Boletín UNAM-DGCS-357
Ciudad Universitaria.

14:30 hrs. 12 de junio de 2013.


Rosa Romero Centeno



SE REQUIERE MÁS INFRAESTRUCTURA E INVESTIGACIÓN PARA MEJORAR LOS PRONÓSTICOS DE HURACANES


• Ampliar la red de monitoreo atmosférico y aumentar radiosondas, radares meteorológicos y boyas, a fin de generar más datos propios de los fenómenos, dijo Rosario Romero Centeno, del CCA de la UNAM
• El pronóstico del Sistema Meteorológico Nacional prevé para esta temporada 32 ciclones tropicales, 18 en el Atlántico y 14 en el Pacífico, pero aún no podemos saber si alguno tocará tierra, advirtió la científica

México necesita más infraestructura e investigación científica para mejorar los pronósticos de fenómenos naturales como huracanes, afirmó Rosario Romero Centeno, investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM.

“Es necesario ampliar la red de monitoreo atmosférico y la cantidad de estaciones de radiosondeo, radares meteorológicos y boyas metoceánicas para generar más datos propios de los eventos que afectan a diferentes zonas del país, pues en particular durante la temporada de ciclones tropicales, aún dependemos mucho de la información del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos”, dijo la matemática, maestra en oceanografía física y doctora en física de la atmósfera.

Modelación numérica

Romero Centeno y sus colegas del CCA trabajan actualmente en la modelación numérica. “Estos procesos incorporan la mayor cantidad de las tareas físicas involucradas en la evolución de estos fenómenos y arrojan datos de distintas variables, como campos de viento, de presión y de temperatura, además de humedad y precipitación”, detalló.

Con esos datos, los científicos pueden saber si está en formación una tormenta de este tipo en el Pacífico o el Atlántico, así como su posible trayectoria, y así realizar un pronóstico a corto plazo. Para sus análisis emplean un modelo desarrollado por varias instituciones científicas norteamericanas, de acceso libre, al que adecúan las condiciones de México.

“Se alimenta con las condiciones iniciales de un modelo global, de escala planetaria; se corre el modelo y cada hora brinda información de ciertas variables. Implementamos el modelo con las parametrizaciones adecuadas y las características de nuestro territorio para que simule las condiciones atmosféricas que afectarán a la República Mexicana en los próximos días”, explicó.

Los esquemas numéricos se alimentan con datos observados, por ello, es importante tener una amplia red de monitoreo atmosférico, que incluya estaciones meteorológicas de superficie y de altura, así como instrumentos de medición de datos oceanográficos.

A más datos, menos incertidumbre

Siempre se tiene un grado de incertidumbre. Los pronósticos que se emiten con algunos meses de anticipación sobre la temporada de ciclones tropicales son estimados que se basan en datos históricos. La información confiable sobre sus trayectorias e intensidades existe desde fines de la década de los 60 e inicios de los 70, etapa en que se tuvo acceso a la información proporcionada por satélites. De años anteriores hay notas de los barcos que se cruzaban con estas tormentas y de las entradas de huracanes a tierra, registrados, pero no tan fiables, indicó Romero Centeno.


La era satelital aún es corta para hacer inferencias relacionadas con el cambio climático, pues para contar con pronósticos más acertados se necesitan series de datos robustas, de muchos años. “Sólo así podremos saber con claridad, por ejemplo, si se intensifican por efecto del cambio climático”, acotó.

Pronóstico 2013

Para la temporada de este año, que oficialmente inició el 15 de mayo en el Pacífico y el primero de junio en el Atlántico, Golfo de México y Mar Caribe, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), adscrito a la Comisión Nacional del Agua, prevé la ocurrencia de 32 ciclones tropicales.

Se calcula que 18 ocurrirán en el Atlántico, de ellos, nueve podrían ser tormentas tropicales, cinco huracanes moderados y cuatro intensos. Para el Pacífico, se prevén 14 eventos: seis tormentas tropicales, cuatro huracanes moderados y cuatro intensos.

En las tormentas tropicales el incremento continuo de los vientos provoca que alcancen velocidades sostenidas entre 63 y 118 kilómetros por hora, y que las nubes se distribuyan en forma de espiral.

Si el evento se intensifica a huracán, los vientos máximos sostenidos alcanzan o superan los 119 kilómetros por hora. El área nubosa cubre una extensión entre los 500 y 900 kilómetros de diámetro y produce lluvias intensas.

El ojo del huracán generalmente alcanza un diámetro que va de 24 a 40 kilómetros, aunque a veces puede acercarse a los 100 kilómetros.

Con la escala Saffir-Simpson se clasifica la intensidad, que va de la categoría uno (con vientos de 119 a 154 kilómetros por hora) a la cinco (con vientos mayores a 252 kilómetros por hora).

Romero Centeno comentó que los pronósticos actuales han mejorado en cuanto a las trayectorias, pero aún falta avanzar respecto a la intensidad. “Los que se emiten al inicio de la temporada pueden estimar si tendremos una etapa más o menos activa de lo normal, pero no podemos saber si algún huracán tocará tierra, y uno solo que lo haga puede causar una gran catástrofe”.

Por ello, consideró fundamental contar con una alerta temprana para prevenir oportunamente a la población en las zonas de riesgo.


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Fotos

Rosario Romero Centeno, investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM.