En el Centro de Alta Tecnología (CAT) de la
Facultad de Ingeniería (FI) de la UNAM, campus Juriquilla,
Querétaro, se desarrolla el microsatélite Quetzal,
en colaboración con el Instituto Tecnológico de
Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), para el
monitoreo de contaminación atmosférica en ciudades
de América Latina.
Los científicos también diseñarán
los prototipos de la plataforma satelital que requerirá
el lanzamiento de la misión científica, que forma
parte de la Red Universitaria del Espacio (RUE), en la que participa
la Agencia Espacial Mexicana (AEXA).
El microsatélite será de órbita
baja, es decir, será lanzado a una altitud entre 700
y 800 kilómetros. Estará equipado con instrumentos
desarrollados para hacer mediciones específicas de la
atmósfera, acondicionados para el clima espacial y tendrá
una vida útil de dos a cinco años.
El proyecto busca integrar a estudiantes de licenciatura y posgrado
en el desarrollo de tecnología de este tipo, fomentar
el intercambio académico entre la UNAM y el MIT, y formar
recursos humanos, con el objetivo de motivar a los sectores
empresariales del país a apoyar este rubro.
Saúl Santillán Gutiérrez, coordinador
del CAT y responsable del proyecto, informó que en el
desarrollo del microsatélite participan la Facultad de
Ingeniería; el Centro de Ciencias de la Atmósfera
(CCA) y el Instituto de Geografía (IG) de esta casa de
estudios.
A nivel nacional, en el consorcio colaboran los centros
de Tecnología Avanzada, de Investigación Científica
y de Educación Superior de Ensenada, de Ingeniería
y Desarrollo Industrial, de Metrología, y de Investigación
y de Estudios Avanzados.
Además, los laboratorios de Propulsión
Espacial y de Sistemas espaciales del MIT, con el apoyo de Alvar
Sáenz-Otero y Paulo Lozano.
Proyecto Quetzal
Por sus características como modelo de colaboración,
el proyecto constituye un punto de cambio para el avance de
la industria aeroespacial en la nación, pues se integrarán
centros de I+D (investigación y desarrollo) y empresas
del país, con el liderazgo de la Universidad Nacional,
sostuvo Santillán Gutiérrez.
La reducción de los satélites se debe
a que la electrónica y la manufactura permiten tener
procesos con elementos que representan mayor funcionalidad y
poder de procesamiento de señales. Estos aparatos integran
elementos electrónicos comerciales que pueden configurarse
en instrumentos de menor tamaño, que pueden lanzarse
a la órbita baja.
Estos elementos, además del costo del proyecto,
hacen que sea más accesible el espacio y ofrece nuevas
oportunidades de desarrollo.
El también responsable de la Red Temática de Conacyt
en Ciencia y Tecnología del Espacio (REDCYTE), recordó
que la misión europea ENVISAT I costó mil 200
millones de euros, que la haría incosteable para una
sola nación.
“El desarrollo de Quetzal ascenderá, aproximadamente,
entre 10 y 12 millones de dólares, suma que nuestro país
tiene la capacidad de invertir en el desarrollo de su tecnología
espacial”.
Antes del primer vuelo
En su arranque, el proyecto recibió el apoyo
del MIT, gracias al programa MISTI (MIT International Science
and Technology Initiatives), después de concluir que
la colaboración con la UNAM ofrecería resultados
benéficos para ambas instituciones.
En la primera etapa, se definió la misión
del microsatélite y se establecieron los mecanismos de
colaboración para estudiantes y el programa de visitas
cortas entre las instancias.
Actualmente, se concluye la primera generación
de los sistemas que integrarán el artefacto y las simulaciones
correspondientes para garantizar su funcionamiento.
Para equiparlo se contemplan tres espectrómetros,
además de una cámara. Con el grupo de Ciencias
de la Atmósfera se definen los rangos y frecuencias en
los que operaran, informó.
En Querétaro, Jalisco, y Baja California se
localizan clústers con interés en el impulso de
la tecnología espacial, además de los centros
de desarrollo e investigación públicos. La integración
nos brinda beneficios y el proyecto Quetzal está planteado
para que tenga una derrama nacional, además de la formación
de recursos humanos, concluyó.
—o0o—