La complejidad y trascendencia de los aspectos económicos
en la relación de pareja determinan, en buena medida,
el curso que tomará el proyecto de vida que tenga esa
unión, afirmó Patricia Meraz Ríos, del
doctorado en Psicología de la UNAM.
Al hablar sobre los primeros resultados de su investigación
doctoral titulada Monederos y carteras: implicaciones psicológicas
relacionadas con el manejo de las finanzas familiares,
destacó que los matrimonios y las familias están
expuestas a múltiples decisiones económicas y
financieras que afectan tanto sus carteras como sus vidas.
De hecho, apuntó, la relación amor y
dinero se gesta desde el momento en que un hombre y una mujer
deciden vivir juntos, por ello, se puede afirmar que en ese
vínculo las relaciones se construyen a partir del manejo
y administración del capital. “El significado que
se da a los recursos económicos en el seno familiar define
valores, lealtades y necesidades”, puntualizó la
también académica de la Facultad de Psicología
(FP) de la UNAM.
De ahí que, en prácticas financieras
como la compra de la despensa, esté implícito
un entramado complejo de relaciones emocionales y de construcciones
familiares, ejemplificó. Este hecho, aparentemente rutinario,
ilustra cómo se entrecruzan los intercambios mercantiles
con los signos, prácticas y significados socioculturales,
sostuvo.
Estos asuntos se manifiestan en las conversaciones
y en los discursos cotidianos; en el valor que cada miembro
de la pareja atribuye al dinero; en la toma de decisiones, administración
y distribución del capital y, en general, en el manejo
de las finanzas, precisó.
Asimismo, acotó, representa el modo en el cual
los miembros de esta sociedad afectiva se complementan, relacionan
y dan sentido a su vida. Sin embargo, es un asunto que con frecuencia
no se aborda, lo que impacta el vínculo, las emociones
y sus expectativas.
Por tanto, el manejo del presupuesto y del patrimonio,
además de ser un asunto relacionado con la administración
y la economía doméstica, revela las relaciones
socioculturales que establecen las parejas para satisfacer sus
necesidades, construir sus realidades y proyectar sus aspiraciones.
Entonces, los asuntos financieros se manifiestan en
las conversaciones y en los discursos cotidianos, pero a manera
de quejas, reclamos o reproches. De este modo, señaló,
el dinero se convierte en fuente de conflictos, verdades y de
satisfacción de necesidades, porque de las prácticas
de administración y distribución de este recurso
depende la toma de decisiones en el hogar.
Meraz Ríos dijo que el objetivo general de su
investigación es identificar las estrategias, las negociaciones
y las formas que emplean parejas mexicanas respecto al dinero
y las decisiones implicadas en la administración y la
economía de la casa.
Asimismo, se busca explorar el papel que juegan los
aspectos económicos y financieros en el proyecto de pareja
y en la satisfacción de la vida cotidiana, así
como examinar las prácticas financieras en las que el
varón es un proveedor respecto a donde hay doble ingreso.
Entre los primeros resultados obtenidos se ha encontrado
que en las parejas que no reportan dificultades financieras
hay un manejo con decisiones consensuadas o compartidas; existe
un equilibrio entre negociaciones y manejo de poder, además
de transparencia financiera y un control de gastos y consumos,
a diferencia de aquellas que reportan dificultades, en donde
se observa información oculta sobre ingresos o gastos,
y un desequilibrio en el acceso, control y disposición
del dinero, concluyó.
—o0o—