La violencia y muertes en el futbol argentino muestran
una marcada disminución en estadios y sus alrededores,
según estadísticas del periodo 2003-2010. Sin
embargo, se observa un aumento en las agresiones que involucran
a las llamadas barrabravas, ocurridas fuera de las coordenadas
que delimitan la jornada deportiva.
Conclusiones como las anteriores se desprenden del
trabajo de Natalia Isabel D’Angelo, Violencia en el
futbol argentino. Redes sociales y políticas
sociales, que le valió el premio de la Academia
Mexicana de las Ciencias a las mejores tesis de doctorado en
Ciencias Sociales y Humanidades 2012. La estudiante de la Facultad
de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM fue
asesorada por Matilde Luna Ledesma, del Instituto de Investigaciones
Sociales.
Desde sus inicios, a finales del siglo XIX, la práctica
de este deporte en el país sudamericano ha estado vinculada
a la violencia. Ésta se asociaba al descontento de los
aficionados con los fallos arbitrales, los marcadores y la hostilidad
a los adversarios. Como resultado, la lista de muertes relacionadas
con el balompié (cuyo conteo inicia en 1929), asciende
hoy a 300.
De esta investigación, se desprende que los
reportes de los operativos policiales circunscriben la estadística
al traslado previo al partido, su desarrollo y acciones posteriores,
pero no contemplan los incidentes violentos fuera de las coordenadas
espacio-temporales del encuentro deportivo, los cuales han aumentado
y dado otra fisonomía al fenómeno. En este sentido,
se habla de nuevos escenarios y conflictos que involucran a
las barrabravas.
El análisis de las estadísticas policial
y de las muertes permite afirmar dicho cambio. En el periodo
1971-2010 se aprecia, por un lado, una disminución de
decesos resultantes de enfrentamientos interbarras y de problemas
con operativos policiales y, por otro, un alza en la cifra de
muertes vinculadas a problemas internos de ese tipo de escuadras,
señaló la estudiante argentina.
La autora sugiere atender el potencial de las redes
sociales como una forma de comprender el fenómeno, en
la medida que su acercamiento dio cuenta de la conformación
de una poderosa red tejida entre barrabravas, dirigentes
del futbol, políticos y agentes de seguridad pública.
Para ello, analizó formatos y tipologías de vínculos
que le permitieron afirmar que la problemática actual
se comprende mejor si se atiende a las conexiones e intercambios
que dan sustento a este entramado tan complejo.
D’Angelo escribió su tesis doctoral entre
agosto del año 2008 y marzo de 2012; la defendió
meses después. Consta de cuatro capítulos: El
primero se titula “Barrabravas: hacia un encuadre
conceptual”, en el que analizó los enfoques de
mayor difusión sobre los aficionados violentos en el
futbol, tanto en Argentina como en Europa, y planteó
los elementos para una nueva interpretación del fenómeno
a partir del marco analítico de las redes complejas.
El siguiente, “El futbol argentino y las barrabravas”,
analiza las condiciones y particularidades del nacimiento de
los clubes en Argentina y destaca su impronta violenta y las
transformaciones históricas que facilitaron el tránsito
a la conformación de las estructuras de las que forman
parte estos grupos.
El tercero, “Barrabravas y dirigentes, una lógica
de intercambios crecientes”, aborda la relación
compleja de estas agrupaciones con las dirigencias dentro de
los clubes. No se reducen a la intimidación o la subordinación,
por el contrario, se construye sobre una base de mutuo beneficio
y reconocimiento.
El último, “El Estado en la red barrabrava:
conexiones en la zona gris y efectos sobre la institucionalidad
estatal”, destaca la presencia regular del gobierno a
través de sus funcionarios e instituciones en arreglos
que benefician a los grupos referidos, y muestra cómo
ese pacto ha permitido disminuir las cifras de “la violencia
oficial”, pero da lugar a los incentivos que promueven
el conflicto en su configuración actual.
—o0o—