Tres marcadores moleculares para detectar oportunamente
el cáncer cervical fueron descubiertos por Jaime Berumen
Campos, investigador de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM
y jefe de la Unidad de Medicina Genómica del Hospital
General de México.
El hallazgo, publicado en la revista científica
PLoS ONE, también permite ubicar blancos terapéuticos
y ayuda a predecir la sobrevida de las pacientes.
“La alta incidencia de este padecimiento no disminuirá
por efecto de la vacunación preventiva contra el Virus
del Papiloma Humano (VPH) antes de los 30 años. Por ello,
es necesario mejorar los procedimientos de detección
oportuna y terapéuticos contra esa afección, una
de las más frecuentes y mortales entre las mexicanas”,
alertó Berumen Campos.
Tras investigar la expresión de ocho mil 638
genes entre 43 muestras de cáncer cervical y 12 epitelios
sanos, con el uso de una tecnología de los microarreglos
de ADN, el científico y sus colaboradores identificaron
los marcadores CDC20, CDKN3 y NUSAP1, con potencial para detectar
la afección oportunamente, así como a las lesiones
precursoras de alto grado.
“El CDKN3 también puede predecir la supervivencia
de las pacientes con ese mal y servir como blanco potencial
para desarrollar medicamentos específicos”, resumió.
Detecta Papanicolau, la mitad de los casos
Durante años, la prueba de Papanicolau (o citología
exfoliativa) ha sido el procedimiento más importante
para la detección oportuna de cáncer de cuello
uterino y lesiones neoplásicas precursoras, y su aplicación
masiva en países desarrollados ha disminuido en más
de 50 por ciento la incidencia en los últimos 40 años.
Aquellas con resultados anormales en ese estudio son
remitidas a la colposcopía para confirmar, descartar
o aclarar el diagnóstico mediante un estudio histopatológico.
“Pero la sensibilidad del Papanicolau es baja,
de alrededor del 50 por ciento. De cada 10 mujeres con lesiones
precursoras de alto grado o cáncer cervical que acuden
a estudios para la detección oportuna, esa prueba detecta
a cinco; en el resto, resulta normal, aunque más tarde
algunas desarrollen la enfermedad”, explicó Berumen
Campos, adscrito al Departamento de Medicina Experimental de
la FM.
Pruebas de VPH, sensibles y poco específicas
Como el VPH es indispensable para el desarrollo del
cáncer cervical, varios procedimientos para encontrar
el genoma de ese virus se han incorporado a la detección
oportuna de la enfermedad.
“En comparación con el Papanicolau, las
pruebas de VPH tienen una sensibilidad mucho mayor, cercana
al 90 por ciento, pero su especificidad es muy baja, alrededor
del 60 por ciento. Así que el 40 por ciento de las mujeres
sanas, sin neoplasias en el cérvix, salen positivas para
dicho examen”, detalló.
La baja especificidad de estas pruebas aumenta el número
de consultas de seguimiento y las colposcopías, lo que
incrementa el costo de la detección oportuna, por lo
que esa prueba no se utiliza para ese fin, añadió
el especialista.
“Ante ello, son necesarios nuevos métodos
de detección oportuna con alta sensibilidad y especificidad.
Varios marcadores tumorales asociados a esa enfermedad se han
identificado y reportado previamente, como el CDKN2A, el TOP2A
y el MCM2, pero no se han propuesto para ese fin, sino para
precisar el diagnóstico histopatológico, pronóstico,
y el manejo clínico de las pacientes”, precisó.
El cáncer cervical se trata con cirugía,
quimioterapia, radioterapia o la combinación de éstas,
según la etapa clínica. El éxito y la supervivencia
disminuyen a medida que la enfermedad avanza.
“El porcentaje de las que sobreviven cinco años
se reduce del 93 por ciento en el primer estadio, al 15 por
ciento en el cuarto. En contraste con otros tipos de cáncer,
para los que existen fármacos contra blancos moleculares
específicos, éstos no se han desarrollado para
el cervical. El primer paso para contar con un medicamento específico
es identificar blancos moleculares que estén presentes
en las pacientes con esta patología, y ausentes en mujeres
sanas”, explicó el universitario.
Identificar y caracterizar blancos moleculares
El objetivo de la investigación fue identificar
y caracterizar blancos celulares presentes en el cáncer
cervical, y ausentes en el tejido normal, con una diferencia
significativa entre los dos grupos, para que pudieran ser considerados
como marcadores potenciales para la detección oportuna,
con una sensibilidad y especificidad cercana al 100 por ciento,
predicción de la sobrevida o como posibles blancos terapéuticos.
Con financiamiento de la UNAM, del Hospital General
de México (de la Secretaría de Salud) y del Consejo
Nacional de Ciencia y Tecnología, Berumen Campos y sus
colaboradores compararon la expresión de ocho mil 638
genes. Identificaron 997 desregulados en el cáncer cervical
y validaron con varios métodos los 21 más alterados.
Luego, seleccionaron los seis más diferentes entre las
muestras con cáncer y los controles, los que pudieron
diferenciar los dos grupos con una sensibilidad y especificidad
cercana al 100 por ciento.
“Para las pruebas de detección oportuna
es importante localizar no sólo el cáncer cervical,
sino también las lesiones precursoras del alto grado,
y distinguirlas de otras de bajo grado (que no desembocan en
la enfermedad) y del tejido sano”, aclaró.
En su búsqueda, el especialista y sus colaboradores
encontraron que los marcadores CDC20, CDKN3 y NUSAP1 se asocian
con el padecimiento y con las lesiones pre-invasoras de alto
grado, y con ello, lograron una sensibilidad y especificidad
del 90 por ciento, por lo que son buenos candidatos para ser
empleados como marcadores en el programa de detección
oportuna.
También indagaron si esos marcadores se relacionaban
con la supervivencia de las enfermas. Estudiaron la evolución
clínica de 42 pacientes durante 42 meses, y se encontró
que el CDKN3 se asocia con una corta supervivencia. “El
60 por ciento de las que tenían una concentración
elevada de éste murieron antes de dos años de
haber iniciado la afección, mientras que sólo
el 15 de las que tuvieron baja concentración de ese marcador
fallecieron en el periodo de estudio”, finalizó.
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