Boletín UNAM-DGCS-409
Ciudad Universitaria
11:00 hrs. 6 de julio de 2013.

Héctor Castillo Berthier
           

EN EXPANSIÓN, MODELO UNIVERSITARIO DE INTERVENCIÓN SOCIAL CON JÓVENES EN SITUACIÓN DE VIOLENCIA


Creado por Héctor Castillo Berthier, titular de la Unidad de Estudios sobre la Juventud del IIS de la UNAM, buscará integrarse al Programa Nacional de Prevención de la Violencia
•El proyecto, que inició en la Ciudad de México, se implementó en 2012 en 12 urbes del país, además de tres en Brasil, y hoy cuenta con los elementos y experiencia necesarios para apoyarlo

Héctor Castillo Berthier expone en frases simples la fórmula sencilla y resoluta de su modelo de intervención social en jóvenes: “acercarnos a ellos, darles voz, buscar con la investigación social aplicada su reinserción y desestigmatizarlos”.

El especialista del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM, explicó que se trata de un trabajo de investigación que “surge de las coladeras, de las calles sin pavimento, de los barrios. Es ahí donde nadie arriesga nada, donde apostamos que hay que invertir; es en esos lugares donde hay que rescatar las identidades culturales, y a través de ello, transformarlas en modelos de intervención”.

El problema primario de este sector de la población, argumentó Castillo Berthier, es la profunda desigualdad social y la marginalidad, de las que se desprenden otras hipótesis o causas, como él las denomina.
“La escuela dejó de ser un mecanismo de ascenso social, el empleo se ha reducido y ha crecido la informalidad, la familia se ha desdibujado y se ha incrementado la cifra de madres solteras, además de que los valores se aprenden en otros lugares y no convencionalmente en el hogar: en la esquina, en el barrio, con la banda... por lo que se fraguó una ruptura entre el joven y la institucionalidad”, explicó.

En este modelo de intervención social con jóvenes en situación de violencia se trabaja con respaldo académico desde el 2005, año en el que ocurrió la apertura de la Unidad de Estudios Sobre la Juventud al interior del IIS, y se halla en revisión metodológica con diferentes propuestas similares para integrarse a lo que será el Programa Nacional de Prevención de la Violencia.

“Hemos trabajado en Culiacán, San Luis Potosí, Monterrey, después nos contrataron dos años para ir a Brasil con el Programa Nacional de Seguridad Pública con Ciudadanía (PRONASCI); el año pasado laboramos en 12 ciudades, entre ellas, Tijuana, Nogales, Ciudad Juárez, Tapachula, San Luis Potosí, Querétaro y en localidades como Iztapalapa y Chalco.

“Y este año entramos en contacto con la Subsecretaría de Prevención y Atención Ciudadana de la Secretaría de Gobernación, en búsqueda de una estrategia para incidir en el corto plazo (tres años) en 250 urbes con los mayores índices de violencia”, relató.

El sociólogo universitario también tiene listo el libro “Jóvenes y Violencia ¿qué hacer con ellas?”, que se encuentra en el último proceso de revisión y corrección; es, según el autor, la metodología práctica, los manuales, las acciones del modelo de intervención con este segmento, “un paso a paso”, desde cómo te acercas, cómo evalúas, qué mides, cómo reportas, y cuáles son los indicadores de evaluación.

Circo Volador

Tras la encomienda recibida en 1987, de abordar y formular algunas medidas a la problemática de bandas y pandillas en la ciudad capital, Castillo Berthier emprendió un proyecto radiofónico de intervención, que permaneció durante cuatro años al aire, con repercusión e incidencia social.

“Me encuentro en una estación que es el 105.7 Estereo Joven, que era propiedad del gobierno; los sábados hacemos “Sólo para Bandas”, de 10 de la noche a dos de la mañana, que era la hora de las ‘razias’, de los apañones, y descubrí una metodología, darles el micrófono y que ellos hablen”.

Luego de su paso por las ondas hertzianas y en este acercamiento, años después se crea el concepto Circo Volador como un espacio. “Trabajamos mucho en la calle, en las banquetas, en los barrios, en las canchas, pero si te llegan dos mil jóvenes ya hay dificultad, aunque habíamos aprendido muy bien a tomar su cultura como un mecanismo de construcción de una cuestión fundamental: lenguajes comunes”.

Es así como el otrora viejo cine “Francisco Villa”, ubicado en la Calzada de La Viga, en el perímetro del emblemático mercado de Jamaica, se volvió sede desde julio de 1998 del Centro de Arte y Cultura Circo Volador que, según el investigador universitario, llevó tres años en su recuperación.

“El Circo es un programa autogestivo, no dependemos de fundaciones, ni de donaciones del gobierno; tiene talleres para chavos y solamente persigue un objetivo: modelos de intervención social con jóvenes en situación de violencia”.

El proyecto ha sido merecedor de diversos galardones a nivel local e internacional, como el Reconocimiento de la ONU (UN-Habitat), como unas de las Mejores Prácticas Sociales del Mundo en 2004; además, fue nombrado como uno de los mejores proyectos en el marco del 70 Aniversario del Servicio Social de la UNAM en 2006.

En ese mismo año, atrajo en su momento la atención de Bono (Paul David Hewson), músico y activista social de la banda irlandesa U2, quien visitó el proyecto para conocer los talleres y charlar con los jóvenes que asisten al Circo Volador.

El rock como interventor

Ha sido este género musical una de las múltiples manifestaciones y de los ingredientes permanentes en las intervenciones que ha emprendido Castillo Berthier y su equipo.

“El rock me permitió acercarme a los jóvenes de una manera directa, yo era roquero, entonces para mí significaba una forma de manifestación, de expresión, de rebeldía, y esa herramienta, que tenía incorporada en mí mismo, me sirvió en el trabajo como investigador, como una de las herramientas para el acercamiento con los jóvenes; entonces es vital”, concluyó.


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Fotos

Héctor Castillo Berthier, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.