El radón es un gas radiactivo natural que se
produce en las diferentes capas geológicas de la Tierra.
Llega al ambiente desde el suelo y entra a sitios cerrados como
casas, escuelas y lugares de trabajo, donde se respira con el
consiguiente riesgo a la salud, como el cáncer pulmonar,
el más conocido y grave.
Por ello, es importante detectarlo, medirlo y, en su
caso, mitigarlo, señaló Guillermo Espinosa García,
investigador del Instituto de Física (IF) de la UNAM,
quien ha estudiado ese elemento radioactivo y sus efectos en
salud pública por más de 20 años.
Un paso adelante de la detección, el universitario
ha desarrollado un método de mitigación para reducir
las concentraciones intramuros, que actualmente está
en proceso de patente en esta casa de estudios.
En México no se mide oficialmente, por no existir
regulaciones
En México esas concentraciones en casas, edificios
y lugares de trabajo no se miden oficialmente, por no existir
regulaciones de las autoridades competentes, ni normas nacionales.
En el país sería aplicable el método
de Espinosa García en casos de concentraciones de radón
intramuros por arriba de las normas internacionales, pero estoy
convencido de que no es el problema más importante, por
la economía; es poco factible por las carencias sociales
y económicas, pues todavía existen viviendas con
pisos de tierra, cuyas partículas suspendidas pueden
ser tan peligrosas o más que el mismo elemento en la
generación de cánceres.
“Además, hay una gran deficiencia de casa
digna para la población”, y ante la preocupación
básica por obtener una, la acumulación de ese
gas es de menor importancia.
En contraste, en Europa y Estados Unidos es obligatorio
medirlo, pues se considera un aspecto de seguridad en lugares
habitacionales y oficinas. En la Unión Americana, una
casa que no está certificada radiológicamente
en los niveles por debajo de las normas, no tiene valor comercial.
Otros países como Finlandia, Suecia, Suiza y
Reino Unido poseen reglamentaciones rigurosas. Hay casos en
que si una vivienda no está certificada, a los habitantes
se les niegan los seguros médicos y de vida.
Debido a ello, esos territorios representan un mercado
para el método de mitigación, que podrá
aplicarse una vez que esté lista la patente internacional
en trámite. “En naciones nórdicas, han oído
de este método y están prontos a emplearlo en
cuanto se comercialice, dado que es económico y simple,
y de bajo consumo eléctrico”.
El problema del radón intramuros se agudiza
en los países nórdicos (Finlandia y Suecia), Reino
Unido, Estados Unidos, y en general, en aquellos con niveles
de cinco grados bajo cero, o menos, por temporadas largas en
el año. La razón es que las casas se tienen que
mantener cerradas y con aire acondicionado, para evitar las
bajas temperaturas.
“Ello provoca mayor concentración del
gas al interior, algo que no ocurre en zonas tropicales o de
clima benigno como México, donde abrimos las ventanas
y circula el aire gran parte del año”, detalló.
Lo interesante, prosiguió, es que desarrollamos
dentro de la UNAM tecnología mexicana, pues la medición,
los métodos de mitigación y las calibraciones
fueron generados por nuestro Proyecto de Aplicaciones de la
Dosimetría del Instituto de Física.
Entre los logros de vinculación con la iniciativa
privada, el físico universitario consiguió un
contrato de dos años con una institución bancaria
de capital y regulaciones inglesas, para medir las concentraciones
de ese elemento dentro de sus sucursales en todo el país.
“Nos dejó gran experiencia científica y
financiamiento para continuar con las investigaciones y la formación
de estudiantes”.
El procedimiento
Un vaso desechable de 330 mililitros de plástico
transparente es parte del dispositivo de Espinosa García
para medir el radón dentro de un sitio cerrado; es simple
y fácil de construir, y sobre todo está dentro
de los presupuestos universitarios para mediciones masivas.
En el dispositivo, el científico introduce material
sensible al radón, un plástico denominado comercialmente
CR-39, y una pequeña bolsa con material absorbente de
humedad; estos elementos se colocan dentro del vaso, que se
tapa con plástico de alta porosidad, para evitar el ingreso
de partículas sólidas suspendidas.
Entonces, se coloca a 20 centímetros del techo de una
habitación, alejado en lo posible de la corriente de
aire. Las partículas radioactivas del radón inciden
en el material sensible (CR-39), que después de un proceso
de grabado químico forman trazas o huellas permanentes
en el CR-39. Esta metodología se ha denominado “Trazas
Nucleares en Sólidos”, y las mediciones son de
gran precisión, confiables, y sirven para hacer cálculos
de la cantidad de radiación que ingresa al organismo
humano.
Durante el proceso de la patente, el método
de mitigación se comparó con más de 360
trabajos ya patentados internacionalmente, se analizaron las
diferencias y ninguno se parece, apuntó Espinosa Garacía,
quien lamentó que esta fase dure cuatro años,
por lo que se podrá liberar este método para su
comercialización hasta el año 2015.
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