• Será capaz de colaborar
en el rescate de víctimas en situaciones de sismo, explosión,
inundación o incendio, explicó Yukihiro Minami Koyama,
de la Facultad de Ingeniería
• Ya se cuenta con el diseño y está en proceso
de fabricación: medirá 80 por 60 centímetros
y contará con un brazo con sensores de calor y cámaras
de video, micrófonos y sensores de bióxido y monóxido
de carbono, entre otros dispositivos
Un equipo de profesores y estudiantes de la
Facultad de Ingeniería (FI) de la UNAM, desarrolla un robot de
búsqueda en entornos de desastre, capaz de colaborar en las actividades
de localización y rescate de víctimas en situaciones de
sismo, explosión, inundación o incendio.
Los universitarios, dirigidos por Yukihiro
Minami Koyama, trabajan para contar con una máquina capaz de
moverse, preferentemente de forma autónoma, que pueda navegar
por sí misma y que no sólo sea capaz de detectar a las
víctimas, sino de interactuar con ellas.
Hasta el momento, explicó el académico,
no hay en el mundo un artefacto registrado que colabore realmente con
los equipos de rescate en tareas de este tipo.
La idea del proyecto surgió de una inquietud
estudiantil por participar en la RoboCup, iniciativa internacional que
pretende desarrollar la investigación en robótica por
medio de competencias de fútbol, con la meta de que en 2050 un
equipo de robots humanoides sea capaz de competir y ganar el campeón
de la Copa Mundial de la especialidad. Aunque ya se pueden comprar,
los robots antropomórficos son costosos y su precio es de alrededor
de 20 mil euros.
Por ello, el profesor sugirió a sus
estudiantes incursionar en la Liga de Rescate de la propia competencia.
Les fue más atractiva la idea, sobre todo porque se trata de
máquinas utilitarias desde el punto de vista social. “Solicitamos
financiamiento por medio de los proyectos PAPIIT y nos otorgaron el
apoyo”, comentó Minami Koyama.
De entrada, la meta es cumplir con la reglamentación
de la Liga y participar en representación de la UNAM en la RoboCup
del próximo año, a efectuarse inmediatamente después
del Mundial de Futbol, en la ciudad de João Pessoa, Brasil.
Para ello, ya cuentan con el diseño
del robot, que está en proceso de fabricación: medirá
80 por 60 centímetros y contará con dos orugas motrices,
cuatro apéndices parecidos a brazos que le ayudarán a
estabilizarse y en la locomoción en escombros. Con ellos se auxiliará
no sólo para trepar, sino para bajar escaleras.
Asimismo, tendrá un brazo manipulador
que extendido alcanzará más de un metro, con sensores
de calor y cámaras de video para buscar en zonas altas. “Se
pretende que, si encuentra una ‘víctima’ en zonas
difíciles de acceder, sea capaz de proporcionarle medicamentos
o agua”, dijo.
Se le colocará una cámara Kinect
(sensor de visión con detección de profundidad, útil
para saber a qué distancia está la persona) y micrófonos
tipo antena parabólica, para captar cualquier ruido de manera
más clara. Por último, contará con sensores de
bióxido y monóxido de carbono, precisó.
Para lograr que sea ligero, en su manufactura
se empleará aluminio, excepto en los ejes, que son de acero para
soportar la tracción. Las cadenas son de bicicleta, las orugas
de lámina de aluminio y neopreno y la cubierta plástica
de PVC espumado; algunas partes más son de acrílico.
Por ahora se trabajará a control remoto
inalámbrico, aunque se pretende que más adelante el robot
sea autónomo. La comunicación Wi-Fi se hará con
dos computadoras, una a bordo y la otra en los controles.
En el certamen, la meta será encontrar
maniquíes que mueven los brazos o la cabeza, algunas “víctimas”
en zonas difíciles de acceder, huecos o pendientes pronunciadas.
De acuerdo con la localización y la dificultad, se otorgarán
puntos, las máquinas que trabajan de manera autónoma obtienen
más. El robot con el mayor puntaje gana la competencia.
El equipo de la UNAM, conformado por ingenieros
mecánicos, mecatrónicos, eléctrico-electrónicos
y en computación, pretende incursionar en la parte realista,
“en la socialmente necesaria, que es la búsqueda de víctimas
reales”, apuntó Minami Koyama.
En la actualidad, para la localización
de victimas sepultadas se usan perros entrenados, que las detectan por
medio del olfato e incluso discriminan entre el olor de una persona
viva o muerta.
“Dado que las ratas tienen buen olfato,
se nos ocurrió que una posibilidad es entrenarlas y confinarlas
en el robot junto con algo parecido a una tablet, así,
al pisar una pantalla tipo touch screen podrían dirigir
la máquina hacia las víctimas y señalarlas”.
Otra idea es usar sistemas microelectromecánicos
(MEMS) para crear sensores de olfato con nanotecnología; la meta
es detectar el olor de seres humanos vivos. Aunque es complicado captar
aromas del susbuelo, ésta sería otra posibilidad.
Una tercera opción es fabricar un “ejército”
de robots pequeños, capaces de entrar en los huecos u orificios
que quedan en los escombros, de moverse en pendientes y que se distribuyan
para hacer la búsqueda.
Mientras tanto, los alumnos se capacitan e,
incluso, se titulan u obtienen el grado, pues gracias a este proyecto
se han desarrollado varias tesis de licenciatura y maestría,
finalizó el universitario.
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