El impacto de los microbios es especialmente dominante
en suelos de sistemas áridos, donde se presume que
la principal entrada de carbono y nitrógeno en la
atmósfera está mediada por microorganismos.
Por ello, Ana Elena Escalante Hernández,
como bióloga y ecóloga evolutiva, se interesa
en los microorganismos responsables del ciclaje de nutrientes
en el planeta, lo que tiene consecuencias en la ecología
global, mediante la emisión de ciertos gases y la
captura de otros, como el bióxido de carbono.
Por sus estudios sobre la diversidad y funcionalidad
microbiana en suelos áridos de México, de
los genes a la función ecosistémica, la investigadora
del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM, fue galardonada
con la Beca L’Oréal-UNESCO-Academia Mexicana
de Ciencias, en el rubro de Ciencias Naturales.
“Esos flujos tienen impacto en el clima global
y resulta que México es mayoritariamente árido
o semiárido, por lo que el proyecto planteado se
enfocará a analizar cómo es que la diversidad
de microorganismos en los suelos áridos impacta la
entrada de nitrógeno en esos ecosistemas, y cómo
responderá esta actividad ante escenarios de cambio
climático”, planteó.
La especialista, adscrita al Laboratorio Nacional
de Ciencias de la Sostenibilidad del IE, indicó que
se trata de un proyecto “que se enmarca dentro de
la ecología microbiana, y el interés es el
estudio de la diversidad de bacterias que habita los suelos
áridos, y su papel en las entradas de nutrientes,
como el carbón y el nitrógeno atmosférico,
a esos ambientes, y su transformación en formas asimilables
por otros organismos”.
El nitrógeno atmosférico en su forma
molecular es un gas que no puede ser aprovechado por los
organismos en general, “salvo por algunos que poseen
una enzima denominada nitrogenasa, que lo descomponen, transforman
o mineralizan en forma asimilable para otros seres”,
explicó.
El interés de la universitaria es evaluar
la respuesta en diversidad y en función de comunidades
microbianas de suelos áridos de México. Sobre
todo, desarrollará su trabajo en dos tipos de desierto:
caliente y frío. En el primer caso, aplicará
su investigación en Cuatro Ciénegas, Coahuila,
y para el segundo, en un ecosistema semiárido del
Valle de Guadalupe, cerca de Ensenada, en Baja California.
“Utilizo estrategias de investigación
clásicas en ecología, es decir, en plantas,
trasplantes recíprocos que no se han hecho en comunidades
bacterianas porque implica un reto logístico importante”,
puntualizó.
Viajará en el verano, temporada de lluvias
en desiertos calientes, a Cuatro Ciénegas, donde
hará trasplantes de comunidades microbianas de las
zonas áridas frías (Valle de Guadalupe, BC),
y hará “el recíproco” de comunidades
de Coahuila en Baja California.
De esta manera, las comunidades contrastantes experimentarán
la combinación de temperatura y precipitaciones recíprocas,
y así se asegura también que las comunidades
de los suelos estén metabólicamente activas
y tengan la capacidad de fijar nitrógeno, de dividirse
y adaptarse a las nuevas condiciones.
“Las que habitan en ambos ecosistemas tienen
especies diferentes, pero aún es punto de debate
si cada arreglo de especies está específicamente
adaptado a las condiciones de cada uno de ellos. Entonces,
las intercambiaremos para determinar si su composición
varía por la influencia del entorno, para establecer
si su tasa de fijación de nitrógeno o su función
ecosistémica varía, y saber si ello se correlaciona
con las condiciones ambientales, con la composición
original o por alguna interacción entre ellas”,
detalló.
Una de las predicciones de cambio climático
para las zonas áridas es la modificación de
los patrones de precipitación; en el caso de los
desiertos, su periodo de lluvias podría verse desplazado
hacia otra época del año, además se
conoce relativamente poco del funcionamiento de los ecosistemas
áridos en términos de flujos de nutrientes.
“Si tenemos una idea de cómo responden
las comunidades microbianas a estas alteraciones, podríamos
ofrecer predicciones más realistas de cómo
las entradas de carbono y de nitrógeno podrían
verse afectadas”.
Aunque es ciencia básica, los resultados
apuntan hacia el mejoramiento de las predicciones de escenarios
de cambio climático, cuya información, en
el largo plazo, podría incidir en políticas
públicas para un mejor manejo, así como poner
un foco de atención en la relevancia de conservación
de esos entornos, que proporcionan servicios ecosistémicos
importantes.
El interés de Escalante es contar con los
primeros resultados en un año; “quizá
no publicados, pero sí vislumbrar la funcionalidad
de esta estrategia”.
Finalmente, resaltó la relevancia de la
ciencia para el desarrollo nacional, y de los estímulos
económicos para el sector. “Este premio es
importante para quienes inician en la labor de investigación,
y un incentivo para continuar en el camino de la ciencia,
aunque los avances sean de a poco”.
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