La elocuencia del silencio de Alina es producto de
su tenacidad, fuerza, voluntad inquebrantable, empeño
y valentía. Las personas no se percatan de su discapacidad,
hasta que brota el diálogo incesante que siempre tiene
en su mente y se hace manifiesto a los demás.
La vida de esta auténtica luchadora, así
como su examen profesional, merecen una “Mención
Especial”. Recién nacida, Alina Fernanda Morones
Mendoza tuvo una infección intrahospitalaria y perdió
la audición.
Hoy, se siente feliz y orgullosa por haber concluido
sus estudios profesionales; se tituló como ingeniera
geofísica con el trabajo “Interpretación
petrofísica en pozos de un campo de la región
marina”, sin haber escuchado una palabra.
Alina, relató su madre, Elva Margarita Mendoza,
padece hipoacusia, una incapacidad total o parcial para escuchar
sonidos en uno o ambos oídos; puede ser leve, moderada,
grave o profunda. A ella la afectó esta última,
la más severa, la que llamamos sordera.
Luego de detectar el problema, su familia buscó
ayuda, hasta encontrar la más conveniente: a Rosa Noriega,
la maestra que se encargó de oralizar a la niña
hasta que cursó el sexto año de primaria, relató
Elva Margarita con lágrimas de agradecimiento. Debido
a ello, la joven no utiliza lenguaje de señas; ella lee
los labios y habla, dentro de sus posibilidades.
Hasta la secundaria, sus estudios fueron un “largo
peregrinar”, por eso, al llegar al bachillerato “no
quise que ingresara a la prepa, la obligué a entrar a
una escuela técnica, donde cursó tres años
que para ella fueron perdidos, siempre me lo ha dicho”.
Al concluir ese periodo, la determinación de
Alina de continuar su camino hasta alcanzar la instrucción
profesional no se había modificado, así que le
anunció a su madre que estudiaría la prepa y lo
hizo con excelencia en un plantel del gobierno del DF.
El siguiente reto fue entrar a la UNAM. Esta madre
de familia recibió la noticia de que Alina quería
estudiar ingeniería geofísica. Por no poder hablar,
las áreas de la literatura y de las humanidades se le
dificultan; por el contrario, las matemáticas y la física
se le facilitan y la apasionan, así que pensó
en esta última opción. Sin embargo, una de sus
hermanas, ingeniera petrolera (la otra es química), le
habló de la ingeniería geofísica y se decidió
por esta área.
Con cierto temor se enfrentó al reto. En el
trayecto tuvo muchas dificultades, una de las mayores, que los
profesores hablaran mientras daban la espalda a los alumnos
para escribir en el pizarrón. Entonces, como siempre,
como ahora, tuvo el apoyo de sus amigos y compañeros
de clase, quienes le ayudaron a llenar esos “huecos”
y a hacer sus tareas.
De ese modo, como reconoce su director de tesis, Héctor
Ricardo Castrejón Pineda, Alina Fernanda, hoy de 28 años,
se convirtió en una de las mejores alumnas de su grupo.
Profundidades: del espíritu a la tierra
En el Aula Magna de la Facultad de Ingeniería,
ante familiares y amigos, Alina Morones sustentó su tesis,
frente al jurado presidido por Juan Manuel Villamar Vigueras.
Fue el propio ingeniero quien le informó su calificación
aprobatoria, con Mención Especial.
El objetivo de su trabajo, explica ella misma, es estimar
el volumen de hidrocarburos, así como actualizar la información
disponible.
En la presentación del estudio, indica que se
realiza la caracterización petrofísica de un campo
de la región marina suroeste, para que pueda servir como
base de consulta para el desarrollo del mismo, sin perder de
vista que está en exploración, con miras a continuar
la perforación de más pozos dentro de las reservas
probadas.
Sin embargo, aclara, hay que tomar en cuenta que las
interpretaciones pueden cambiar con el paso del tiempo, por
ejemplo, los contactos agua-aceite a lo largo de la vida productiva
de un pozo varían, es decir, el agua tiene movilidad
en función del ritmo de explotación del campo
y siempre hay que tenerla en cuenta si se quiere perforar un
pozo o disparar un nuevo intervalo.
La interpretación también puede servir
para utilizarla en correlación para nuevos campos y así
tener un mejor desarrollo de los mismos. El campo Xanab de la
región marina suroeste, se ha convertido en uno de los
más productivos y rentables dentro de la industria petrolera
de nuestro país. Cuenta con seis pozos de alta presión
y temperatura elevada, que alcanzan una producción de
64 mil 800 barriles de aceite por día.
La tesis aborda, en el capítulo 1, la introducción
al tema; en el 2, la geología del área de estudio;
en el 3, los registros geofísicos de pozos como la fuente
más abundante de información petrofísica;
en el 4, se describe el flujo de trabajo en la interpretación
petrofísica; en el 5, los resultados del análisis
petrofísico y, finalmente, en el 6, se incluyen las principales
conclusiones.
La joven explicó que eligió el tema
porque su hermana trabaja en una compañía desde
la cual aprendió a conocer los campos petroleros. A ella
también le gustaría laborar en esa industria y,
en específico, en el área de exploración
de hidrocarburos.
Como es normal, Alina se sintió nerviosa al
iniciar su examen, pero después pudo continuar sin problemas.
Ya como ingeniera, relajada, sonriente y un poco cansada de
usar zapatos de tacón, estuvo lista para el festejo y,
quizá, para el baile, que realiza a la perfección
con sólo sentir las vibraciones de la música.
De ese modo, para ella la Mención Especial será
por vivir en el constante vencimiento de obstáculos,
y la titulación es sólo un testimonio de ello.
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