La exportación de productos con alto valor agregado
representa un área de oportunidad para impulsar la economía
nacional. El problema consiste en que no hemos sabido qué
exportar a China, planteó Enrique Dussel Peters, de la Facultad
de Economía (FE) de la UNAM.
En conferencia de medios, para presentar el número
más reciente de Monitor de la manufactura mexicana, el coordinador
del Centro de Estudios China-México (Cechimex) aludió
a la necesidad de impulsar, principalmente, las exportaciones de
electrónicos, autopartes y textiles, para superar las estimaciones
de crecimiento económico del país, que este año
no rebasarán el uno por ciento.
Al comentar la décima edición de la publicación
referida, explicó que México importa 10 productos
por cada uno que vende a China, principalmente, petróleo
y cobre, elementos con un mínimo valor agregado. La clave
consiste en exportar las manufacturas que requiere esa economía
asiática.
Al hacer un comparativo, señaló que hasta agosto del
2013, las importaciones de Estados Unidos se redujeron y, a la par,
China aumentó sus exportaciones. Este cambio estructural
es fundamental para trazar las políticas económicas
del país, basadas en negociaciones bilaterales con la nación
asiática, que registra niveles de crecimiento superiores
al siete por ciento.
Además, la actualización, modernización
y profundización de los acuerdos comerciales y de inversión
con los que contamos, como el Tratado de Libre Comercio (TLC) con
Estados Unidos y Canadá, y de las alianzas con Japón
y la Unión Europea, son medidas estratégicas para
el aparato productivo nacional, sostuvo.
Pérdida del poder adquisitivo
Al referirse al tortillímetro, índice
que mide el cambio del nivel de vida de la población mexicana,
informó que entre 1976 y 2013 el poder adquisitivo del salario
mínimo registró una caída de 73 por ciento.
Mientras en 1984 un trabajador podía comprar 32 kilogramos
de tortillas, en septiembre pasado la percepción alcanzaba
para 5.1 kilos.
A la merma de los minisalarios, se suma la creciente eventualidad
del mercado laboral. En la última década, el empleo
temporal aumentó de manera significativa, pues dos de cada
tres personas que integran la población económicamente
activa (PEA) no logran un trabajo formal y permanente con prestaciones
sociales, explicó.
Dussel Peters señaló que al segundo trimestre
del 2013, la inversión fija bruta registró una caída
abrupta en todos los sectores productivos, con excepción
de la maquinaria y equipos importados. Entre otros factores, por
el escaso valor agregado de las exportaciones mexicanas.
Además, el tipo de cambio mantiene una subvaluación
del 20 por ciento, lo que genera efectos negativos en la industria
de manufacturas.
El 93 por ciento de las empresas en este rubro reciben
financiamientos con proveedores. Siete de cada 10 que solicitan
apoyos, no lo obtuvieron. “Este es uno de los factores más
relevantes para comprender la falta de crecimiento del sector”,
detalló.
Al tercer trimestre del 2013, el crecimiento del producto
interno bruto industrial superó el aumento del indicador
total. Si bien se registró una ligera mejoría en la
participación de la manufactura en el PIB nacional, desde
hace una década los empleos en el sector manufacturero se
han reducido.
En este rubro, los sectores de alimentos, cuero, piel y
prendas de vestir no se han recuperado con respecto a los niveles
de 2008, subrayó.
El aumento de la productividad que registra el sector manufacturero
no se refleja en el incremento de los salarios de los trabajadores
que laboran en la industria. Sólo en tres sectores de 23
que integran este rubro se presentó el aumento del rendimiento
y las percepciones, refirió.
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