Para medir la distancia de las estrellas
con una precisión sin precedentes, el astrofísico
Laurent Raymond Loinard Corvaisier, investigador del Centro de
Radioastronomía y Astrofísica (CRyA) de la UNAM,
emplea desde hace 10 años una técnica de triangulación
que utiliza la rotación de la Tierra alrededor del Sol.
Con ese método midió la distancia a la
estrella T Tauri, que se encuentra a miles de billones de kilómetros
de nuestro planeta, con una exactitud de 0.5 por ciento. “No
hay otra técnica que permita alcanzar esta precisión”,
señaló en entrevista.
Loinard Corvaisier, físico y doctor en astrofísica
por la Universidad Joseph Fourier de Grenoble, Francia, es uno
de los siete científicos -tres de ellos de la UNAM- que
recibieron una de las Cátedras de Investigación
Marcos Moshinsky 2012.
“Me siento muy honrado con esta distinción,
que me ayudará a continuar mi trabajo”, dijo el
científico francés nacionalizado mexicano, que
labora en esta casa de estudios desde el año 2000, primero
en el Instituto de Astronomía, y a partir de 2003, en
el CRyA, con sede en el campus Morelia de esta universidad.
Radiotelescopios y geometría
Para medir distancias cósmicas, Loinard utiliza
una técnica llamada Interferometría de Muy Larga
Línea de Base (VLBI, por sus siglas en inglés)
que consiste en observar una estrella, galaxia u otro objeto
celeste al mismo tiempo con varios radiotelescopios, que están
separados entre sí por miles de kilómetros.
“Usamos el telescopio VLBA (Very Long Baseline
Array), un arreglo de 10 radiotelescopios idénticos,
cada uno de 25 metros de diámetro, repartidos en Estados
Unidos, desde Hawái en el Oeste, con una antena, hasta
las Islas Vírgenes, al Este, también con una,
y las otras ocho instaladas en su territorio continental. Las
10 se comportan como un solo instrumento de largo alcance”,
explicó.
Al combinar adecuadamente las observaciones que se
hacen con esas antenas, se pueden reconstruir imágenes
con resolución equivalente a la de un telescopio con
un diámetro de ocho mil kilómetros.
“La resolución angular, es decir, la capacidad
de ver pequeños detalles en el cielo, es igual que si
uno tuviera una antena de ocho mil kilómetros. La diferencia
es que captamos mucho menos luz, pues en vez de tener un plato
gigante de ocho mil kilómetros, tenemos 10 de 25 metros
cada uno. Recolectamos menos luz, pero la resolución,
la capacidad de distinguir pequeños detalles en el cielo,
es muy elevada”, comentó.
Cómo leer aquí un diario de Nueva York
Esta técnica permite generar imágenes
con alta resolución y ver detalles muy pequeños
en el cielo.
“Para dar un ejemplo comparativo, si observamos
desde la Ciudad de México a alguien sentado en Nueva
York con un periódico, los detalles que podemos ver con
este equipo corresponden a las letras del diario. Si tuviéramos
ojos con esa capacidad, podríamos leer ese periódico
desde aquí. Ese es el nivel de resolución de estos
equipos”, detalló.
Tal alcance solamente se logra con radiotelescopios. En este
momento las técnicas de radio son las únicas que
pueden hacer esto, reiteró.
Con esa técnica, Loinard Corvaisier mide de
manera precisa la posición de las estrellas, y esto permite
determinar distancias con el uso de una técnica de triangulación,
parecida a la que utilizan los ingenieros topógrafos,
que miden la distribución y geografía del terreno
con aparatos con los que miran un punto desde diferentes perspectivas,
y luego comparan sus resultados.
“Nosotros hacemos algo parecido, pero con el
uso del movimiento de la Tierra alrededor del Sol. Si estamos
en marzo, el planeta aparece en una cierta dirección
del cielo. Luego la vemos seis meses después, en septiembre,
y como nuestro mundo ya está del otro lado del Sol, entonces
la dirección en el cielo donde aparece la estrella es
ligeramente diferente. Con estos radiotelescopios podemos medir
ese pequeño cambio de posición que ocurrió
debido al movimiento”, detalló.
Con este método de triangulación, el
astrofísico puede determinar a qué tan lejos se
encuentran las estrellas.
La importancia de la distancia
“La determinación de las distancias es
el primer escalón de toda la astrofísica, pues
sin saberlas no podemos hacer nada”. En especial, la determinación
de esta categoría respecto a estrellas jóvenes
es importante para dos grandes áreas de estudio: el de
las estrellas nacientes y jóvenes, y el de la estructura
de la galaxia en que vivimos.
Para saber si uno de esos cuerpos celestes acaba de
nacer, y conocer los mecanismos físicos que ocurren para
que tenga ciertas características, los científicos
emplean técnicas y modelos teóricos que se desarrollan
en computadoras y predicen ese proceso.
“Al mirar las estrellas jóvenes, se determinan
sus características observacionalmente y se comparan
con los modelos teóricos. Si no coinciden, el modelo
tiene que modificarse”.
Por ejemplo, “una de las caracteristicas más
importantes de las estrellas jóvenes es su luminosidad,
es decir, cuánta luz emiten cada segundo. Esto depende
de la distancia, pues uno puede ver una estrella relativamente
brillante, pero lejana, o ver el mismo brillo porque está
más cerca”, destacó.
Sin conocer la distancia, no se puede diferenciar a
dos cuerpos por su luminosidad, y ello limita la capacidad de
comparar las observaciones con los modelos. “Podemos tener
observaciones maravillosas, pero si no sabemos la distancia,
no podemos determinar ninguna de las propiedades intrínsecas”.
Ello también sirve para estudiar la estructura
de la galaxia en la que vivimos.
“La Vía Láctea es un sistema con
muchas estrellas y una cierta estructura, donde aquéllas
no están repartidas de manera aleatoria, sino que siguen
ciertos patrones. Como estamos inmersos en este sistema, si
queremos conocer cuál es ese modelo, cómo es la
geometría de la galaxia en la que vivimos, necesitamos
ser capaces de saber que tan lejos se encuentran los objetos.
Determinar de manera precisa esta variable nos permite establecer
la forma y la geometría de la galaxia”, finalizó.