Boletín UNAM-DGCS-405
Ciudad Universitaria
06:00 hrs. 4 de julio de 2013.

Jaime Berumen Campos
           

DESCUBREN TRES MARCADORES MOLECULARES PARA DETECTAR OPORTUNAMENTE EL CÁNCER CERVICAL


• El hallazgo es de Jaime Berumen Campos, investigador de la Facultad de Medicina de la UNAM y del Hospital General de México
• Los marcadores tumorales CDC20, CDKN3 y NUSAP1 también sirven como blancos terapéuticos y ayudan a predecir la sobrevida de las pacientes

Tres marcadores moleculares para detectar oportunamente el cáncer cervical fueron descubiertos por Jaime Berumen Campos, investigador de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM y jefe de la Unidad de Medicina Genómica del Hospital General de México.

El hallazgo, publicado en la revista científica PLoS ONE, también permite ubicar blancos terapéuticos y ayuda a predecir la sobrevida de las pacientes.

“La alta incidencia de este padecimiento no disminuirá por efecto de la vacunación preventiva contra el Virus del Papiloma Humano (VPH) antes de los 30 años. Por ello, es necesario mejorar los procedimientos de detección oportuna y terapéuticos contra esa afección, una de las más frecuentes y mortales entre las mexicanas”, alertó Berumen Campos.

Tras investigar la expresión de ocho mil 638 genes entre 43 muestras de cáncer cervical y 12 epitelios sanos, con el uso de una tecnología de los microarreglos de ADN, el científico y sus colaboradores identificaron los marcadores CDC20, CDKN3 y NUSAP1, con potencial para detectar la afección oportunamente, así como a las lesiones precursoras de alto grado.

“El CDKN3 también puede predecir la supervivencia de las pacientes con ese mal y servir como blanco potencial para desarrollar medicamentos específicos”, resumió.

Detecta Papanicolau, la mitad de los casos

Durante años, la prueba de Papanicolau (o citología exfoliativa) ha sido el procedimiento más importante para la detección oportuna de cáncer de cuello uterino y lesiones neoplásicas precursoras, y su aplicación masiva en países desarrollados ha disminuido en más de 50 por ciento la incidencia en los últimos 40 años.

Aquellas con resultados anormales en ese estudio son remitidas a la colposcopía para confirmar, descartar o aclarar el diagnóstico mediante un estudio histopatológico.

“Pero la sensibilidad del Papanicolau es baja, de alrededor del 50 por ciento. De cada 10 mujeres con lesiones precursoras de alto grado o cáncer cervical que acuden a estudios para la detección oportuna, esa prueba detecta a cinco; en el resto, resulta normal, aunque más tarde algunas desarrollen la enfermedad”, explicó Berumen Campos, adscrito al Departamento de Medicina Experimental de la FM.

Pruebas de VPH, sensibles y poco específicas

Como el VPH es indispensable para el desarrollo del cáncer cervical, varios procedimientos para encontrar el genoma de ese virus se han incorporado a la detección oportuna de la enfermedad.

“En comparación con el Papanicolau, las pruebas de VPH tienen una sensibilidad mucho mayor, cercana al 90 por ciento, pero su especificidad es muy baja, alrededor del 60 por ciento. Así que el 40 por ciento de las mujeres sanas, sin neoplasias en el cérvix, salen positivas para dicho examen”, detalló.

La baja especificidad de estas pruebas aumenta el número de consultas de seguimiento y las colposcopías, lo que incrementa el costo de la detección oportuna, por lo que esa prueba no se utiliza para ese fin, añadió el especialista.

“Ante ello, son necesarios nuevos métodos de detección oportuna con alta sensibilidad y especificidad. Varios marcadores tumorales asociados a esa enfermedad se han identificado y reportado previamente, como el CDKN2A, el TOP2A y el MCM2, pero no se han propuesto para ese fin, sino para precisar el diagnóstico histopatológico, pronóstico, y el manejo clínico de las pacientes”, precisó.

El cáncer cervical se trata con cirugía, quimioterapia, radioterapia o la combinación de éstas, según la etapa clínica. El éxito y la supervivencia disminuyen a medida que la enfermedad avanza.

“El porcentaje de las que sobreviven cinco años se reduce del 93 por ciento en el primer estadio, al 15 por ciento en el cuarto. En contraste con otros tipos de cáncer, para los que existen fármacos contra blancos moleculares específicos, éstos no se han desarrollado para el cervical. El primer paso para contar con un medicamento específico es identificar blancos moleculares que estén presentes en las pacientes con esta patología, y ausentes en mujeres sanas”, explicó el universitario.

Identificar y caracterizar blancos moleculares

El objetivo de la investigación fue identificar y caracterizar blancos celulares presentes en el cáncer cervical, y ausentes en el tejido normal, con una diferencia significativa entre los dos grupos, para que pudieran ser considerados como marcadores potenciales para la detección oportuna, con una sensibilidad y especificidad cercana al 100 por ciento, predicción de la sobrevida o como posibles blancos terapéuticos.

Con financiamiento de la UNAM, del Hospital General de México (de la Secretaría de Salud) y del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, Berumen Campos y sus colaboradores compararon la expresión de ocho mil 638 genes. Identificaron 997 desregulados en el cáncer cervical y validaron con varios métodos los 21 más alterados. Luego, seleccionaron los seis más diferentes entre las muestras con cáncer y los controles, los que pudieron diferenciar los dos grupos con una sensibilidad y especificidad cercana al 100 por ciento.

“Para las pruebas de detección oportuna es importante localizar no sólo el cáncer cervical, sino también las lesiones precursoras del alto grado, y distinguirlas de otras de bajo grado (que no desembocan en la enfermedad) y del tejido sano”, aclaró.

En su búsqueda, el especialista y sus colaboradores encontraron que los marcadores CDC20, CDKN3 y NUSAP1 se asocian con el padecimiento y con las lesiones pre-invasoras de alto grado, y con ello, lograron una sensibilidad y especificidad del 90 por ciento, por lo que son buenos candidatos para ser empleados como marcadores en el programa de detección oportuna.

También indagaron si esos marcadores se relacionaban con la supervivencia de las enfermas. Estudiaron la evolución clínica de 42 pacientes durante 42 meses, y se encontró que el CDKN3 se asocia con una corta supervivencia. “El 60 por ciento de las que tenían una concentración elevada de éste murieron antes de dos años de haber iniciado la afección, mientras que sólo el 15 de las que tuvieron baja concentración de ese marcador fallecieron en el periodo de estudio”, finalizó.

—o0o—


Fotos

Jaime Berumen Campos, investigador de la Facultad de Medicina de la UNAM.