La producción de etanol derivado de la caña
de azúcar, con aplicaciones en el transporte y la generación
de electricidad de consumo local, es posible en ingenios del país,
sin embargo, muchos de ellos están desaprovechados, consideró
Arón Jazcilevich Diamant, del Centro de Ciencias de la Atmósfera
(CCA) de la UNAM.
Ante ello, se llevó a cabo el proyecto “Biocombustibles
en México: una alternativa para la reducción de la
dependencia de los hidrocarburos y para la mitigación de
los gases efecto invernadero”, del Programa de Investigación
en Cambio Climático (PINCC) de la UNAM, cuyo resumen se publicó
en la revista Energía 360, con el título:
“En México devalúan el potencial de las alternativas”,
donde se explora el uso de ese compuesto en el país.
En territorio nacional “los ingenios están
desaprovechados desde el punto de vista energético, pues
además de producir azúcar podrían derivar en
etanol y generar electricidad para satisfacer las demandas locales”,
refirió el investigador.
Se realizaron estudios de campo en el ingenio de Tamazula,
Jalisco. Ahí, al producir electricidad aumenta su rentabilidad,
pues además de contar con energía para sus procesos,
se tiene la capacidad de vender la sobrante, agregó.
Producir etanol y sustituir parcialmente al petróleo,
junto con otras energías renovables, puede mejorar las posibilidades
del país en la materia. “Siempre que se haga en forma
adecuada, reduce emisiones de gases de efecto invernadero”,
aclaró.
El proyecto conforma un capítulo de un libro que
editará el PINCC, junto con las colaboraciones de otros investigadores.
Además, sirvió para que Javier Manríquez, egresado
de la carrera de Ingeniería Industrial de la Facultad de
Ingeniería (FI), se titulara al enfocar su tesis en el balance
energético.
Durante un año, las pruebas realizadas en automóviles
en instalaciones del CCA y del Laboratorio de Emisiones de la FI,
se alternaron con visitas al ingenio de Tamazula. El proyecto universitario
se aplicaría básicamente a combustibles y gasolina
de automóviles.
“Se hicieron con base en mezclas de seis por ciento
de etanol de caña de azúcar (en Estados Unidos usan
entre 10 y 15 por ciento, pero derivado del maíz). En los
ensayos, los autos mantuvieron buen rendimiento, sin afectaciones
mayores. Más aún, unidades con filtro catalítico
consiguieron emisiones dentro de las normas”, señaló
Jazcilevich Diamant.
Los experimentos del proyecto se realizaron con gasolina
sin metil tert-butil éter (MTBE), aditivo presente en las
gasolinas. El vehículo funcionó bien en términos
generales, con rendimientos similares.
Beneficios del etanol
Al ser cuestionado sobre la conveniencia del etanol, el
universitario explicó que al invertir una unidad de energía
no renovable en su producción, es posible recuperar cinco
unidades de energía; a veces esa cifra podría elevarse
hasta a nueve. Es el único biocombustible de primera generación
capaz de hacer esto.
Asimismo, acotó, el empleo de ese compuesto, bajo
las condiciones adecuadas, podría capitalizar al campo, a
las industrias agrícolas y sustituir algunas importaciones,
incluidas las de MTBE. De igual manera, resaltó la importancia
de aplicarlo con cuidado para disminuir las emisiones de gases de
efecto invernadero.
En la producción de etanol derivado de la caña
de azúcar, Brasil lleva años de práctica, ello,
aunado a que ese país tiene mejores condiciones geográficas
para su producción, hace posible generar más electricidad
y elevar la eficiencia de los ingenios. “México también
debe sacar provecho de sus ventajas geográficas”, concluyó.
—oOo—