“Soy una especie de ciempiés, cada patita
se interesó en un tema en especial, no podía resistir
la tentación de abordar diversos asuntos, actividad que he
procurado hacer a profundidad”, consideró Roger Bartra
Murià, al explicar por qué a lo largo de su trayectoria
profesional ha abordado diferentes estudios que transitan entre
la historia, la filosofía, la sociología política
y, más recientemente, el cerebro.
Desde hace más de 10 años, el antropólogo
mexicano realiza indagaciones sobre la relación entre la
neurobiología y la cultura. “Así, al estudiar
los mitos de lo salvaje (contrapunto indispensable para entender
lo civilizado), fueron muchos años de dedicación,
aunque en ocasiones son pistas simultáneas”, comentó
el emérito del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS),
quien recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2013,
en el rubro de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía, que
reconoce la calidad y originalidad de su obra como antropólogo,
sociólogo, escritor y ensayista.
“Soy arqueólogo y me dediqué a estudiar
los temas de la sociedad azteca antigua, apliqué una serie
de conceptos que provenían de Marx y que se sintetizaban
en el modo de producción asiático, es decir, explicar
las sociedades prehispánicas, sobre todo las más avanzadas,
como una combinación de un poder central fuerte y con alto
nivel cultural, con una economía rural aldeana relativamente
atrasada y dispersa, así como con una relación tributaria
entre las comunidades y el poder central”.
Ahí, dijo, está planteado mi interés
por las cuestiones agrarias. “Al concluir mi carrera de Arqueología,
inicié la de Etnología y Antropología Social;
mi interés básico fueron las cuestiones agrarias y
la situación del campesinado, la cual no tendría sentido
si no se estudian los mecanismos políticos que habían
condicionado, en buena medida, el atraso, pero también el
hecho de que ese segmento fuese la base del poder político
en México”.
A partir de esos estudios, Bartra Murià se interesó
en los mecanismos políticos y en los problemas de la estructura
política nacional. “Ese autoritarismo que caracterizó
al país por mucho tiempo, que no sólo estaba basada
en la represión, sino en unos procesos de legitimización,
que incluían el nacionalismo, el culto a la identidad nacional
del mexicano. A partir de ahí me percaté que había
dos temas, el del pueblo salvaje atrasado indígena y el pueblo
melancólico, por lo que pensé en estudiar el origen
de estos mitos”.
De esta última investigación, sus colaboradores
consideran que es su más brillante aportación, “contrapunto
indispensable para entender lo civilizado”. Después,
el universitario abordó el tema de la melancolía como
enfermedad mental y, a partir de éste, saltó al área
que hoy le ocupa: las neurociencias.
El cerebro
“En estos momentos trabajo todavía sobre el
tema de las relaciones entre la cultura y los circuitos neuronales
y preparo una nueva edición del libro Antropología
del cerebro, el cual, junto con el texto Cerebro y libertad,
será publicado en la próxima primavera, en una
misma edición en su versión en inglés del Cambridge
University Press”, expuso.
Dicha investigación, prosiguió, está por llegar
al final “porque no han habido avances científicos
espectaculares en los últimos cinco años para volver
sobre las hipótesis que he desarrollado y ya divulgué,
aunque existen algunos aspectos que sí tengo interés
en explorar, sobre todo para redondear el libro que será
publicado en inglés y poco después en español”.
Por otra parte, consideró que un científico
social puede entender temas especializados, como las neurociencias,
a base de estudiar. “No es complicado, todo es cuestión
de tiempo y de leer. Hay artículos sumamente especializados
más difíciles de asimilar que otros, sin embargo,
he tenido la suerte de recibir la ayuda de neurocientíficos
que me han guiado y orientado; en ese sentido, han sido como mis
maestros, como si iniciara una nueva carrera”.
La gente del área de humanidades se asusta mucho
si ve textos en donde existen fórmulas matemáticas,
cuestiones químicas o información particular de neurobiología,
pero en realidad no son tan difíciles, “en general,
si se tiene buena voluntad y no nos asusta, son fáciles de
comprender, lo mismo habría que decir a físicos, neurocientíficos,
biólogos o químicos, ellos deben hacer un esfuerzo
para entender cómo funcionan las ciencias humanas”.
Finalmente, expresó que los premios en general “son
una situación singular que a veces incomoda y, al mismo tiempo,
alegra. Deben ser un estímulo para continuar nuestra labor,
sin embargo, no hay que trabajar para conseguirlos; si éstos
orientaran el trabajo de investigación y académico,
vamos por mal camino”.
Trayectoria
Como científico social, investigador y ensayista,
Roger Bartra ha desarrollado una obra de gran valor y ha realizado
aportaciones fundamentales en diversos campos. Como sociólogo
y antropólogo, ha producido una obra polifacética
original. Su labor ha adquirido reconocimiento internacional, de
ahí que casi todos sus libros y ensayos significativos hayan
sido traducidos y publicados en inglés.
Es el investigador mexicano dedicado a las ciencias humanas,
sociales y políticas más traducido al inglés
(siete libros). Ha sido profesor en universidades en Venezuela,
Estados Unidos y Europa. Fue el guionista de la película
Etnocidio de Paul Leduc. Es Honorary Research Fellow en
el Birkbeck College de la Universidad de Londres.
—oOo—