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Boletín UNAM-DGCS-034
Ciudad Universitaria.
13:00 hs. 17 de enero de 2014

 

   

 

PREOCUPANTES, INFECCIONES URINARIAS POR E. COLI

• Algunas cepas de esta bacteria son multirresistentes a los antibióticos y muy virulentas. Urge tomar medidas para combatirlas

Las infecciones del tracto urinario se han vuelto preocupantes por la creciente presencia de cepas de la bacteria Escherichia coli uropatógena (UPEC, por sus siglas en inglés) multirresistentes a los antibióticos.

A pesar de su gravedad, en México casi no se conocen estas cepas de E. coli, responsables de la mayor parte de las infecciones urinarias, de entre 70 y 90 por ciento de los siete millones de casos de cistitis aguda y de los 250 mil casos de pielonefritis que se reportan cada año en Estados Unidos.
 
Como parte de un estudio hecho en la Ciudad de México, de 2004 a 2007 se analizaron 119 muestras de E. coli provenientes de la orina de pacientes con una infección urinaria no complicada. El serotipo predominante fue O25:H4 (21 por ciento).

Se encontró una resistencia a los antibióticos distribuida de la siguiente manera: a ampicilina, 83 por ciento; a piperacilina, 53 por ciento; al grupo fluoroquinolonas, de 55.5 a 60.6 por ciento; y a trimetropin/sulfametoxazol (TMP/SMX), 56.4 por ciento. Además, 36 muestras fueron multirresistentes a los antibióticos que por lo común se utilizan contra este tipo de infecciones; de ellas, 13 se identificaron como la clona O25:ST131 de E. coli, ampliamente distribuida en el mundo.

Ésa fue la primera vez que se estableció la presencia en México del grupo clonal O25:ST131 de E. coli, que ha sido relacionado con una gran resistencia a los antibióticos y una alta virulencia.

“La multirresistencia a los antibióticos identificada en este estudio indica que el uso de ampicilina, fluoroquinolonas y TMP/SMX se debe revisar al elegir una terapia empírica contra una infección urinaria”, indicó Ángel Manjarrez Hernández, investigador del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.

Infecciones recurrentes

Hace unos 10 años se empezó a ver que las infecciones del tracto urinario eran recurrentes en algunas personas, es decir, que podían tener de tres a seis episodios infecciosos en un año.

“Recientemente se ha observado que las cepas de UPEC multirresistentes a los antibióticos invaden las células de la vejiga, con lo cual serían doblemente invasivas porque, además de entrar en el tracto urinario, suben por la uretra hasta la vejiga, donde se adhieren a la mucosa e invaden las células de ésta, que se cierran y las dejan en su interior (ahí se dividen y forman comunidades bacterianas intracelulares)”, explicó.

En un inicio estas cepas de UPEC no destruyen a las células, pero sí las alteran y permanecen en ellas, lo que les permite evitar los antibióticos, que sólo eliminan a las bacterias que están en la orina (los macrófagos de la respuesta inmunitaria, por su parte, no detectan a las que se hallan escondidas en las células).

Dentro de las células, las bacterias forman una biopelícula o monocapa con bacterias en diferentes etapas de crecimiento: jóvenes, viejas y quiescentes o inactivas. Permanecen ahí durante semanas, meses o años, a medida que las células se recambian, son liberadas por éstas.

Filamentos bacterianos

Este mecanismo de invasividad podría ser el origen de las infecciones recurrentes que se presentan dos semanas o hasta tres meses después del tratamiento primario.

“Los médicos clínicos tienen que saber que son cepas invasivas de UPEC y que los tratamientos no deben ser de tres, siete o 15 días, sino que dependerán del tipo de cepa de que se trate”, dijo Manjarrez Hernández.
 
Estas últimas se han encontrado en las células que se descaman de algunos pacientes (durante la micción es normal que se eliminen células de descamación de la vejiga).

En micrografías de una paciente mexicana con una infección urinaria crónica se puede observar que las cepas forman largos filamentos, de hasta 15 bacterias adheridas unas a otras, listas para salir del interior de una célula. Estos filamentos bacterianos están cubiertos como las vainas de frijoles para protegerse más de los antibióticos.

