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Boletín UNAM-DGCS-062
Ciudad Universitaria.
06:00 hs.31 de enero de 2014

 

   

 

RECIBE ACADÉMICA DE LA UNAM PREMIO NACIONAL A LA INVESTIGACIÓN SOCIO-HUMANÍSTICA 2013

• Liliana Weinberg, del CIALC, fue galardonada por su productividad y aportaciones al campo de la teoría y crítica literaria en América Latina

 

“Formar significa también dialogar, contagiar la razón y la pasión por el conocimiento. Implica integrarnos en un espacio de encuentro intelectual que no pierda de vista la dimensión humana y la vocación humanística”, consideró Liliana Weinberg Marchevsky, académica del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la UNAM, quien recibió el Premio Nacional a la Investigación Socio-Humanística 2013, que otorga la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.

El galardón reconoce la obra y aportaciones de la universitaria en el campo de la teoría y crítica literaria en el ámbito latinoamericano, la formación de recursos humanos, la creación de grupos de investigación, además de su trayectoria internacional.

Weinberg Marchevsky indicó que estamos ante el despegue de una nueva era, la del conocimiento, en la que ya no es posible pensar en la educación como mera transmisión de contenidos, sino como un proceso formativo que ayude a las nuevas generaciones a “aprender a aprender”.

 

No sólo se trata de transmitir contenidos, “sino de enseñar a los jóvenes para que encuentren ellos mismos las herramientas del conocimiento y la comprensión, a que se apasionen por lo que hacen, se comprometan con los temas y se metan a fondo en los distintos aspectos que implican”.

En ese contexto, la ensayista y crítica literaria comentó que al leer los trabajos de sus alumnos de posgrado y licenciatura de la Facultad de Filosofía y Letras constató que, en efecto, “se logró diálogo, compromiso y apasionamiento hacia los distintos temas que se trabajan en clase, fundamentalmente el ensayo, un género que siempre queda un poco marginado con respecto a otras formas literarias y discursivas ligadas a la producción del conocimiento científico y filosófico”.

La universitaria, cuya línea principal de investigación es el ensayo latinoamericano de los siglos XIX y XX, resaltó que este género es de actualidad, pues permite comprender la realidad y sentirla. En clase enseña a sus alumnos a recuperar la experiencia propia del conocimiento, comprometerse y apasionarse con los temas que trabajan.

“Les insisto en la necesidad de comprender a los autores y las obras a partir de su querer decir, esto es, no sólo a través de las biografías individuales de los escritores, sino del momento histórico en que viven, la experiencia que han tenido en su sociedad, en su cultura”. A partir de ahí deben ver la relación entre el propio texto y el contexto y no considerarlo de forma separada.

 

 

 

Además, reiteró que defiende al ensayo como un medio que genera conocimiento. Por ejemplo, El laberinto de la soledad es uno de los textos más certeros de interpretación de México y los valores ligados a lo mexicano: “lo que hizo Octavio Paz, aunque no obedezca a los requisitos de la historia como disciplina académica, es una interpretación brillante de los valores que acompañan a una sociedad, una interpretación que se funda a través de su propio proceso interpretativo; la clave es que todo ensayo debe estar bien fundamentado”.

En la actualidad, junto con sus colaboradores de instituciones nacionales e internacionales, desarrolla la línea de estudio “El ensayo en diálogo, hacia una lectura densa del ensayo”, que cuenta con financiamiento del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.

En este caso, dijo, me interesa rescatar el diálogo intelectual, el aspecto de amistad que se genera a través de este tipo de textos, pues a partir de ellos se tejen redes de sociabilidad intelectual que se imbrican con proyectos editoriales como revistas y periódicos. Es un género que pertenece a una familia más grande: la prosa de ideas, que abarca una gama de textos en prosa no estrictamente ficcional en el que participan las cartas, discursos públicos, conferencias y artículos periodísticos.

En cuanto al premio, comentó que se trata de una distinción importante porque es la primera ocasión que se reconoce la investigación socio humanística. “Mi formación de origen se dio en el campo de la antropología y luego me dediqué a la literatura; es así como en mi propio perfil reúno lo social y lo humanístico”.

Además, “el premio mismo, al reunir ambas dimensiones, constituye una invitación para pensar en el papel de las humanidades en nuestra época”.

 

Trayectoria

Weinberg Marchevsky es doctora en Letras Hispánicas por El Colegio de México (1991); doctora honoris causa por la Universidad Nacional y Kapodistríaca de Atenas, Grecia (2011). Es investigadora nivel III del SNI y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias.

Entre sus estudios sobre escritores latinoamericanos se cuentan los dedicados a Esteban Echeverría, Domingo Faustino Sarmiento, Ignacio Ramírez, José Martí, Rubén Darío, José Enrique Rodó, José Vasconcelos, Alfonso Reyes, Pedro Henríquez Ureña, Ezequiel Martínez Estrada, Jorge Luis Borges, Octavio Paz, Mariano Picón Salas, Max Aub, Jesús Silva Herzog, Leopoldo Zea, Fernando Ortiz, Gilberto Freyre y Darcy Ribeiro, así como a escritores y pensadores del exilio español como Max Aub, José Gaos y Tomás Segovia.

Asimismo, se interesa por la tradición crítica en América Latina, con trabajos sobre las ideas estéticas de Alfonso Reyes, Pedro Henríquez Ureña, José Carlos Mariátegui o Ángel Rama.

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