• Fueron avaladas por el Consejo
de Acreditación de la Enseñanza de la Ingeniería
por los próximos cinco años
Las carreras de Ingeniería Química
e Ingeniería en Alimentos, impartidas en la Facultad de Estudios
Superiores (FES) Cuautitlán, renovaron su acreditación
por cumplir con los más altos estándares de calidad, tras
ser evaluadas por el Consejo de Acreditación de la Enseñanza
de la Ingeniería (CACEI). El respaldo tiene vigencia de cinco
años a partir de agosto de 2013.
De acuerdo con Margarita Flores Zepeda, secretaria
de Desarrollo Institucional y Estudios Profesionales de la entidad universitaria,
las acreditaciones aseguran el cumplimiento de “parámetros
de calidad estandarizados a nivel nacional y, en este caso, internacional”,
pues el CACEI está incorporado a organismos mundiales. Por tal
motivo, los egresados de ambas licenciaturas contarán con un
respaldo si desean instruirse o trabajar en el extranjero.
El aval garantiza que los programas de estudio
cuenten con lo necesario para que sus alumnos puedan desempeñarse
de manera óptima en el campo laboral, además, reconoce
la calidad de los egresados, profesores y de la institución misma,
aseguró Flores Zepeda, cuya dependencia se encarga de vincular
las carreras con los órganos evaluadores externos, así
como de conducir los procesos.
Desde 2006, se han realizado 24 procesos de
evaluación externa (de acreditación o evaluación
diagnóstica) en los distintos programas educativos que ofrece
esta unidad multidisciplinaria. Actualmente, 12 de las 17 carreras que
se imparten en la FES están en algún punto de la evaluación
diagnóstica, acreditación o reacreditación.
A partir de ese año, Cuautitlán
comenzó a impulsar la certificación, pues en la coyuntura
nacional y global se busca asegurar la calidad de los programas, con
lo cual se sustenta la de los egresados, de acuerdo con los perfiles
requeridos. También, integra las funciones educativas de la Universidad
y mantiene actualizados los planes y programas de estudio.
Nuevos áreas y campos emergentes
Abigail Martínez Estrada, coordinadora
de Ingeniería Química (IQ) de la Facultad, recordó
que la primera acreditación que obtuvieron fue en 2006. A la
fecha, se mantiene la calidad de la misma y se han realizado mejoras,
como la obtención de software especializado y la actualización
del plan de estudios, que contempla nuevas áreas de desarrollo
y campos emergentes.
Otra fortaleza es que sus asignaturas son similares
a las que se imparten en el mundo y sus áreas terminales permiten
adaptarse a diversos campos laborales. Unos 15 alumnos de IQ han participado
en algún programa de movilidad estudiantil y han visitado países
de América, Asia, Europa y Oceanía.
Una de las principales características
de la carrera, es la infraestructura de la que dispone, que causó
grata impresión en los evaluadores. Se cuenta con laboratorios
especiales para distintas áreas, en contraste con otras escuelas
que utilizan uno mismo para diversos fines.
Entre sus instalaciones, destaca la Nave 1000,
una nave industrial a nivel planta piloto, con distintas operaciones
unitarias que conforman un proceso en la industria. En ella, se puede
practicar la ingeniería aplicada a fluidos, transferencia de
calor y masa, al igual que el uso de reactores. Ahí, los evaluadores
corroboraron la concordancia de la teoría con la práctica
en el laboratorio.
El plan de IQ cubre asignaturas de áreas
diversas, desde ciencia básica, hasta finanzas, administración
y humanidades, lo que tiene importancia si los egresados se ubican en
puestos directivos y de toma de decisión.
Precursora a nivel nacional
Ingeniería en Alimentos destaca por
ser una carrera que, en la UNAM, sólo se imparte en la FES Cuautitlán;
en el resto del país pocas universidades la ofrecen. Además,
“fue la primera escuela a nivel nacional donde se instauró”,
subrayó su coordinadora, María Eugenia Ramírez
Ortiz.
Esa opción se define por su carácter
multidisciplinario y por su planta piloto, la Nave 2000, que ofrece
“una concepción de pensamiento totalmente diferente”
con respecto a la escala de laboratorio, permite pensar en las dimensiones
y decisiones que se manejan en la industria.
Al asegurar que “nadie tiene el equipo
de reología y textura que nosotros tenemos”, detalló
que otras instituciones, incluso privadas, no poseen los aparatos para
experimentar lo que aprenden en la teoría y si los tienen, son
reservados para investigación y proyectos de tesis. En Cuautitlán,
el equipo es aprovechado por los alumnos desde los primeros semestres.
Finalmente, Enrique Martínez Manrique,
responsable del Taller de Cereales y Química de Alimentos, indicó
que la acreditación tiene su pertinencia en el contexto de globalización,
al asegurar un mínimo de conocimientos según criterios
mundiales.
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