En la actualidad, las diferentes organizaciones nacionales
e internacionales que estudian el cambio climático realizan
un diagnóstico equivocado de los huracanes (en el Pacífico
son conocidos como “tifón”), mencionó
Víctor Velasco Herrera, investigador del Instituto de Geofísica
(IGf) de la UNAM.
Además, estas organizaciones deberían dar
los lineamientos de políticas climáticas concretas
a cada nación para el desarrollo económico, en lugar
de confundir y poner en pánico a la humanidad. El papel de
la ciencia es dar soluciones a los problemas y esperanza, sostuvo.
Por ello, subrayó, es indispensable modernizar el
Sistema de Alerta Temprana (SAT) que se tiene en el mundo, además,
se podría utilizar para inundaciones, deslizamientos de tierra,
así como para los fenómenos de El Niño y La
Niña, entre otros.
Un SAT de huracanes basado en la variabilidad natural de
los ciclones tropicales es esencial para diseñar una estrategia
efectiva encaminada a la reducción de desastres.
Las naciones en donde ocurren esos fenómenos, tanto
del lado del Atlántico como del Pacífico, deben aprovechar
cada temporada de huracanes y no olvidar que son grandes abastecedores
de agua. “La adaptación al cambio climático
natural significa reactivar la economía para ser proveedores
de alimentos a nivel internacional”, puntualizó.
Según la relación del humano con la naturaleza,
dijo, los fenómenos naturales pueden ocasionar grandes beneficios;
la destrucción de la infraestructura social y económica
o cambios en los ecosistemas y la capacidad de los países
para hacer frente a los desastres. La ciencia es fundamental para
minimizar pérdidas ambientales, humanas, económicas
y sociales y para reducir la vulnerabilidad de las comunidades propensas
a las catástrofes.
Las condiciones de pobreza agravan las pérdidas
humanas y sociales, prosiguió Velasco Herrera; el impacto
de los desastres afecta la economía, la industria, la agricultura,
la salud y la educación. Por ello, las estrategias e iniciativas
apropiadas para reducirlos pueden fortalecer la posibilidad de mitigar
las pérdidas y, de esa manera, facilitar un crecimiento sostenido.
Para ello, se requieren políticas de Estado, programas
y medidas enfocadas a prevenir, evitar o minimizar el impacto de
los peligros relacionados con los fenómenos naturales.
Actualmente, el académico trabaja en un mapa mundial
de riesgo por ciclones tropicales para detectar las zonas más
vulnerables. Si se desea alcanzar los Objetivos de Desarrollo del
Milenio, son necesarias estrategias para mejorar la protección
social de las comunidades vulnerables, apuntó.
Finalmente, Velasco Herrera explicó que el SAT es
una herramienta para reducir los desastres y cuenta con cuatro elementos:
estudio del fenómeno, monitoreo del mismo, difusión
de la alerta y concientización, además preparación
para actuar. La Organización Meteorológica Mundial
(OMM) ha informado que los países necesitan desarrollar sus
propias redes de observación hidrometeorológicas,
sistemas de pronóstico y de comunicación para asegurar
el establecimiento de un SAT efectivo.
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