Verónica Zola Ontiveros Hernández, profesora
de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) Unidad
Morelia, dirige un proyecto de investigación sobre actividad
solar y clima espacial, enfocado a estudiar al astro a través
de imágenes en luz blanca, extremo ultravioleta y centelleo
planetario.
El trabajo de la doctora en Física Espacial
por la UNAM, consiste en entender la física detrás
de la actividad solar con la información que se obtiene
de la estrella, por medio de sondas dedicadas a su observación,
además, busca la transmisión de esos datos y su
estudio para conocer los efectos que tiene esa actividad en
la Tierra.
La experta recordó que en octubre de 2006, inició
la misión del Observatorio de Relaciones Solar-Terrestres
(STEREO, por sus siglas en inglés) de la NASA, que consta
de dos sondas idénticas que monitorean al Sol de forma
similar, pero desde ángulos distintos.
Esos dispositivos fueron dotados de cuatro paquetes de instrumentos
distintos, entre medidores, detectores, cámaras y telescopios,
que permiten un análisis a fondo del comportamiento del
astro y de fenómenos relacionados al llamado clima espacial.
Constituyen una de las herramientas básicas del estudio
propuesto por la universitaria, en especial, uno de los paquetes,
el llamado Investigador Heliosférico de Conexión
Coronal Sol-Tierra (SECCHI).
Cuentan con cinco telescopios que registran desde condiciones
ultravioleta, hasta el espacio entre la Tierra y el Sol, para
analizar la evolución de las eyecciones de manera tridimensional
y sus impactos en nuestro planeta.
De acuerdo con el proyecto de Ontiveros Hernández,
comprender los orígenes de estos fenómenos no
sólo es una oportunidad de observar un problema de la
física del espacio, también tiene importantes
consecuencias sociales y económicas. Por lo tanto, “una
cobertura continua de las eyecciones solares desde su nacimiento,
hasta que impactan en nuestro mundo –y en tercera dimensión-,
es algo que se consigue por primera vez con STEREO”.
Entre las actividades más destacadas del astro
y, por tanto, las bases del estudio promovido por la especialista,
están las eyecciones de masa coronal y las ondas de la
corona solar.
Está en un estado permanente de “expansión
del plasma de la corona”, ello significa que emite radiación
constante hacia el espacio, fenómeno conocido como viento
solar. Así como hay “viento” puede haber
“tormenta” y éstas se presentan con explosiones
en la corona, conocidas como eyecciones de masa, generadas por
inestabilidades en el campo magnético.
Su importancia radica en el impacto que tienen en la
Tierra. “A nosotros no nos pasa nada, pues esa actividad
siempre ha existido”, afirmó. Las expulsiones afectan
principalmente a la tecnología; los generadores de energía
eléctrica y las redes de telecomunicaciones podrían
ser impactados, así como los satélites en el espacio
y sus órbitas, ejemplificó.
Cada día dependemos más de la tecnología,
por lo que estamos más expuestos a las consecuencias
que pueden tener las eyecciones solares; “no se puede
hacer nada para evitarlas, pero sí prevenir daños.
Las compañías de telecomunicaciones pueden ‘apagar’
sus satélites; sí, les cuesta reactivarlos y probablemente
pierdan su órbita, pero se recuperan y no hay una pérdida
total”, destacó la académica.
El impacto de una eyección en la Tierra no es
inmediato. Si se presentara, “al calcular la velocidad
y distancia se podría medir el momento del ‘golpe’
en la Tierra”.
Otro campo donde podría afectar una eyección
es en la aviación, pues hay líneas aéreas
que cubren trayectorias polares. Cerca de los polos existen
zonas de alta radiación electromagnética, eso
es normal, pero se incrementa si llega una eyección,
lo que puede dañar los instrumentos del avión.
La investigación de Ontiveros Hernández
está enfocada a leer, interpretar y dar resultados de
las observaciones que misiones como STEREO recuperan.
Su trabajo se divide en tres pasos: el primero es “la
instalación técnica y generación de base
de datos de eventos solares y de gran escala, asociados al clima
espacial”. El segundo se sustenta en el análisis
de casos particulares de actividad del astro, que permita sentar
las bases de un estudio de larga escala temporal de eyecciones
y sus efectos terrestres.
Este análisis estará enfocado en los
eventos de mayor repercusión en cuanto a clima espacial
se refiere. Por último, se hará un análisis
de larga escala temporal, de acuerdo con los pasos anteriores.
La razón principal para este trabajo –financiado
por el Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación
e Innovación Tecnológica de la UNAM–, es
que no hay una base de datos procesados abierta. Por ello, Verónica
Zola pretende desarrollar una para uso de la ENES y otras entidades
de la Universidad, que incluya la información, así
como su procesamiento y análisis.
Para complementar la información de las sondas
espaciales, comparará los resultados con los obtenidos
con el radiotelescopio de centelleo interplanetario de esta
casa de estudios, en Coeneo, Michoacán. Este instrumento
mide perturbaciones en el espacio y forma parte de una red mundial
de telescopios que vigilan las tormentas solares que podrían
alcanzar a la Tierra.
El radiotelescopio es una antena de 139.65 megahercios
(MHz), que ocupa un espacio de nueve mil 500 metros cuadrados,
cuyos receptores captan señales de radio provenientes
del espacio. Su importancia es que “es el único
en este lado del hemisferio”.
Con los resultados obtenidos de este proyecto se podrán
validar los datos acerca de las perturbaciones provenientes
del Sol, y la intensidad con la que se capten ayudaría
a calcular sus distancias y trayectorias. Esta información
engrosará la base y contribuirá a que sea más
exacta, finalizó la universitaria.
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