Con el proyecto universitario Responsabilidad social
en la tenencia de animales de compañía, residentes
de un conjunto habitacional en avenida del Imán se han sensibilizado
con el problema que representan las heces de los perros que ahí
cohabitan. Ese aspecto, junto con la presencia de fauna silvestre,
coloca a los vecinos en riesgo de zoonosis (enfermedades transmisibles
de animales a humanos).
Blanca Lilia Gaspar del Angel, de la Escuela Nacional de
Trabajo Social (ENTS) y Bertha Guadalupe Sánchez Dorantes,
del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina
(FM), trabajan en este plan desde el 2008.
Una de las primeras acciones en la unidad habitacional,
dijo la investigadora de la ENTS, fue la elaboración de un
mapa para detectar los riesgos ambientales percibidos por los habitantes,
como residuos sólidos, heces de canes, gatos y ardillas,
así como otro tipo de contaminantes como pilas y automóviles
abandonados.
Asimismo, levantaron un censo en mil departamentos para
saber cuántos animales de compañía había;
280 reportaron tener al menos uno (preferentemente razas pequeñas),
pero sólo cuatro estar al día con vacunas antirrábicas,
esterilización y desparasitación.
Los perros sin esquema de vacunación posiblemente
tengan parásitos que eliminan al defecar; esas heces se pulverizan
al secarse y pueden ser respiradas por los humanos, lo que da lugar
a diversas afecciones. El Distrito Federal presenta problemas de
zoonosis por fecalismo canino; su manejo inadecuado origina 620
toneladas de excrementos cada día, indicó Gaspar del
Angel.
Resultados
Aunque la participación de los residentes no se
ha incrementado, muchas personas, más que al inicio del proyecto,
recolectan los desechos de sus animales, no obstante, “trabajar
ahí, en ese aspecto, no ha sido fácil”, admitió.
Si bien es cierto que el problema no desapareció,
sí disminuyó la cantidad de heces, en comparación
con el comienzo de esta labor, en 2008, entre otros motivos porque
la población se informó y cobró conciencia.
Además, se espera que las autoridades delegacionales proporcionen
infraestructura que favorezcan cambios de comportamiento.
Con los años se han observado modificaciones en
el conocimiento de los animales de compañía, en el
trato hacia ellos y en el comportamiento de los dueños, particularmente
al levantar las heces. Además, la población de la
unidad ha demandado la colocación de contenedores para depositar
esos desechos, destacó.
En una siguiente fase del proyecto, que se aplicará
a mediados del 2014, las universitarias verificarán qué
acciones han tomado los residentes ante las autoridades locales.
Intervenciones educativas ambientales
En el área, que las investigadoras seleccionaron
por el nivel educativo y la condición socioeconómica,
factores que, supusieron, harían más responsables
a los dueños, llevan a cabo intervenciones educativas como
talleres. Con ello, los participantes se enteran de los riesgos
de no vacunar, esterilizar y desparasitar a sus animales de compañía.
Además, recurrieron a otro medio: el sensorama,
una cabina en la que, mediante estímulos visuales, auditivos
y táctiles, los vecinos son informados sobre la tenencia,
salud pública y animal, así como responsabilidad social
y legal.
Las intervenciones y talleres informativos fueron posibles
con recursos propios de las investigadoras, que se apoyaron en grupos
de prácticas de la ENTS, específicamente de la asignatura
de Prácticas, que se imparte en el sexto y séptimo
semestres.
Fauna silvestre
Gaspar del Angel habló de la fauna silvestre en
la unidad habitacional, que colinda con Ciudad Universitaria y resaltó
el exceso de ardillas, cucarachas, alacranes y ratas.
“Los tlacuaches que viven en CU se van a la unidad
habitacional porque es su sitio natural, pero por su apariencia
son sacrificados y para ello utilizan rifles de diábolos”,
comentó.
Caso contrario ocurre con las ardillas, que son protegidas
y alimentadas; en consecuencia, su número va a la alza. “Sin
el tlacuache, su predador natural, la población de ardillas
supera la esperada y provoca, entre otras cosas, riesgo de zoonosis,
además de transmisión de pulgas y garrapatas”.
Finalmente, enfatizó que esta investigación
conjunta con Sánchez Dorantes se centra en el aspecto social,
hábitos y comportamientos de salud relacionados a factores
de riesgo por la presencia de zoonosis, problemática que
ocurre porque el ser humano invade las áreas naturales.
La Ley de Cultura Cívica del DF indica que deben
responsabilizarse de inocularlos, desparasitarlos, pasearlos con
cadena y con su respectiva placa de identificación, así
como tener a la mano el carnet de salud. De acuerdo a la Organización
Panamericana de la Salud, si los ciudadanos cumplen con esos deberes,
mejoran los índices de salud pública.
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