“He sabido de casos de personas que reciben tratamiento y la infección urinaria desaparece, pero después de dos o tres semanas regresa; así, la infección puede durar años. Según algunos de los expertos a nivel mundial con los que he hablado, hasta el momento no hay nada que hacer para erradicar estas cepas invasivas de UPEC.

“La comunidad médica aún no reconoce sus características. Es como lo que sucedió con Helicobacter pylori: su descubridor tardó más de 10 años en convencer a la comunidad científica de que la gastritis y las úlceras pueden ser causadas por esta bacteria, que también es invasiva”, recordó.

 

Mujeres, más propensas

Las infecciones del tracto urinario son más comunes en mujeres que en hombres (se calcula que la mitad de la población femenina en el orbe padece una infección urinaria antes de cumplir los 30 años). Por lo regular, quienes las adquieren son las niñas en sus primeros tres años de vida, las mujeres sexualmente activas y las mayores de 70 años.

“A los tres años de edad, no pueden asearse bien después de defecar, de modo que las heces llegan con facilidad a la zona genitourinaria. Recordemos que E. coli habita normalmente en la materia fecal”, apuntó el universitario.
 
En el caso de las mujeres sexualmente activas, corren más riesgos de infectarse debido a que durante un encuentro íntimo la bacteria puede entrar por la uretra, que se localiza muy cerca de la vagina. Y en el de las mayores de 70 años, como su sistema inmunitario está debilitado, la bacteria penetra con mayor facilidad en su tracto urinario.

Estas infecciones también son frecuentes en los diabéticos y las embarazadas (éstas tienen tres o cuatro veces más posibilidades de infectarse que otras mujeres).

No todas las cepas de E. coli son uropatógenas. Algunas no tienen las adhesinas para unirse a la mucosa y son eliminadas por el flujo de la orina (que al salir limpia de bacterias los uréteres) o por la respuesta inmunitaria.
 
“Pero éstas, como la mayor parte de los patógenos, tienen sistemas que les permiten evadir la respuesta inmunitaria del individuo, por lo tanto, sobrevivir en la vejiga y la uretra y, con menor frecuencia, en los riñones, donde causan infecciones más serias, como la pielonefritis”.

 

Dos litros de agua al día

Algunas personas tienden a desarrollar infecciones urinarias y otras nunca tendrán una en su vida, aunque mantengan relaciones sexuales de riesgo. Sin embargo, hay hábitos personales que sí las favorecen, como tomar poca agua. “Ahora bien, no se debe exagerar el consumo, lo más sano es tomar dos litros al día”, recomendó.

Asimismo, advirtió que no es adecuado aguantarse las ganas de orinar, porque entonces estas cepas de UPEC tienen tiempo de multiplicarse dentro de la vejiga. En cultivo, normalmente se duplican cada 20 minutos. Si tomamos agua y orinamos cada vez que lo necesitemos, disminuimos las probabilidades de que se multipliquen porque las eliminamos.

En agua y alimentos contaminados

La forma más común de adquirir cualquier cepa de E. coli es mediante la ingesta de agua y alimentos contaminados (las bacterias colonizan el tracto gastrointestinal y forman parte de su flora).

“En la mayoría de los casos, las cepas gastrointestinales de E. coli no son patógenas, no producen sintomatología, pueden vivir dentro de nosotros en un buen equilibrio, sin causarnos problemas, pero si por alguna circunstancia las cepas de UPEC están cerca de la uretra, por ejemplo, es común que entren por ahí en el tracto urinario durante las relaciones sexuales y causen una infección”, comentó el investigador.

Necesaria, más investigación en el país

Cada área geográfica, cada país debe hacer su propia investigación porque las cepas de UPEC de Europa, Japón, Estados Unidos y México tienen distintas características, además, su resistencia a los antibióticos y sus factores de virulencia también son diferentes.

“Por eso necesitamos hacer más investigación en nuestra nación, para conocer y caracterizar cepas propias y diseñar una forma de diagnóstico más precisa que nos indique su virulencia”, afirmó.

En pocas palabras, los médicos clínicos deben saber que existen estas cepas de UPEC peligrosas e invasivas y modificar su tratamiento.

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