Boletín UNAM-DGCS-771
Ciudad Universitaria
06:00 hs. 26 de diciembre de 2013.
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Enrique Ramírez García
En el Museo de Colecciones Biológicas de la Estación de Biología Chamela se encuentran las colecciones más completas de avispas, abejas, escarabajos de antenas largas y moscas polinizadoras de todo el país. También están representadas la flora y fauna de ese bosque tropical caducifolio.

MUSEO DE LA ESTACIÓN DE BIOLOGÍA CHAMELA, ESPACIO DE INVESTIGACIÓN Y DIFUSIÓN

• Ahí se encuentran las colecciones más completas de avispas, abejas, escarabajos de antenas largas y moscas polinizadoras de todo el país
• Concentra el conocimiento que se tiene de la biodiversidad de la región, expuso Enrique Ramírez García, curador de este espacio
• Resguardan más de 100 mil ejemplares y están representadas mil 200 especies de plantas, 270 de aves, 72 de mamíferos, 46 de reptiles, 20 de anfibios y más de dos mil de invertebrados, entre ellos, caracoles, insectos y arácnidos

El Museo de Colecciones Biológicas de la Estación de Biología Chamela, del Instituto de Biología (IB) de la UNAM, es un importante espacio de investigación y difusión de la ciencia. Ahí se encuentran las colecciones más completas de avispas, abejas, escarabajos de antenas largas y moscas polinizadoras de todo el país.

También están representadas la flora y la fauna de ese bosque tropical caducifolio (conocido como selva baja caducifolia, bosque seco, bosque seco estacional o selva seca) y se concentra todo el conocimiento que se tiene de la biodiversidad de esa región jalisciense, donde tres mil 200 hectáreas están bajo resguardo de la UNAM.

Enrique Ramírez García, curador de este espacio que cuenta con ejemplares que datan de tres décadas, señaló que se trata de un centro de información de gran utilidad para hacer investigación y generar conocimiento nuevo.

Hay muchos ejemplos de especies provenientes de Chamela que fueron descritas para la ciencia, es decir, que se descubrieron y fueron dadas a conocer a la comunidad científica. Un caso es la planta Jatropha chamelensis, recolectada el 19 de septiembre de 1974.

A esa riqueza biológica se suma otra: las plantas y animales endémicos. “Tenemos conocimiento de 112 especies de flora y 88 de fauna con esa característica. Eso le da más valor a nuestras colecciones biológicas”. Ejemplo de ellos son anfibios, reptiles, insectos, aves y mamíferos como el zorrillo pigmeo (Spilogale pygmaea).

En las colecciones están representadas mil 200 especies de plantas, 270 de aves, 72 de mamíferos, 46 de reptiles, 20 de anfibios y más de dos mil de invertebrados, como caracoles, insectos y arácnidos.

De ese modo, el Museo resguarda más de 100 mil ejemplares, cifra importante si se considera que es una colección regional y que de manera constante ingresan nuevos materiales, explicó el universitario.

Luego de la recolecta en campo, los ejemplares se procesan hasta que la información respectiva va a parar, en forma digital, a una base de datos y, de forma física, a un anaquel como parte de la colección. “Tenemos material que está en ese proceso”, acotó.

Asimismo, precisó que continúa el descubrimiento de organismos; “de los grupos grandes, como vertebrados, mamíferos, aves, anfibios y reptiles, se conoce la totalidad de lo que existe, pero aún faltan por conocer invertebrados como grupos de moscas, que no han sido estudiados.


Ramírez García recordó que los primeros trabajos que se hicieron en esa reserva natural fueron para conocer qué especies de plantas y animales existían, de lo cual se generaron listados de especies y publicaciones. Hoy, no sólo se cuenta con una buena representación de los habitantes de la región, sino de otras.

Eso ocurre porque si un investigador terminó de conocer su grupo de estudio para este sitio, continúa su trabajo en el mismo ecosistema (selva seca), pero en otras partes del país. En el caso de los escarabajos de antenas largas y de las moscas polinizadoras, por ejemplo, se tiene representación de entidades como Sonora, Nayarit, Oaxaca y Guerrero, donde también hay bosque tropical caducifolio.

El comienzo

La Estación de Biología Chamela se inauguró hace más de 40 años, pero la recolección de organismos comenzó antes. En 1971 fue donado a la UNAM un terreno de mil 600 hectáreas cubierto de selva en la costa de Jalisco. Entonces, los primeros biólogos comenzaron a visitar y conocer el sitio.

Debido a que no había condiciones para resguardar los materiales recolectados en el lugar, se procesaban y estudiaban en el Instituto de Biología, en Ciudad Universitaria. Ya en la década de los 80, con las instalaciones adecuadas, muchas de las colecciones regresaron a Chamela para formar el acervo.

Hoy se cuenta con instalaciones destinadas a su resguardo, con humedad y temperatura controladas que garantizan la conservación del material, sobre todo si se considera el ambiente tropical de Chamela.

En el acervo también hay osamentas. Por ejemplo, hace poco se recuperó un delfín muerto en estado de descomposición; “lo enterramos en la arena, marcamos el lugar y regresamos para rescatar el esqueleto. Lo tenemos completo”.

Luego de un proceso de limpieza y blanqueamiento, se podría armar con fines didácticos o para almacenarse como huesos. Probablemente ocurra lo primero, pues “hice el registro fotográfico al encontrarlo, al recuperar el esqueleto y en el proceso de armado. Si se presenta a los niños esa información en un diaporama y después lo ven físicamente, resultará interesante. Nos valemos de las colecciones para llegar al público y enseñar algunos aspectos de la biodiversidad”.

Otras formas de divulgación son pláticas, talleres, exposiciones y juegos didácticos, como un memorama o una lotería de la diversidad biológica de Chamela, donde están representadas diferentes especies de flora y fauna.

“Los pequeños de esta zona conocen muchos organismos, pero con nombres locales; en la carta se incluye la denominación común y la científica, así como un folleto con información de cada especie”, expuso el universitario.

También se han generado revistas especializadas y libros específicos de la reserva de Chamela y algunos más generales en torno a las selvas secas del Pacífico mexicano.

En los proyectos de investigación para entender este ecosistema intervienen equipos multidisciplinarios de científicos: biólogos, ecólogos, taxónomos, fisiólogos, genetistas, geógrafos y médicos veterinarios, entre otros, así como un sinnúmero de técnicas y metodologías, como estudios moleculares.

Finalmente, Ramírez García alertó sobre la presión que ejercen los desarrollos turísticos sobre la reserva. “Utilizan agua de los arroyos que nutren a la selva y si extraen grandes volúmenes se afectará a este ecosistema y a los esteros”.
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PIES DE FOTO

Foto Portal 23

Fotos página 27, 35, 28, 34, 45, 42 y 46

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Fotos

Enrique Ramírez García, curador del Museo de Colecciones Biológicas de la Estación de Biología Chamela.