Boletín UNAM-DGCS-278
Ciudad Universitaria.
11:00 hrs. 4 de mayo de 2013


Eric Jordán Dahlgren



ANALIZAN EFECTO DE LAS ENFERMEDADES EMERGENTES EN POBLACIONES DE CORALES CLAVE

 

• El incremento de la temperatura del mar, la frecuencia e intensidad de ciclones y la modificación del balance químico de su ambiente, causados por la emisión de gases de efecto invernadero, ponen en riesgo a estas maravillas naturales, con más de 230 millones de años de existencia
• A escala local y regional, la contaminación de las costas, la pesca sin control, el uso turístico inapropiado y la presencia de especies invasoras como el pez león, representan otros peligros para estas grandes estructuras subacuáticas, alertó Eric Jordán Dahlgren, del ICMyL de la UNAM

Los arrecifes coralinos enfrentan considerables amenazas e impactos provocados por el calentamiento global y efectos locales que trastocan las condiciones naturales oceánicas, advirtió Eric Jordan Dahlgreen, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM.

Según la región del planeta, los peligros para los organismos que integran las comunidades coralinas cambian en importancia relativa. Sin embargo, independiente de la causa, si las condiciones son drásticamente transformadas, el entorno ya no es favorable para el crecimiento y reproducción de los corales, explicó el investigador de la Unidad Académica de Puerto Morelos.

A escala global, los riesgos más relevantes derivan del cambio climático causado por el desarrollo humano, en particular, por la emisión de gases de efecto invernadero.

Esto produce calentamiento de la atmósfera y de las capas superficiales del mar, con impacto negativo para los corales: estrés térmico, acidificación del mar e incremento en la frecuencia y magnitud de ciclones. Además, hay otras secuelas locales, como la contaminación y el enriquecimiento con nutrientes de las aguas.

Actualmente, analizamos las consecuencias de las enfermedades emergentes en poblaciones de corales clave, que resultan tanto del calentamiento oceánico, como de la contaminación. Aparentemente, la pérdida de calidad de las condiciones ambientales resulta también en una merma de su resistencia inmunológica, lo que aumenta la susceptibilidad a infecciones por bacterias patógenas, informó.

A escala local, los padecimientos más importantes son los conocidos como enfermedades blancas, por la rapidez con que aniquilan al tejido, hasta dejar sólo el esqueleto, y la banda amarilla, que al atacar a las zooxantelas —simbiontes de los corales indispensables para construir los arrecifes—, resulta fatal para los organismos.

Se les considera enfermedades emergentes porque eran comunes, con un efecto poblacional limitado. Hoy, son epidemias capaces de generar mortalidades masivas a escalas geográficas regionales. En el Caribe, el fenómeno es particularmente grave. Entre las especies más afectadas están las conocidas como constructores arrecifales: el cuerno de alce (Acropora palmata) o corales estrella (del complejo específico de Montastraea annularis), fundamentales desde hace millones de años.

Hasta ahora, los estragos no significan la desaparición total de las comunidades. El cambio climático y la contaminación implican nuevas condiciones ambientales, lo que genera modificaciones de estructura y la abundancia relativa de especies. Es posible que en algunos sitios los corales desaparezcan y que otro tipo de organismos, como las algas, ocupen su lugar.

Difícilmente se volverá al estado previo. Esto significará otra composición, que al ser más eficientes en las nuevas circunstancias, serán más exitosas. En este contexto, es indispensable establecer acciones y estrategias para su conservación.

Propiedades únicas

Los arrecifes coralinos poseen propiedades únicas en el planeta, resultado de la simbiosis mutualista entre organismos de tres reinos de la naturaleza, lo que determina su éxito por 230 millones de años.

Su eficiencia fisiológica y ecológica deriva de la relación simbiótica mutualista que sostiene con zooxantelas (algas que proporcionan nutrientes orgánicos) y bacterias que protegen su superficie. Esta asociación es tan eficaz que los corales escleractinios han sobrevivido a diversos cataclismos naturales. Por sus características, es una forma de organización natural exitosa.

