•
Investigadores de la Facultad de Química comenzaron los estudios
preclínicos con la molécula RU486 o mifepristona
• Determinaron que mientras la progesterona favorece el crecimiento
de células cancerígenas, RU486 inhibe el desarrollo tumoral
En la búsqueda de un fármaco
para combatir el crecimiento de tumores cerebrales en el ser humano,
investigadores de la Facultad de Química (FQ) de la UNAM, encabezados
por Ignacio Camacho Arroyo, comenzaron los estudios preclínicos
con la molécula RU486 o mifepristona.
Los universitarios lograron determinar que
mientras la progesterona (una hormona involucrada en el ciclo menstrual
femenino, el embarazo y la embriogénesis) favorece el crecimiento
de células cancerígenas (astrocitomas) en el cerebro,
el compuesto RU486 (antagonista de la progesterona), por el contrario,
inhibe el desarrollo tumoral.
Por ello, han comenzado a introducir células
cancerosas derivadas de astrocitomas humanos, que son los tumores cerebrales
más frecuentes y agresivos en el ser humano, en la corteza cerebral
de ratas de laboratorio, con la finalidad de generar las condiciones
y el tiempo necesarios para formar uno dentro del cerebro de un ser
vivo. A estos animales de experimentación también se les
empezó a tratar con el fármaco RU486, refirió Camacho
Arroyo.
Adscrito al Departamento de Biología
de la FQ, durante más de una década Ignacio Camacho y
su grupo de colaboradores han estudiado los tumores cerebrales, en particular
los astrocitomas, que son originados a partir de las células
gliales llamadas astrocitos, mismos que al llegar a su máximo
grado de evolución tumoral se conocen como glioblastomas y son
muy agresivos.
Son los más comunes y dañinos
para el ser humano, presentan cuatro niveles en su evolución
(I, II, III y IV, de acuerdo con su tasa de crecimiento y malignidad)
y registran un índice elevado de mortalidad, pues habitualmente
se detectan en fases avanzadas, al momento ya prácticamente incurables.
Además, los actuales tratamientos para combatirlos: quimioterapia,
radioterapia y neurocirugía, no son eficaces.
A partir de los estudios con hormonas sexuales,
el grupo de la FQ, en colaboración con Joaquín Manjarrez
Marmolejo, investigador del Instituto Nacional de Neurología
y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez (INNyN),
ha logrado determinar que la progesterona, además de participar
en los fenómenos reproductivos, tiene efectos relacionados con
el cáncer. De ahí el interés de los universitarios
por estudiar estos efectos.
Entonces, se comenzó a trabajar con
biopsias de pacientes mexicanos atendidos en el INNyN. En esta investigación,
se analizó una proteína importante para las funciones
de la progesterona (que es su receptor), de la cual depende la mayoría
de los efectos de esta hormona.
Para conocer el papel de la progesterona y
de su receptor, el grupo de investigación inició el estudio
in vitro de células derivadas de astrocitomas humanos de
grado III y IV. Asimismo, se analizaron los efectos de la mifepristona,
más conocida como RU486, un fármaco utilizado en la clínica
de la anticoncepción y que tiene un efecto contrario a la progesterona.
Se encontró que esta última aumentaba
el número de células tumorales, que el RU486 bloqueaba
el efecto de esta hormona y que si se introducía sólo
el RU486, las células dejaban de reproducirse, apuntó
Ignacio Camacho.
En la etapa actual del trabajo se ha observado
que en el cerebro de la rata, al igual que en los sistemas in vitro,
la progesterona aumenta el número de células tumorales
y el antagonista lo reduce, precisó.
“Esta investigación es alentadora,
pues se advierte que la sustancia RU486 también tiene capacidad
de disminuir el crecimiento de células enfermas en un sistema
in vivo, lo que supondría una alternativa prometedora”,
informó.
Esto es importante, añadió, porque
uno de los problemas principales con el cáncer es que las células
se dividen y se reproducen sin control; contar con un fármaco
que detenga esta división resulta promisorio. Sin embargo, aclaró,
aún se requieren muchos estudios moleculares para una futura
aplicación eficaz.
—o0o—