Boletín UNAM-DGCS-111
Ciudad Universitaria.
14:00 hs. 23 de febrero de 2014

 
     

AFECTO, CRUCIAL EN LA ADQUISICIÓN Y DESARROLLO DEL LENGUAJE

• A lo largo de dos décadas, el Laboratorio de Infantes de la Facultad de Psicología de la UNAM ha estudiado los procesos detrás del habla espontánea de los niños y cómo éstos aprenden palabras y a elaborar fraseso

Por más de dos décadas, los integrantes del Laboratorio de Infantes (LI) de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, han trabajado líneas de investigación básica para analizar la adquisición y desarrollo del lenguaje en niños.

En sus indagatorias abordan el habla espontánea y las interacciones de los infantes con los padres para obtener información sobre las palabras y frases utilizadas desde edades tempranas.

Además, realizan proyectos relacionados con la comprensión y la adquisición de distintas habilidades cognitivas, con los métodos experimentales y recursos de investigación más actualizados.

Los bebés cuidados por padres sensibles emiten sus primeras 50 palabras antes y desarrollan más habilidades de aprendizaje y autorregulación emocional que los que no reciben ese trato, expuso Bárbara Guerrero, del LI.

Al presentar los resultados de los trabajos coordinados por Elda Alicia Alva, responsable del espacio referido, explicó que la ausencia de afecto repercute en el desarrollo cognitivo y en el manejo adecuado de emociones, lo que tiene consecuencias negativas en el aprendizaje y en el establecimiento de relaciones sociales de los bebés, expuso en el Cuarto Seminario Bienal sobre Desarrollo e Interacción Social: Configuraciones y Contexto, realizado en la FP.

En el auditorio Luis Lara Tapia explicó que las conductas parentales sensibles son sincrónicas, recíprocas y útiles para ajustar las actividades de los padres a las necesidades y el estado emocional de sus hijos al alimentarlos, acostarlos, bañarlos o jugar.

Así, favorecen la atención conjunta hacia una actividad u objeto y brindan mayores oportunidades para aprender nuevas palabras. Debido a estas interacciones afectivas positivas, los pequeños practican la toma de turnos, esencial para establecer diálogos.

En su oportunidad, Tania Jasso, también integrante del LI, expuso que al utilizar diminutivos para transmitir cariño y afecto, los adultos facilitan la adquisición de lenguaje en los menores, al simplificar, regularizar y resaltar estructuras importantes.

El español facilita la creación de diminutivos en sustantivos y adjetivos. Estas prácticas ayudan a encontrar vocablos en distintas oraciones, habilidad conocida como segmentación del habla.

“En trabajos realizados en el laboratorio, observamos que a partir de los 30 meses de edad conocen su significado y lo utilizan para hacer alusión al tamaño de los objetos antes de incorporar el aumentativo en su habla espontánea”, dijo.

Aprendizaje de palabras

En tanto, Paloma Suárez refirió que en estudios para evaluar la adquisición de vocabulario se ha descrito que bebés de poco más de un año son capaces de aprender una nueva palabra con sólo seis repeticiones.

En los trabajos realizados en el LI, analizamos si el tiempo de reacción al mirar una imagen relacionada con un nuevo vocablo es un indicador de habilidades lingüísticas desde etapas tempranas. En el estudio participaron 75 menores de entre nueve y 15 meses.

Asumimos que si el infante dirige su mirada al objeto asociado a una palabra nueva es capaz de aprenderla. Encontramos una disminución ordenada de los tiempos de reacción al incrementar la edad de los niños, hallazgo sin precedente que implica una especialización en la respuesta a estímulos lingüísticos a partir de los 15 meses, concluyó.

—o0o—