• La devastación del entorno
se intensificó por el consumo masivo del petróleo y
la emisión de gases de efecto invernadero, coincidieron los
participantes del Coloquio Territorio, Naturaleza y Sociedad: A 100
Años de la Geografía en la UNAM
La crisis ambiental constituye un reto que
debe ser abordado por distintas áreas del conocimiento y la sociedad
en su conjunto, al conjugar problemáticas ecológicas,
políticas, económicas y sociales, coincidieron especialistas
en el Coloquio Territorio, Naturaleza y Sociedad: A 100 Años
de la Geografía en la UNAM, realizado en la Facultad de Filosofía
y Letras (FFyL) de esta casa de estudios.
A lo largo de la historia, se han descrito
situaciones similares, con efectos y repercusiones distintas. La destrucción
actual fue producida por un modelo económico que intensifica
la degradación del entorno, advirtió Jorge Giménez,
del Posgrado de Geografía de la Universidad, en la mesa Crisis
ambiental en dilema. ¿Destrucción, escasez o sobreexplotación
de la naturaleza?
Para atenderla, la academia debe incidir en
las legislaciones relacionadas en el fortalecimiento de políticas
públicas y en la toma de decisiones, recomendó.
En el Aula Magna, Fernando González,
estudiante del Posgrado de Estudios Latinoamericanos, dijo que la intensificación
de las actividades productivas demandó el consumo masivo del
petróleo, que provocó la emisión exagerada de gases
de efecto invernadero.
Hasta la segunda mitad del siglo XX, se tomó
conciencia de la devastación causada en el medio, con repercusiones
ecológicas, sociales, sanitarias y políticas. La ambiental
representa una crisis general y multidimensional, con efectos simultáneos,
puntualizó.
En este esquema, los derechos a la propiedad
privada y al libre mercado son absolutos y los vinculados a las condiciones
de vida de las personas están degradados, por lo que constituyen
un tema prioritario en la agenda de discusión global, subrayó
Rodrigo Gutiérrez, del Instituto de Investigaciones Jurídicas
(IIJ).
Al intensificar el control sobre el entorno,
el humano incrementó su capacidad destructiva, con distintas
consecuencias. Por sus dimensiones, la degradación debe examinarse
desde una perspectiva histórica y estructural, con énfasis
en cuestiones sociales y políticas, enfatizó.
José Manuel Espinoza, del Colegio de
Geografía de la FFyL, expuso que implica un cambio dramático
por la utilización intensiva de los recursos naturales, lo que
provoca un conflicto entre las necesidades de la sociedad y la disponibilidad
de distintos elementos.
La demanda intensiva de satisfactores impide
la regeneración de la naturaleza, lo que aumenta la presión
sobre el entorno y acelera su destrucción, con efectos en el
ámbito social, precisó.
En tanto, María Pérez, de la
instancia referida, mencionó que el concepto de desarrollo sustentable
representa una estrategia para otorgar un nuevo valor a la naturaleza,
para obtener ganancias.
Este planteamiento atraviesa las legislaciones,
materializa distintas medidas para generar recursos económicos
y traslada a la población la responsabilidad de la crisis ambiental,
sin considerar las implicaciones del modelo productivo imperante, concluyó.
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