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Boletín UNAM-DGCS-124
Ciudad Universitaria
06:00 hs. 2 de marzo de 2014

 

   

 

EL BIOFUNGICIDA “FUNGIFREE AB”, UNO DE LOS TRES LOGROS BIOTECNOLÓGICOS DE AMÉRICA LATINA

• Creado por Enrique Galindo y Leobardo Serrano en el IBt de la UNAM, el producto que evita la antracnosis en los mangos fue reconocido por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura

• Presente desde hace un año en el mercado agropecuario nacional, también previene y controla enfermedades en cultivos como aguacate, papaya, cítricos, chile, jitomate, calabaza, pepino, sandía y melón, entre otros

El biofungicida “Fungifree ABMR”, creado por los investigadores Enrique Galindo Fentanes y Leobardo Serrano Carreón en el Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM, para evitar la antracnosis en los mangos, fue reconocido por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) como uno de los tres principales logros biotecnológicos de América Latina desarrollados en 2012.

El organismo público, con sede en Costa Rica, resalta las ventajas del producto, que inhibe –con el uso de una bacteria proveniente del follaje de la planta de mango– el desarrollo de un hongo que genera manchas negras y acelera la descomposición.

Con la bacteria Bacillus subtilis, que actúa como antagonista del hongo Colletotrichium gloeosporioides, se impide que éste genere en los mangos las manchas negras características de la antracnosis. Así, se sustituye el uso de productos químicos altamente tóxicos y dañinos para el ambiente, que dejan residuos en el fruto y limitan su capacidad de exportación. 

Orgánico y sustentable, es el primero en su tipo desarrollado totalmente en el país y desde noviembre de 2012 se comercializa en el campo nacional, a través de una alianza estratégica que Agro&Biotecnia tiene con la empresa FMC Agroquímica de México, principalmente en los estados de la costa del Pacífico.

Patentado en nuestro territorio y con presencia ampliada, “Fungifree ABMR” también previene y controla la antracnosis en los cultivos de aguacate, papaya, limón, naranja y toronja, cuyos principales productores son los estados de Michoacán, Yucatán, Veracruz y Colima.

Recientemente, también fue aprobado para su uso en el control de la enfermedad llamada “cenicilla” en solanáceas (berenjena, chile, jitomate, tomate) y en cucurbitáceas (calabaza, calabacita, melón, pepino, sandía), lo que lo convierte en el producto biológico de mayor espectro en el mercado.

“El reconocimiento lo hizo el IICA, que realiza una evaluación anual de las tendencias tecnológicas internacionales y en su reunión periódica determina los aportes que, a su juicio, son los más importantes. La distinción fue para 2012 porque salió al mercado en noviembre de ese año”, relató Galindo.

Amplían su mercado

En el campo mexicano, el biofungicida ha logrado aumentar tanto el volumen de ventas entre los agricultores como el número de cultivos en que se aplica, comentó Serrano.

 “En 2012 contábamos con registro y permiso de comercialización sólo para el control de antracnosis en mango. De entonces a la fecha hemos obtenido el registro para su uso también en el control de la misma enfermedad en aguacate, papaya y cítricos, lo cual permitió que tuviera un primer año fiscal (2013) que cumplió con las expectativas de la empresa Agro&Biotecnia, que creamos para pasar del laboratorio al mercado”, destacó.

Desde hace un par de años, Galindo y Serrano tramitan patentes internacionales para proteger el producto en Brasil, Estados Unidos y Ecuador.

“En Brasil tenemos muchas expectativas, es un mercado inmenso, de un orden de magnitud más grande que el mexicano. Sus registros son muy rigurosos, nos tomará dos o tres años conseguirlos, pero nos abrirá un gran potencial”, adelantó Galindo.

Científicos y empresarios

Tras 12 años de trabajo en laboratorio, los universitarios iniciaron en 2008 su aventura empresarial (al fundar Agro&Biotecnia) para llevar su producto científico (cuya comercialización inició en 2102) a la solución de problemas reales en el campo.

“Ser científico y empresario ha sido una experiencia enriquecedora. Permite no sólo quedarse en la parte técnica, sino entrar de lleno en la regulatoria y comercial, donde uno adquiere una perspectiva global de desarrollo”, comentó Serrano.

La ciencia básica es esencial para que un producto sea exitoso, pero es parte de un proceso en el que, si las demás fases se minimizan, existe un problema para llevar el avance tecnológico al mercado. “Esta experiencia nos da una capacidad de respuesta y de desarrollo más rápida, estamos conscientes de los criterios y cuellos de botella que hay en el camino, más allá de los problemas técnicos”, consideró.

Por su parte, Galindo señaló que ser científico y empresario ofrece una visión más amplia. “Ha sido especialmente reconfortante recibir noticias como ésta. Fue algo inesperado y estimulante saber que nuestro producto es evaluado por terceros”.

Para él, una gran satisfacción es dar respuesta a problemas reales. “Nos llaman los productores para usar un biofungicida y es muy satisfactorio responder que tenemos uno en el mercado para resolver su problema”.

Actualmente, Galindo y Serrano, junto a Carlos Roberto Gutiérrez, su otro socio en Agro&Biotecnia, combinan su trabajo en el IBt y en la empresa en torno al desarrollo de nueve prototipos para productos que podrían ser comercializables en un año.

“Los nueve prototipos, actualmente en proceso, están enfocados al control de enfermedades en cultivos agrícolas, que son de gran impacto económico y social. Son candidatos con potencial de convertirse en productos, pero aún no sabemos si todos llegarán al mercado”, adelantó Serrano.

Lo importante, concluyó Galindo, es que trabajamos en una nueva generación de productos de control biológico de fitopatógenos, que son biológicos, orgánicos y sustentables y permitirán controlar enfermedades agrícolas de distinta índole desde una perspectiva ambiental.

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