Hugo Reyes y Silvia Larraza, profesores de la Facultad
de Estudios Superiores (FES) Acatlán, elaboraron el libro
Álgebra, nivel secundaria, para estudiantes
ciegos y de visión baja, y para profesores que apoyan
a estos alumnos. “Si los impresos en braille son pocos
(en su mayoría novelas y cuentos), los textos matemáticos
resultan contados”, señalaron.
La iniciativa de concretar las tres versiones (con
caracteres braille para ciegos; ampliados para personas con
visión baja, y normales para el docente), fue patrocinada
por la Dirección General de Asuntos del Personal Académico
de la UNAM. Para lograrlo, debió conseguirse maquinaria
en Suecia y papel especial. Este material se sometió
al escrutinio de usuarios de la Ciudad de México y Cuernavaca,
Morelos.
Silvia Larraza agradeció al actuario Hugo Reyes
por darle la oportunidad de compartir su tiempo y esfuerzo para
crear un material inédito dirigido a uno de los sectores
más olvidados de la sociedad; a Susana Huet Herrera (de
la Escuela de Educación Especial 8 para Trastornos Visuales)
porque, sin su ayuda en la revisión del trabajo, no hubiera
sido posible darle cohesión, estructura y sentido, y
al diseñador Eduardo Hernández, porque sin su
ayuda técnica y compromiso personal no hubiera sido posible
la materialización en braille del documento.
También reconoció a Nora Goris por apoyar
la publicación de los libros en sus tres versiones, y
a quienes en la FES Acatlán que contribuyeron a la realización,
publicación y difusión de los mismos.
Por su parte, Reyes Martínez, quien tiene problemas
de visión, indicó que “el álgebra
es la llave que abre las puertas de las otras disciplinas de
la matemática y que se enfocaron en la secundaria porque
de ésta no hay nada impreso en el sistema braille”.
“Lo que nos motivó fue ayudar a personas
con discapacidad visual para que lleguen más fácilmente
a la universidad”. Además, refirió que la
impresión del documento fue producto de más de
tres años y no menos de 30 versiones preliminares.
“En Latinoamérica se carece de libros
técnicos de álgebra, porque el sistema referido
fue hecho para leer y escribir narrativa, por lo que no se ha
incursionado en los lenguajes simbólicos como las matemáticas,
o incluso la física o química”.
Huet Herrera señaló que el ejemplar es
producto de una investigación larga y seria que se apoyó
en los usuarios, con ejercicios centrados en las características
de los alumnos.
“Con la versión en tinta del material,
los estudiantes pueden ser apoyados ya sea por un maestro, o
por sus padres, hermanos o amigos para que les lean”.
El diseñador e impresor de la obra, Luis Eduardo
Hernández Cruz, indicó que aunque la publicación
de libros en braille se ha beneficiado con la tecnología,
de la producción mundial, menos del cinco por ciento
está dedicada a los invidentes. “Esfuerzos como
éste son relevantes, porque de cada 100 ciegos que inician
estudios, sólo cuatro llegan a la universidad”.