• El objetivo es probar si al
emplear estos materiales en una envolvente es posible modificar el
confort al interior de un espacio de nivel económico medio-bajo,
señaló Rosa María Espinoza Vázquez, del
programa de maestría de Arquitectura de la UNAM
La vivienda es el espacio básico para
los individuos; sin embargo, en México la mayoría de las
casas de personas pertenecientes a un nivel económico medio-bajo
carecen de características adecuadas, expuso Rosa María
Espinoza Vázquez, estudiante del programa de maestría
de Arquitectura de la UNAM.
Estos hogares, agregó la egresada de
la Facultad de Arquitectura, suelen ser edificados sin asesoría
especializada o derivados de la autoconstrucción y carecen de
diseño profesional, lo que involucra la elección de materiales,
las dimensiones y distribución de los espacios, así como
las cualidades de cada uno de ellos, como las térmicas, ventilación,
iluminación y acústica. Por otra parte, no siguen normativas
de cimentación.
¿Por qué no buscar el consejo
de expertos?, si se formula esta pregunta a cualquier mexicano, la mayoría
responderá “es costoso y no lo necesito”, lo que
da por resultado viviendas frías, estrechas, de tres o cuatro
niveles y sin luz natural ni espacios libres.
“Es triste, pero es una realidad. Muchas
veces lo que buscamos es un sitio para vivir, con cuatro paredes, un
techo y los requisitos mínimos, según las posibilidades
económicas”.
En cuanto a la aplicación y cumplimiento
de la normativa mexicana, recalcó que casi nadie sabe qué
condiciones debe cubrir. En el DF y área metropolitana no se
edifica de acuerdo al reglamento y planes de desarrollo urbano.
Espinoza Vázquez, quien realiza una
estancia académica en Madrid, España, con apoyo del Conacyt
y la UNAM, propuso “trabajar como equipo (desde gobierno, entidades,
arquitecto y habitantes) para abordar esta problemática”.
Su proyecto de tesis de maestría, denominado
Regeneración de la vivienda con materiales con memoria de
forma, busca optimizar espacios al analizar cómo modificar
y mejorar las condiciones de habitabilidad disponibles, sin necesidad
de una construcción nueva, con recursos inéditos.
Para ello, se ha enfocado en la modificación
de la comodidad que, desde el punto de vista arquitectónico,
se refiere a las condiciones que brindan bienestar.
Esta condición se mejora con “materiales,
diseño y forma del espacio, cualidades térmicas, acústicas,
lumínicas y ventilación”, entre otros aspectos.
En esa línea, la meta de su proyecto es el desarrollo de una
envolvente con memoria de forma.
Ésta, definió la estudiante de
posgrado, se refiere a un elemento hecho con materiales inteligentes,
capaces de recordar una figura previamente establecida, que en respuesta
a un estímulo modifican su imagen original por una temporal,
sin ningún mecanismo.
La universitaria se ha enfocado en la factibilidad
del uso de polímeros con esta característica y busca materiales
capaces de mostrar una apariencia aprendida en respuesta al Sol y su
temperatura.
Aún no sabe cuál sería
el proceso para llevar a cabo la construcción de “una envolvente
de polímeros con memoria de forma”, porque su investigación
está en etapa experimental y versa sobre el comportamiento y
proceso por el que debe pasar el material para lograr este efecto de
memoria.
El trabajo, realizado en colaboración
con el Instituto de Ciencia y Tecnología de Polímeros,
en Madrid, se enfoca en dos polímeros: los elastómeros
y los poliuretanos mencionados.
Al respecto, señaló que probará
si estos pueden modificar el confort en un panel de experimentación
que se construirá en el Posgrado de Arquitectura de la UNAM.
Para finalizar, indicó que la manera
de actuar de estos envolventes dependerá de las condiciones del
ambiente, sin necesidad de mecanismos externos.
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