Boletín UNAM-DGCS-107bis
Ciudad Universitaria.
16:00 hs. 21 de febrero de 2014

 
     

BEAKMAN EN UNIVERSUM

  • Ante cuatro mil espectadores, Paul Zaloom presentó su espectáculo en la explanada, en el marco de los festejos por los 75 años del Instituto de Física

    Como si el calendario hubiera dado marcha dos décadas atrás, antes de que dieran las tres de la tarde, miles de personas se reunieron para ver “al gurú del saber, al varón de la claridad, al único, al inigualable Beaaakmaan”, como en los días de infancia.
     
    La diferencia es que ahora no lo hicieron frente a un televisor, sino en la explanada de Universum, Museo de las Ciencias, y que esos niños de la década de los 90 hoy son adultos, algunos incluso inscritos en carreras como Química o Física, quizá influenciados por este personaje de bata verde y cabello alborotado.

    Uno de ellos es Neftalí Antonio Arroyo, estudiante de la Facultad de Ingeniería, que recuerda que sus primeros experimentos no los hizo en la escuela, “fueron en casa, mientras veía este show en canal 11. Beakman siempre decía ‘no intenten esto sin supervisión de un adulto’; francamente nunca le hice caso".

    Y es que la “beakmanía” está de vuelta, como demostraron los usuarios de redes sociales al enterarse de que este personaje interpretado por Paul Zaloom se presentaría en México, en el 70 Encuentro de Ciencias, Artes y Humanidades, en el marco de los 75 años del Instituto de Física de la UNAM.

    Preparativos

    Al mediodía, en un gran templete montado en la explanada de Universum, vestido de playera y visera gris, hacía pruebas de sonido y restallaba un látigo que utilizaría más tarde en uno de sus experimentos. ¿Y a ése que le pasa?, preguntaba uno de los anfitriones del museo. Sin la bata verde o la peluca, nadie reconocía al neoyorquino.

    Mientras, afuera del sitio una larga fila aguardaba para entrar. Los asistentes intercambiaban recuerdos de los 90 e incluso una mujer vendía carteles de Beakman y la rata Lester, evidentemente recién salidos de la impresora láser de su casa.

    Para recibirlo en la UNAM, 13 jóvenes se disfrazaron de científicos como Newton, Einstein y madame Curie; se pasearon por el lugar y levantaron curiosidad entre el público, que pedía tomarse fotos con ellos.

    El show debe comenzar

    En punto de las dos y media, desde las bocinas del templete se escuchó un redoble y la petición de aplausos para “el Don King del bada-bing”, el mismísimo Beakman. Los fans de la serie extrañaron a las ayudantes y sobre todo a la rata Lester, pero no a Juan Carralero, el actor de doblaje que en los 90 dio voz en español no sólo al Príncipe del Rap, sino al científico de bata verde.

    De los tiempos en que grababa El mundo de Beakman, una de las cosas que más gustaban a Zaloom era la interacción con los niños. “Me mandaban cartas con preguntas y a veces los telefoneaba de vuelta y escuchaba su emoción del otro lado de la línea; claro, todo tiene su excepción, una vez llamé a un pequeño en Chinatown y me pidió que marcara luego”, dijo Zaloom.

    Han pasado 20 años, pero Paul no ha cambiado, aún le gusta ese contacto con la gente y lo demostró en su presentación al pedir a los asistentes que subieran con él al estrado para realizar los experimentos, un alud de manos levantadas fue lo que recibió por contestación.

    ¿Es posible evitar que alguien se levante de una silla con apenas tocarle la cabeza? ¿Somos capaces de crear estallidos sónicos como los de las naves espaciales con objetos comunes? ¿Podemos inflar un globo gigantesco de un soplido? Con demostraciones sencillas respondió a cada una de las preguntas (y si alguien tiene duda de qué pasa, la respuesta es sí a las tres).

    La presentación duró poco más de media hora, cuando Beakman se despidió del público con una petición. “No se vayan, regreso enseguida”, aunque lo haría sin la bata, ahora como Paul Zaloom.

    Un cheque de 62 centavos

    La parte final de la presentación fue con Zaloom de cara desmaquillada y sin peluca. “Si querían saber si ese era mi pelo natural, no, ya ni siquiera tengo tanto como antes”, explicó al tiempo que se levantaba la gorra para mostrar una cabellera corta y gris.

    Tampoco soy científico, sino titiritero, pero eso sí, un apasionado de la ciencia, añadió.

    En las pantallas de Universum, Paul proyectó la imagen de un cheque por 62 centavos. “¿Ven eso ahí? Es real, es lo que me dieron en 2013 por las repeticiones de El mundo de Beakman y da una idea de dónde están los intereses de quienes diseñan la programación.

    Sin embargo, se dijo satisfecho por haber participado en ese proyecto. “Con frecuencia hay jóvenes que me dicen “¿sabes que me dediqué a la ciencias por ti? Es una experiencia rara pero estimulante”.

    .

    —o0o—