Para erradicar el rezago educativo, marginación,
discriminación, pobreza y carencia de acceso a distintos
servicios que padecen las poblaciones originarias del país,
se requieren políticas públicas integrales basadas
en la coordinación intersectorial y que consideren la
participación y potencial de estas comunidades, a la
par de información de calidad para atender sus problemas,
indicó Carlos Zolla, del Programa Universitario México
Nación Multicultural (PUMC) de la UNAM.
En distintos informes se advierte que estos grupos
son los más vulnerables ante las enfermedades infectocontagiosas
y crónico-degenerativas, además de presentar los
mayores niveles de desnutrición en el país. Por
ello, las estrategias de atención deben ser actualizadas
y responder al tema esencial de la desigualdad, advirtió
en ocasión del Día Internacional de los Pueblos
Indígenas, que se conmemora el 9 de agosto.
México, dijo, es un generador importante de
riqueza, aunque con extremos que lo convierten en uno de los
países más desiguales del mundo. En el polo de
la inequidad, los indígenas son el segmento demográfico
más afectado.
De acuerdo con el censo más reciente, su población
asciende a más de 15 millones de personas. El Instituto
Nacional de Lenguas Indígenas registra más de
364 variantes dialectales.
Programa de becas
El coordinador de Investigación del PUMC recordó
que la instancia, a través de un programa de becas, apoya
a cerca de 600 jóvenes indígenas inscritos en
más de 30 licenciaturas, desde Ingeniería Mecatrónica,
hasta el estudio de un instrumento en la Escuela Nacional de
Música.
El sistema de educación superior del país
constituye la subvención que otorga el monto más
alto a estas comunidades y beneficia a más estudiantes
de este segmento. Además, ha probado que con un buen
modelo de seguimiento y tutoría se abate la deserción
y se logra una eficiencia terminal alta, destacó.
Al respecto, informó que el PUMC elaboró
el capítulo México en las dos ediciones más
recientes del anuario El mundo indígena, publicado
por el Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Indígenas,
con sede en Dinamarca. En el análisis persisten las problemáticas
estructurales referidas, a la par de una compleja aplicación
de instrumentos para evaluar estas condiciones.
Zolla refirió que, a diferencia del Programa
de Naciones Unidas para el Desarrollo y la Comisión Nacional
para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas —que
utiliza un sistema de indicadores que consideran hasta el nivel
municipal—, el programa universitario trabaja con un índice
de desarrollo social que abarca incluso el local.
Al revisar las cifras de infraestructura sanitaria de Hermosillo,
ejemplificó, la población cuenta con servicios
de drenaje, agua potable y alcantarillado de calidad. Sin embargo,
en la costa de la capital de Sonora, el pueblo seri requiere
abastecimiento hídrico en pipas. De no profundizar hasta
el nivel de localidad, no se advierten las diferencias al interior
de los municipios, explicó.
Conjunto de iniciativas
El académico destacó que el Día
Internacional de los Pueblos Indígenas constituye un
llamado de atención a gobiernos, organismos de cooperación
internacional y a la ciudadanía, en respuesta a las demandas
de estos grupos y sus organizaciones para atender problemas
estructurales y coyunturales, a propósito de ciertas
circunstancias, como denuncias por el daño causado por
compañías mineras extranjeras a ecosistemas y
poblaciones.
La integración del Grupo de Trabajo sobre Poblaciones
Indígenas de Ginebra, la aprobación del Convenio
169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)
y la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos
de los Pueblos Indígenas, así como la creación
del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas y de
la figura del relator especial para los Derechos Humanos de
los Pueblos Indígenas, significan un avance en la visibilización
de estos grupos y sus problemas, subrayó.
“A la par de este conjunto de iniciativas, transitamos
al Segundo Decenio Internacional de los Pueblos Indígenas.
En los planteamientos de Naciones Unidas, estas comunidades
representan una prioridad global, preocupación que no
siempre encuentra vías de acción de los Estados
y de las propias agencias del sistema ONU”, sostuvo el
académico.
Iniciativa regional
Con el auspicio del PUMC, recordó, 25 líderes
indígenas de 19 países americanos signaron el
Pacto del Pedregal, que contiene la elaboración de un
informe de evaluación del primer decenio (1995-2004)
y el desarrollo de un modelo de seguimiento y evaluación
del segundo (2005-2014). El programa universitario fue designado
responsable de ambas tareas, en coordinación con una
Comisión Revisora formada por cuatro líderes indígenas.
La situación de los pueblos originarios implica todos
los temas y sectores de la sociedad: educación, desarrollo
económico, ecosistemas, recursos naturales y salud, entre
otros. Esto alude a la necesidad de la coordinación intersectorial
e interinstitucional en el diseño de programas y estrategias
orientadas al mundo indígena, concluyó.
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