• José Juan Escobar Chávez,
de la FES Cuautitlán y sus colaboradores estudian la absorción
sistémica a través de la piel
Con el fin de implementar nuevas tecnologías
para la administración de fármacos, un grupo de investigadores
de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán de la
UNAM, estudian sistemas de liberación transdérmica, con
el uso de promotores físicos como la iontoforesis, microagujas
y ultrasonido, alternativas mínimamente invasivas y confortables
para los pacientes.
Este tipo de sistemas permiten mejorar la calidad
de vida de enfermos y aseguran niveles plasmáticos constantes.
Además, si la administración del medicamento ocasiona
efectos tóxicos, el tratamiento puede suspenderse inmediatamente
y la piel recupera sus propiedades de barrera de permeabilidad, de tal
manera que no hay daño alguno, “por eso son métodos
ligeramente o no invasivos, en el caso de las microagujas”, indicó
José Juan Escobar Chávez.
El responsable del Laboratorio de Sistemas
Transdérmicos y Materiales Nanoestructurados de la Unidad de
Investigación Multidisciplinaria de esa entidad, comentó
que estos procedimientos son útiles en el tratamiento de factores
relacionados con el síndrome metabólico, como hipertensión,
obesidad, triglicéridos y colesterol altos, que pueden derivar
en diabetes y enfermedad cardiaca.
Parches transdérmicos
“Propiamente lo que hago es utilizar
métodos físicos de penetración para favorecer el
paso de fármacos a través de la piel mediante la aplicación
de parches transdérmicos”, explicó el encargado
del grupo de investigadores universitarios.
La piel es el órgano más grande
del ser humano, con 1.8 metros cuadrados; una de las características
más notables de este tejido es su impermeabilidad, que protege
al cuerpo de ataques mecánicos, físicos, químicos
o microbianos provenientes del exterior. “Esta membrana deja pasar
muy pocas cosas y sólo permite la salida selectiva de algunos
iones a través del sudor; esta particularidad es limitante para
el área farmacéutica”.
Ante ese inconveniente, “lo que hacemos
es modificar de manera reversible las propiedades de permeabilidad de
la superficie cutánea, mediante el uso de promotores físicos
como la iontoforesis, que es la aplicación de corriente eléctrica
continua de baja intensidad, y de microagujas, que hacen microperforaciones
en la capa superficial para que se torne más permeable a los
principios activos de los medicamentos”, apuntó.
También, se utiliza el ultrasonido de
baja frecuencia o sonoforesis, es decir, la aplicación de ondas
de baja frecuencia que generan burbujas que rompen las estructuras de
los lípidos del estrato córneo, para dar paso a la absorción
de los principios activos. En los tres casos se aplican apósitos
transdérmicos que contienen el fármaco.
Con esos mecanismos, Escobar Chávez
y sus colaboradores han caracterizado dos parches transdérmicos:
uno contiene un anestésico y otro un hipolipemiante (para regular
triglicéridos y colesterol en sangre). Asimismo, tienen parcialmente
caracterizado uno más para el tratamiento de la obesidad, y en
breve, empezarán a trabajar sistemas con antihipertensivos.
Estas afecciones constituyen un problema de
salud pública en el país que debe ser atacado, pues “ahora
somos el primer lugar en obesidad y no tardaremos en serlo en diabetes
e hipertensión. Todo ello deriva en el incremento de la tasa
de mortalidad o a que disminuya la calidad de vida de la población”,
señaló el experto.
Tratamiento de la obesidad
Escobar Chávez dijo que en el caso de
la obesidad, el grupo de investigación que encabeza trabaja con
nanopartículas, que contienen cierta sustancia activa que buscarán
aplicar vía transdérmica con el apoyo de un promotor físico
(iontoforesis, sonoforesis o microagujas).
El parche que se utilizará está
parcialmente caracterizado, faltan algunas pruebas que, una vez realizadas,
buscarán continuar con el sistema transdérmico para antihipertensivos.
Estos tratamientos pueden aplicarse en el antebrazo,
en las zonas abdominal y lumbar, “pero no en axilas ni en la zona
inguinal, porque son áreas muy permeables y pueden generarse
efectos adversos o tóxicos por la alta presencia de folículos
pilosos”, alertó.
El método percutáneo de suministro
de sustancias activas no sustituye otras vías de administración
(oral, intravenosa, intramuscular o sublingual), pero como éstas,
tiene ventajas y desventajas.
Existen fármacos que pueden pasar con
facilidad por la piel, pero otros no tanto, sin embargo, con el uso
de estas tecnologías es factible suministrar aquellos de gran
peso molecular, incluso péptidos y proteínas. Ejemplo
de ello, es la insulina para diabéticos y la lidocaína
mediante un dispositivo sonoforético de pequeñas dimensiones.
Así, se abre la posibilidad de administrar
más medicamentos para mayor número de enfermedades, incluso,
activos cosmecéuticos, para el tratamiento de calvicie o para
disminuir las arrugas faciales.
Además, “no sólo se brinda
la posibilidad de evitar el paso de los fármacos por el hígado,
también impide la pérdida de dosis, con lo que se asegura
que las concentraciones plasmáticas sean constantes y sin fluctuaciones”,
concluyó.
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