• La Red Universitaria del Espacio
organiza un curso/concurso en el que alumnos construirán su
CanSat, satélite de enseñanza con 10 componentes electrónicos,
que enviará datos antes de caer al suelo desde una altura de
cuatro kilómetros
• En esta primera edición participan 63 jóvenes,
la mayoría de ingeniería y física, dijo Alejandro
Farah Simón, académico del Instituto de Astronomía,
a cargo del evento
Con creatividad y algunos conocimientos de
ingeniería, una lata de refresco puede convertirse en la parte
exterior de un pequeño satélite de 350 gramos de peso
y contener 10 dispositivos electrónicos capaces de enviar datos
de temperatura, velocidad y presión atmosférica antes
de caer al suelo desde una altura de cuatro kilómetros.
Construir un satélite de este tipo,
llamado CanSat, es un ejercicio didáctico que se realiza desde
hace varios años en universidades de Japón, Estados Unidos
y Europa, para enseñar a estudiantes de ingeniería, física
y carreras afines cómo funciona un satélite, qué
componentes básicos contiene, de qué manera envía
datos a una computadora y cómo ésta los recibe, así
como el diseño general de una misión.
“Un CanSat es una manera moderna de
enseñanza para desarrollar tecnología espacial”,
afirmó Alejandro Farah Simón, doctor en ingeniería,
especialista en optomecánica del Instituto de Astronomía
(IA) de la UNAM y responsable técnico de la Red Universitaria
del Espacio (RUE), esfuerzo académico que encabeza Blanca Mendoza
Ortega, del Instituto de Geofísica (IGf) de esta casa de estudios.
Concurso CanSat
Para impulsar la construcción de un
CanSat, la RUE organiza un curso/concurso. En esta primera edición
participan 63 alumnos, la mayoría de ingeniería y física.
Un CanSat es un satélite dentro de una
lata. Toda la electrónica y el sistema de comunicación
y metrología están contenidos en una lata de refresco,
que se sube a una altura de cuatro kilómetros (con el uso de
un globo, helicóptero o cohete) y se deja caer. La idea es lograr
la comunicación durante ese trayecto, es decir, que envíe
datos antes de caer al suelo, detalló Farah Simón.
En los seis minutos de caída libre,
o hasta 10, si el equipo lleva un paracaídas, la electrónica
del instrumento debe enviar datos de temperatura, velocidad y presión
atmosférica a una computadora previamente dispuesta con un software
especial.
“En el concurso utilizaremos la lata
con paracaídas para tener más tiempo y, por ende, más
información y tratar de evitar que los equipos se destruyan al
bajar”, añadió el universitario, quien aclaró
que más que diseño de nuevas tecnologías, este
evento tiene como objetivo primordial la enseñanza.
Por dentro, la lata de 66 milímetros
de diámetro y 115 de altura, lleva una serie de materiales (como
espumas y plásticos) para proteger la electrónica.
También, incluye 10 componentes electrónicos,
sensores de temperatura y presión, un sistema de posicionamiento
global (GPS, por sus siglas en inglés) y dos antenas (una va
en la lata y otra en la computadora) y un software de telecomunicación
en el equipo que recibe la señal.
Iniciativa de la Red Universitaria del Espacio
Por primera vez en México, la RUE de
la UNAM organiza un concurso CanSat, que espera replicar cada año
para formar a los futuros especialistas en el diseño y construcción
de satélites y telescopios espaciales propios.
“Con este satélite de enseñanza
los alumnos aprenderán a soldar, programar, empaquetar y hacer
pruebas de lanzamiento. Se les darán algunos lineamientos básicos
y reglas que deben cumplir, además de los componentes electrónicos
que debe llevar el instrumento, pero tendrán libertad creativa
para resolver cómo realizar el proceso”, explicó
Farah.
Tras una convocatoria, que cerró recientemente,
para estudiantes de esta casa de estudios que cursan los dos últimos
semestres de licenciatura o los primeros de maestría, esta edición
reunió a 63 alumnos, que competirán dentro de 24 equipos.
“Aproximadamente 40 por ciento de los
participantes son ingenieros y 30 por ciento físicos, pero también
hay dos químicos, un matemático y un filósofo que
estará en el equipo con ingenieros. Algo que tomamos en cuenta
para aceptarlos en el concurso fue su carta de motivos”, comentó.
Después de un curso impartido por tres
ingenieros (uno experto en electrónica, otro en programación
de microcontroladores y uno más en preparación de la misión
y empaquetamiento del sistema), los participantes deberán construir
su propio satélite. “La idea es que los tres o cinco mejores
asistan a un concurso nacional de CanSat, al que queremos invitar a
otras instituciones del país, para luego intervenir en competencias
internacionales”.
Encabezado por la UNAM, este proyecto para
realizar una competencia nacional, cuenta con el apoyo del Consejo Nacional
de Ciencia y Tecnología, mediante la Red de Ciencia y Tecnología
Espaciales y, en su momento, se coordinará con la Agencia Espacial
Mexicana.
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