Boletín UNAM-DGCS-568
Ciudad Universitaria
11:00 hrs. 22 de septiembre de 2013.


José Omar Moncada Maya

           


PRIORITARIO, CONSIDERAR ÁREAS VERDES EN PLANES DE DESARROLLO URBANO

• La superficie con vegetación no cumple con los estándares internacionales que establecen nueve metros cuadrados por habitante, señaló José Omar Moncada Maya, director del Instituto de Geografía de la UNAM

En la Ciudad de México, las áreas verdes están marginadas de los proyectos de desarrollo urbano y sólo los espacios menos rentables son destinados a este fin. Además, no siempre cuentan con árboles y vegetación para el esparcimiento, la recreación y el disfrute del tiempo libre, porque este objetivo está fuera o no constituye una prioridad en tales esquemas, advirtió José Omar Moncada Maya, director del Instituto de Geografía (IGg) de la UNAM.

Esta superficie es mínima y no cumple con los estándares internacionales, que recomiendan nueve metros cuadrados por habitante. A las grandes constructoras no se les obliga a integrarlas en sus planes, sostuvo.

No podemos limitarnos a pequeños manchones de vegetación en la ciudad; se requieren estrategias para vincular los parques y jardines del DF, manejarlos de manera integral, diseñarlos para ocuparlos en toda su capacidad y seleccionar las especies vegetales más adecuadas a las características de la urbe, estableció.

Rescate de espacios

Las áreas verdes citadinas están definidas por la Ley Ambiental como toda superficie cubierta de vegetación, natural o inducida, localizada en el Distrito Federal y delimitada por los programas de desarrollo urbano-delegacionales.

Su extensión es cada vez más reducida porque gran número de árboles han sido talados y no restituidos, por la construcción de complejos habitacionales y obras de infraestructura. Además, los existentes sufren daños o son destruidos por podas inadecuadas, al estar cerca de cables de suministro eléctrico y servicio telefónico.

El cableado debe ser subterráneo y las especies sembradas tienen que elegirse de acuerdo a las características de los sitios elegidos para evitar, a futuro, rupturas en banquetas y tuberías.

Las decisiones al respecto son aisladas y no se realizan estudios integrales de estos elementos. Las políticas públicas deben considerar el manejo adecuado de la vegetación y establecer lineamientos para la selección.

Además, en grandes extensiones arboladas como las de los bosques de Chapultepec, Aragón y Tlalpan, o de los parques de las colonias Roma y Condesa, es necesario delimitar áreas para las mascotas y determinar espacios adecuados para la recreación y esparcimiento, subrayó.

También se requieren juegos infantiles, lugares de convivencia familiar para adolescentes, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad, equipamiento para la práctica de ejercicio y andadores amplios.

Espacios recreativos

Moncada Maya recordó que en décadas pasadas, los parques y jardines de la ciudad eran elegidos para recreación y esparcimiento. En la mayoría de estos lugares el acceso está limitado a los andadores, lo que impide la convivencia y no existe la confianza de permitir que los menores acudan sin compañía de un adulto.

Las áreas verdes corresponden al entorno social que las rodea: zonas céntricas, complejos residenciales de lujo, centros comerciales y grandes avenidas cuentan con vigilancia y reciben los beneficios de planes para equiparlas y remozarlas; esto contrasta con el abandono de las colonias de la periferia.

En estas zonas, los espacios verdes se convierten en lugares para el consumo de drogas y refugio de delincuentes, lo que aleja a otras personas, alertó.

Manejo integral

Estas zonas son fundamentales para el desarrollo individual de los habitantes de la ciudad, que no tendrían que estar obligados a desplazarse a la periferia para encontrarlas. Es indispensable mantener, conservar y dar un manejo integral y adecuado a los grandes parques, en su mayoría, sitios emblemáticos de la ciudad.

Estas demarcaciones deben constituir el espacio vital de la urbe al producir oxígeno, infiltrar lluvia y ser lugares de convivencia, esparcimiento y descanso. Hay que rescatar su valor y no considerarlas zonas residuales, concluyó.

 

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Fotos


José Omar Moncada Maya, director del Instituto de Geografía de la UNAM.