En gran parte de la literatura sobre la obesidad, se indica
que es producto de la transición alimentaria y nutricional,
“como si se tratara de un fenómeno nuevo. Sin embargo,
sus raíces son más profundas e importantes, por lo
que la literatura nutricional debe hacer una investigación
histórica acerca de los efectos de esas variaciones en la
ingesta de las poblaciones afectadas”, comentó en la
UNAM Jonathan D. Ablard, historiador estadounidense.
Al impartir la conferencia Historia de la obesidad
en América Latina, un problema moral, médico y político,
el profesor asociado del Ithaca College, Estados Unidos, apuntó
que su hipótesis es “que el cambio en la alimentación
emerge de fuerzas complejas de índole local, regional, nacional
e internacional.
“Creo que la alianza entre el Estado comprometido
con empresas nacionales y multinacionales contribuyó en mucho
a crear este problema, cuya solución está en manos
de la sociedad civil”.
En el acto, organizado por el Centro de Investigaciones
Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH), el especialista
en historia de la medicina y la psiquiatría expuso parte
de su línea de investigación, en la que aborda los
cambios nutricionales como responsables de la obesidad en América
del Norte, Latinoamérica y El Caribe.
Asimismo, resaltó que la historia es una disciplina
que puede contribuir a mejorar el entendimiento de la transición
alimenticia (cambios en la dieta) de los afectados en dichas regiones.
“Finalmente, creo que las soluciones vendrán de un
conocimiento histórico”.
En su exposición mostró un mapa de la prevalencia
de la obesidad en el mundo, donde Estados Unidos, México,
Venezuela, Belice, algunas islas de el Caribe y Nueva Zelanda, entre
otros, tienen las mayores tasas de obesidad.
La situación de Belice se debe a que importa comida
desde la época de los piratas. El proceso de consumir alimentos
procesados es añejo, lo que es indicador de la importancia
de los cambios políticos y sociales, abundó.
También destacó que la literatura nutricional
refiere causas “clásicas” de la obesidad, como
el intercambio de comida y la llegada de alimentos de todas partes
del mundo, a consecuencia de la globalización; publicidad
y promociones de compañías extranjeras, así
como emergencia de agronegocios y de empresas transnacionales de
alimentos.
Además, el desarrollo del neoliberalismo en el marco
global, la urbanización y cambios culturales y su influencia
en las formas de comer y vivir, entre otros aspectos. “Pienso
que cada uno de los puntos referidos tiene una historia y nos indican
algo importante para comprender, con mayor profundidad, cómo
llegamos a este problema”.
Si bien una de las razones de la transición alimentaria
es la urbanización, los historiadores “debemos preguntarnos
cuáles son los rasgos de ese proceso, pues se trata de un
fenómeno histórico con características distintas
para cada país”.
Jonathan D. Ablard comentó que el problema en Estados
Unidos aún es agudo, a pesar de la tecnología y los
avances en la medicina.
La obesidad presenta patrones comunes entre territorios
limítrofes. Es un proceso transnacional; no se le puede entender
si se estudia en forma aislada a un país, deben abordarse
los afectados en conjunto.
Se ha probado que en cinco años los migrantes que
llegan a Estados Unidos ven mermada su salud debido a los cambios
de alimentación. “Empiezan a aproximarse al peso promedio
de los estadounidenses, aunque ése no es un fenómeno
nuevo”, concluyó.
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