• Para contrarrestar el avance de
patologías como la enfermedad de Parkinson, Alzheimer y Huntington,
Julio César Tobón, alumno de doctorado de la FQ de la
UNAM, estimula mecanismos bioquímicos que protegen contra el
estrés oxidativo
• Con una molécula derivada del ajo, llamada S-alilcisteína,
planea desarrollar una terapia natural que coadyuve a mejorar el tratamiento
farmacológico convencional
Con una molécula natural derivada del
ajo, llamada S-alilcisteína, Julio César Tobón
Velasco, químico farmacobiólogo y alumno del doctorado
en Ciencias Biomédicas de la UNAM, ensaya a nivel experimental
una estrategia para frenar el avance de las enfermedades de Alzheimer,
Parkinson y Huntington.
“Estas patologías neurodegenerativas,
la primera cognitiva y las otras de tipo motor, presentan procesos de
daño celular comunes como el estrés oxidativo y la inflamación”,
explicó en entrevista.
Para detener ambos procesos, el científico
induce la activación de mecanismos bioquímicos antioxidantes
que contrarrestan el estrés oxidativo, la inflamación
y, en consecuencia, el avance de esos padecimientos.
Tobón Velasco desarrolla su investigación
doctoral con Abel Santamaría del Ángel, titular del laboratorio
de Aminoácidos Excitadores del Instituto Nacional de Neurología
y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez (INNN),
y con José Pedraza Chaverrí, titular del laboratorio de
Neurobiología Molecular y Celular, que comparten la Facultad
de Química (FQ) de la UNAM y el INNN.
Aún en fase de laboratorio, la idea
es realizar un protocolo de ensayo clínico en pacientes del Instituto
y desarrollar una terapia natural, basada en S-alilcisteína,
que coadyuve en el tratamiento farmacológico convencional y mejore
la terapia.
Detener al estrés oxidativo
El estrés oxidativo es una inestabilidad
entre los radicales libres (compuestos reactivos de oxígeno que
son tóxicos y generan daño celular) y el sistema antioxidante
celular.
“En una persona sana, esa combinación
permanece en equilibrio, sin embargo, en quienes padecen la enfermedad
de Parkinson, Alzheimer y Huntington, el estrés oxidativo aumenta
y disminuye el sistema antioxidante, lo que contribuye al proceso neurodegenerativo”,
indicó.
Aunque no es el único elemento implicado
en el desarrollo de esas enfermedades, controlarlo es fundamental para
disminuir el avance.
“Si prevenimos el desarrollo del estrés
oxidativo mediante la activación de un mecanismo de citoprotección,
podríamos generar una posible estrategia farmacológica.
El tratamiento es preventivo y pretende inhibir estas patologías
mediante la inducción del factor de transcripción Nrf2,
que propicia un mejor microambiente celular frente a procesos tóxicos
como el estrés oxidativo y la inflamación”, apuntó.
Un factor de transcripción es una proteína
que participa en la transcripción del ADN y coordina o regula
la expresión de una secuencia genética.
Nrf2, puerta hacia una ruta antioxidante
Como una puerta que se abre hacia una ruta
bioquímica precisa, el Nrf2 conduce a la síntesis de enzimas
antioxidantes que promueven protección al atrapar radicales libres
y eliminar toxinas del sistema celular.
“Evaluamos mecanismos específicos
de protección que conllevan a la activación de este factor
de transcripción Nrf2, que puede ser modelado de forma exógena
o farmacológica; nosotros utilizamos modelos experimentales en
los que generamos un efecto de protección frente a compuestos
tóxicos presentes en el desarrollo de las patologías neurodegenerativas”,
detalló.
El Nrf2 favorece la expresión génica
al unirse a una secuencia de ADN conocida como ARE (siglas en inglés
de Elementos de Respuesta Antioxidante). “Como su nombre lo dice,
ésta codifica para enzimas antioxidantes, cuya principal función
es atrapar radicales libres y destoxificar al sistema celular”.
Para impulsar una mayor producción de
esas enzimas, Tobón Velasco estimula al factor de transcripción
Nrf2 y lo hace con el uso de la S-alilcisteína, extracto del
ajo que es un compuesto antioxidante natural.
“El Nrf2 se encuentra en todo tipo celular
y lo usamos como mecanismo de señalización de citoprotección.
En un sistema in vitro o in vivo administramos el inductor específico
del marcador, en este caso la S-alilcisteína, y observamos cómo
aumenta en el núcleo y favorece la producción de enzimas
antioxidantes. Empleamos técnicas bioquímicas y de biología
celular y molecular que nos permiten inferir la actividad de este factor
de transcripción”, acotó.
Hacia la fase clínica
El universitario pretende desarrollar un co-tratamiento
que pueda funcionar con las terapias farmacológicas ya existentes.
“Para la enfermedad de Parkinson se
utiliza la Levodopa, que a largo plazo causa efectos colaterales graves.
Pero si en fases tempranas se combina con la S-alilcisteína,
como inductor del Nrf2, podemos inducir el proceso antioxidante y hacer
más lento el desarrollo de la afección”, refirió.
En la nueva etapa de su investigación,
busca avanzar hacia una fase clínica, en colaboración
con el grupo de Antonio Cuadrado (IIB-UAM, España), para demostrar
el posible efecto protector, mediante la activación del factor
Nrf2 en esa patología.
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