustancias ilícitas, tener relaciones sexuales, ver televisión, entre otras acciones, las personas pueden llegar a la depresión. No se trata de renunciar a los goces, sino de experimentarlos sin caer en excesos, reiteró.

La sensación de que nuestra vida tiene significados y propósitos más amplios también produce felicidad, al relacionarse con la posibilidad concreta de aplicar nuestras capacidades.

En total se han identificado más de 20 valores relacionados con esta gratificación, comunes a todas las personas. Éstos incluyen la curiosidad, el amor por aprender, el pensamiento crítico, el valor, perseverancia, la integridad y honestidad, así como otras habilidades.
 
En un tercer nivel, el más alto, los individuos son felices si utilizan sus aptitudes para ayudar a los demás y alcanzar objetivos más amplios, detalló.

Somos felices al compartir nuestras vidas con otros. Necesitamos a los demás para sentirnos queridos, amados y apreciados. La espiritualidad, entendida como percibirse parte de algo más complejo, también es relevante, al dar sentido a nuestra existencia y brindar un sentido de protección, recalcó.

En la actualidad, se considera que posesión de bienes materiales y dinero es sinónimo de felicidad. La publicidad vende la idea de que las personas valen por tener un carro último modelo, ropa costosa o productos novedosos, pero la mayoría no tiene acceso a ellos por la falta de empleo o recursos. Es necesario cuestionar los mensajes que obligan al consumo y modificar esta concepción errónea.

La efeméride

“Obrar por el bien común enriquece. La compasión fomenta la felicidad y ayudará a construir el futuro que queremos”, expresó Ban Ki-Moon, secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el 20 de marzo de 2013, con motivo del primer Día Internacional de la Felicidad.

 En 2012, el organismo internacional estableció la efeméride para reconocer la relevancia de la felicidad y el bienestar como aspiraciones universales y la importancia de su inclusión en las políticas gubernamentales.
La resolución invita a Estados, organizaciones nacionales, regionales e internacionales, a la sociedad civil y a los individuos a celebrar la jornada y promover actividades concretas, en especial de tipo educativo.

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