• No existen esquemas específicos
para tomarlos en cuenta en el sector productivo ni recursos suficientes
para atender los problemas económicos, de violencia y delincuencia,
drogadicción y alcoholismo que enfrentan, sostuvo en la UNAM,
Carlos Rojas, director del Instituto Nacional de la Economía
Social
En México no hay esquemas específicos
para incluir a los jóvenes en el sector productivo ni recursos
suficientes para atender los problemas económicos, de violencia,
delincuencia, drogadicción y alcoholismo que enfrentan, expuso
en la UNAM, Carlos Rojas, director del Instituto Nacional de la Economía
Social (INAES).
En el encuentro, organizado por el Programa
Universitario de Estudios del Desarrollo (PUED) de esta casa de estudios,
señaló que el país requiere una estrategia institucional
de fondo y multisectorial para aprovechar el potencial de este segmento
poblacional en favor del desarrollo nacional. En este contexto, la prioridad
es construir políticas públicas relacionadas.
Refirió que, de acuerdo a la Encuesta
Iberoamericana de la Juventud, existen cuatro factores que este sector
considera clave: delincuencia y violencia, drogadicción y alcoholismo,
problemas económicos y, finalmente, desempleo.
Al revisar las finanzas del país, las
cantidades destinadas por la federación a estos rubros, con énfasis
en los jóvenes, “son modestísimas o, en su defecto,
inexistentes”, subrayó.
El titular de la instancia, perteneciente a
la Secretaría de Economía, indicó que, de acuerdo
con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE), el Estado invierte 600 mil pesos en cada uno
de los mexicanos entre cero y 18 años de edad.
En contraste, los recursos para incluirlos
en actividades productivas prácticamente son inexistentes. Las
secretarías de Desarrollo Social o de Agricultura, Ganadería,
Rural, Pesca y Alimentación, entre otras, aunque cuentan con
programas productivos, no tienen ninguno dirigido al sector; “no
hay una política deliberada que los ayude”, abundó.
Prioridad nacional
Rojas informó que el 26 por ciento de
la población del país tiene entre 15 y 29 años.
Uno de cada cuatro está en la línea de pobreza extrema
y 53 por ciento de los desocupados en nuestro territorio pertenece a
este sector. Según la OCDE, el 24.7 por ciento de los jóvenes
mexicanos no estudia ni trabaja.
En el contexto de falta de oportunidades, cuatro
de cada 10 connacionales que migran a Estados Unidos son menores de
24 años. Con la pérdida de jóvenes en mejores condiciones
de salud y educación que sus padres o abuelos, la nación
desaprovecha oportunidades.
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