• Hasta 1998, en México
se conocían seis mil 800 especies, de las cuales cuatro mil
800 son macroscópicas y dos mil microscópicas
El reino de los hongos tiene una diversidad
de 1.5 millones de especies en el mundo, de las que se calcula que entre
60 y 70 por ciento son microscópicas, es decir, cerca de 1.2
millones. Son microscópicas aquellas que producen estructuras
reproductivas menores a un milímetro de tamaño, explicó
Gabriela Heredia Abarca, especialista en el campo de la microbiota asociada
a suelos y materia orgánica vegetal.
Hasta 1998, en nuestro país se reportó
que se conocían seis mil 800 especies, de las cuales cuatro mil
800 son de hongos macroscópicos y dos mil de microscópicos.
“En un mililitro de agua se pueden encontrar hasta 134”,
detalló la especialista en el Jardín Botánico de
la UNAM.
El estudio, agregó, se ha visto inclinado
principalmente hacia el campo de los macroscópicos por ser visibles
y llamativos. Sin embargo, hay muchos otros que forman relaciones de
diferentes maneras con otros seres vivos y de formas variadas.
Las micorrizas son ejemplo de relaciones simbióticas
que pueden establecer los hongos con las raíces de las plantas.
De igual manera, se puede vincular en simbiosis mutualista con hormigas
(Atta texana), al proveerlas de alimento o con escarabajos
ambrosía, pues se encuentran en sus tractos digestivos y les
ayudan a degradar residuos vegetales, detalló Heredia Abarca.
Asimismo, abundó, hay productos industrializados,
que son hongos que sirven como control de plagas. Beauveria bassiana
es una especie comercializada para contrarrestar plagas de chinches,
chapulines y otros insectos.
En Latinoamérica falta mucho por estudiar,
pues Cuba es el único país que cuenta con investigaciones
amplias en el tema de los micromicetos, señaló.
También, las naciones desarrolladas
se han dado a la tarea de conocer la diversidad que se localiza en diferentes
regiones del mundo, sobre todo aquellas con interés farmacéutico
o de industrialización.
Inclusive, los microscópicos más
analizados pertenecen al grupo de los fitopatógenos (generan
afecciones en cultivares) o aquellos que causan enfermedades al hombre.
No obstante, en los estudios que se han hecho en la búsqueda
de diversidad, se han encontrado los que producen compuestos que han
cambiado a la humanidad.
Un ejemplo es la Ciclosporina A (Tolypocladium
inflatum), inmunosupresor empleado para reducir la actividad del
sistema inmunológico al realizar un trasplante de órganos.
O las estatinas, que son derivados de Aspergillus terreus,
que ayudan a inhibir la biosíntesis del colesterol.
Gabriela Heredia, junto con su equipo de trabajo,
se ha dado a la tarea de estudiarlos en Veracruz, su estado. Las investigaciones
se han realizado en el bosque mesófilo de montaña de Xalapa,
Los Tuxtlas, La Mancha, áreas perturbadas e, incluso, Tabasco.
Sus principales objetivos al conocer la diversidad
de micromicetos, son la formación de bases de datos del país,
generar colecciones, pero sobre todo, aprovechar a los organismos.
Puede ser que a partir de la explotación
de nuestras especies nativas, se extraigan enzimas que se puedan utilizar
para biorremediación, como control biológico y para la
restauración edáfica, entre otras funciones.
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