• La violencia en una relación
de pareja se refiere a toda acción u omisión que daña
física, emocional y sexualmente, con el fin de dominar y mantener
el control sobre otra persona, explicó María del Rosario
Silva, de la ENTS de la UNAM
Según cifras de la Organización
Mundial de la Salud (OMS), tres de cada 10 adolescentes denuncian que
sufren violencia en el noviazgo; 73 por ciento de los mexicanos entre
15 y 24 años con relación de pareja ha sido víctima
de agresiones psicológicas, 15 de violencia física y 12
por ciento ha vivido al menos una experiencia de ataque sexual, refirió
María del Rosario Silva Arciniega, profesora de la Escuela Nacional
de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM.
Además, la Encuesta Nacional sobre Violencia
en el Noviazgo, del Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve), revela
que 75 por ciento de la población en ese rango de edad ha padecido
algún tipo de violencia, expuso la universitaria.
En el contexto de las Jornadas Académicas
de Trabajo Social, Silva Arciniega destacó que la mayor parte
de las mujeres que son maltratadas durante el matrimonio, sufrieron
agresiones en el noviazgo.
Violencia de pareja
La violencia en una relación de pareja
es toda acción u omisión que daña física,
emocional y sexualmente, con el fin de dominar y mantener el control
sobre otra persona. Para ello, se pueden utilizar distintas estrategias
como ataque a la autoestima, insultos, chantajes, manipulación
sutil o golpes.
“En ocasiones un comentario incómodo,
un jaloneo o una bofetada podrían parecer parte del juego entre
dos personas. El enamoramiento impide percatarse de que uno ejerce violencia
sobre el otro. Los novios no deben confundir maltrato y ofensas con
amor e interés”, consideró.
La adolescencia es la etapa en que el ser humano
es más vulnerable a esas conductas y es una situación
que se mantiene en silencio porque la mayoría considera que son
normales, pues viven en un entorno violento con padres y hermanos.
Las conductas violentas en la pareja tienen
un ciclo que comprende tensión emocional, agresión sin
control y reconciliación. En la primera fase existe tensión
frecuente, en la segunda ésta se acumula y crece hasta llegar
al insulto, mientras que en la tercera el agresor busca la reconciliación.
“Dice arrepentirse, promete que cambiará, llena de obsequios
a la pareja e intenta complacerla para ser perdonado o perdonada”.
Si este ciclo sucede más de una vez
en el noviazgo, se está ante un caso de violencia que debe ser
detenido y atendido. “Quien es violento no dejará de serlo
si no trabaja con su yo, lo primero es percatarse de lo que ocurre y
empezar a trabajar de manera retrospectiva”, recomendó.
Silva Arciniega apuntó que ellas también
maltratan. En un estudio del Instituto Nacional de Estadística
y Geografía (INEGI) se señala que en el país ocho
de cada 10 jóvenes son maltratados por sus novias de manera física,
psicológica, sexual o económica.
La violencia en esa etapa puede surgir después
de unos meses, incluso años, de haber iniciado la relación,
y con seguridad continuará en el matrimonio. Ocurre en todos
los estratos sociales y edades.
Por ello, es importante sensibilizar a los
jóvenes de lo que podría ocurrir para que puedan prevenir.
Deben saber que el problema es estrictamente del individuo violento
y tiene que ver con su historia de vida, no con lo que haga o deje de
hacer la afectada o afectado.
Las conductas agresivas no enriquecen ni estimulan
una relación amorosa, por el contrario, la enferman. “No
es válido pensar: sólo juega, me cela porque me quiere,
me dice cómo vestir porque se preocupa por mí, me vigila
todo el tiempo porque no quiere que me pase nada o me golpeó
porque yo lo provoqué”.
Finalmente, indicó que si uno de los
individuos es sujeto de esos comportamientos, sufre depresión
que lo puede llevar a pensar en el suicidio, mantenerse aislado, con
bajo rendimiento escolar, padecer trastornos alimenticios y del sueño,
adquirir adicciones o tener embarazos no deseados.
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