Como parte del programa de cooperación técnico-científica
entre México y Rusia, Víctor Velasco Herrera,
investigador del Instituto de Geofísica (IGf) de
la UNAM, fue nombrado representante nacional ante la Red
Aeroespacial de las universidades de ambas naciones.
Por la parte rusa participan la Academia de Cosmonáutica;
el Centro Yuri Gagarin; la Universidad Estatal de Moscú;
la Academia de Ciencias; el Instituto de Aviación
de Moscú, el Instituto de Electromecánica
de la Agencia Espacial Roscosmos, entre otras.
Dentro de las tareas conjuntas a realizar por parte
de la Red Aeroespacial, Velasco Herrera propone un monitoreo
constante de la actividad solar, por lo que sería
necesario contar con instrumentos “gemelos”
que permitan cruzar información; tanto en México
como en Rusia se tendrían equipos para analizar la
actividad del astro e intercambiar registros, dijo.
El científico adelantó que propondrá
el uso de diferentes plataformas satelitales para aplicarlos
al monitoreo del cambio climático natural y del clima
espacial.
Clima espacial
Velasco, quien recientemente fue reconocido por
los editores de la revista New Astronomy de la editorial
Elsevier, como uno de los mejores reviewers de
2012, indicó que los fenómenos que se desarrollan
por la actividad solar y su propagación en la heliósfera
se conocen como “clima espacial”, e influencian
a todos los cuerpos celestes de la heliósfera.
Entre sus trabajos de predicción, ha identificado
oscilaciones en la radiación cósmica galáctica,
lo que permitió predecir, conjuntamente con investigadores
rusos, que en 2012 empezaría una nueva temporada
de los llamados incrementos a nivel terrestre de protones
relativistas de origen solar (eventos GLE, por sus siglas
en inglés). La naturaleza corroboró la eficiencia
del método el 17 de mayo de ese año, porque
ocurrió el evento número 71 GLE. El último
registrado fue el 13 de diciembre de 2006.
Es necesario generar sistemas de alerta temprana,
tanto internos como externos, de eventos a nivel de extinción
que pudieran afectar la preservación de la vida en
el planeta, como meteoritos, indicó. No es suficiente
monitorear estos cuerpos celestes, sino que habría
que desarrollar una nueva tecnología para evitar
que penetraran la atmósfera terrestre.
Sin embargo, prosiguió, estamos en contra
del uso de armas de destrucción, porque no resuelven
el problema, por lo tanto, un sistema temprano ayudaría
a las autoridades correspondientes a tomar las medidas oportunas
para prevenir y mitigar riesgos.
La política científica de la Red
Aeroespacial Nacional en las actividades de investigación
y exploración del espacio ultraterrestre será
con fines pacíficos, “por lo que no estamos
de acuerdo en la realización de experimentos encubiertos
con fines bélicos”.
En la actualidad, el especialista trabaja en pronósticos
de la actividad solar para los siguientes 100 años.
Los resultados preliminares de sus investigaciones en 2007
adelantaron que el Sol entraría en una etapa de baja
actividad que se extendería entre seis y ocho décadas.
Cambio climático
México, en su calidad de país no-Anexo
I del Protocolo de Kioto, no está obligado a reducir
sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Sin
embargo, tiene compromisos relativos a formular y actualizar
regularmente programas nacionales de mitigación y
adaptación.
Es por ello que en los últimos años
la política ambiental y las indagaciones relacionadas
con el cambio climático se han centrado principalmente
en realizar escenarios futuristas e inventarios de los GEI,
en lugar de realizar políticas concretas para disminuirlos,
así como a la contaminación ambiental, para
mejorar la salud y bienestar de la sociedad, señaló
Velasco Herrera.
Nuevas investigaciones publicadas por el investigador
han mostrado que la cantidad de hielo del Polo Norte ha
sido escasa a lo largo de los últimos 500 años,
por lo que deberían considerarse los pronósticos
basados en 30 años de monitoreo satelital del hielo
marítimo, pues para realizar estudios de cambio climático
y pronósticos confiables se requieren datos de cientos
o miles de años.
Asimismo, puntualizó que existen fenómenos
cíclicos. “Ésa es la parte que analizamos,
la variabilidad natural de los fenómenos que nos
permiten pronosticar a corto, mediano y largo plazo”.
El futuro de la humanidad está en los países
en vías de desarrollo, por lo que tenemos que desarrollar
la economía, la energía, la ciencia y la tecnología.
“El desafío científico es encontrar
una nueva fuente de energía renovable no contaminante
que permita sobrevivir la siguiente glaciación; de
no contar con una nueva ciencia y tecnología que
permita la adaptación a una nueva etapa del cambio
climático, la humanidad regresará a la edad
de piedra”, advirtió.
“Ésa es la intención de esta
cooperación, queremos solucionar conjuntamente problemas
mundiales, pero también a nivel local. Es la parte
importante de la ciencia”, concluyó.
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