Los arrecifes son estructuras subacuáticas formadas por los corales, pues su esqueleto está compuesto por carbonato de calcio, material de larga duración. Constituyen el varillaje natural de una construcción donde el cemento es aportado por los restos de muchos otros organismos que viven asociados.

El proceso no es caótico, refleja la forma más apropiada para las condiciones ambientales en las que viven. Como símil, podríamos imaginar la edificación de un multifamiliar que mejora continuamente para satisfacer las necesidades de sus habitantes, explicó.

Gradualmente, se convierten en grandes arrecifes coralinos debido a procesos de bioerosión y construcción, donde otros organismos, como algas calcáreas, unen los restos. Así, llegan a tener dimensiones de cientos de metros de altura y miles de kilómetros de longitud, que asemejan grandes cordilleras submarinas visibles desde el espacio.

Aunque ocupan menos del 0.1 por ciento de la superficie total de los océanos, constituyen uno de los ecosistemas más diversos del planeta, al albergar más de una cuarta parte de las especies marinas y de los grupos marinos, como moluscos, crustáceos, equinodermos, esponjas, peces y gusanos.

Amenaza global

Jordán Dahlgren señaló que el incremento de la temperatura del mar representa una amenaza. En zonas en las que supera los niveles normales o el aumento es acelerado, provoca un estrés térmico en los corales, que se ven obligados a expulsar a sus zooxantelas, de las que obtienen su alimento.

Además, les dan su color característico. Si el blanqueamiento es masivo, el arrecife adquiere un tono claro o completamente albo, al expulsar a sus simbiontes, de los que obtienen hasta el 90 por ciento de la energía que necesitan para crecer, y eso puede tener consecuencias letales. En el Caribe, los efectos son inferiores a los provocados por enfermedades emergentes, en contraste con el Pacífico, donde se registran mortalidades masivas.

La emisión de dióxido de carbono también los pone en peligro, al modificar el balance químico del mar, lo que acidifica su composición. En un medio ácido, los carbonatos se disuelven más rápido, lo que exige mayor consumo energético para construir su esqueleto. Si no cuentan con recursos suficientes, construyen estructuras más débiles y con menor densidad, y al no ser compactos, pueden perforarse o quebrarse con facilidad, precisó.

Por los efectos del cambio climático global, esta “selva marina” corre peligro. Por la acidez del medio marino, las estructuras son más vulnerables frente a los ciclones que ocurren con mayor frecuencia y causan más estragos a las comunidades coralinas.

Maravilla natural

El 27 de diciembre de 1831, el buque Beagle zarpó de Plymouth, Inglaterra, en una expedición científica en las costas de América del Sur. En la lista de tripulantes destacó el nombre de Charles Darwin, autor de El origen de las especies, obra publicada en 1859, que significaría una revolución científica.

En cinco años del viaje realizó los primeros estudios formales de los arrecifes, presentados en La estructura y distribución de arrecifes coralinos, de 1842. Lo que llamó la atención al naturalista fue encontrar grandes estructuras llenas de vida, rodeadas de aguas tropicales sin nutrientes.

“Esto se conoce como ‘la paradoja de Darwin’, ¿cómo puede una comunidad sobrevivir en medio de un desierto marino del que no puede obtener nada?”, expuso el experto.

La respuesta está en las características de los corales, que los convierten en los “maestros del reciclaje”. Con una porción mínima de nutrientes, alimentan a las algas que tienen dentro; éstas les aportan productos de crecimiento, que retribuyen en una cadena simbiótica perfecta. Así, crean un sistema de gran eficiencia ecológica, sin necesidad del entorno. Los arrecifes coralinos asemejan a un oasis en los grandes mares tropicales, un desierto acuático.

Esta situación cambia si se vierten aguas no tratadas y desechos orgánicos en el mar, pues las comunidades coralinas reciben nutrientes, que las macroalgas aprovechan con mayor facilidad y rapidez para crecer sin control y competir con los corales, que lo hacen más lentamente.

En algunas zonas llegan a cubrirlos hasta aislarlos del medio y eliminarlos o comprometer su eficiencia fisiológica hasta niveles críticos.

La pesca excesiva constituye otra amenaza. Cada vez que extraemos un pez al arrecife, le quitamos parte de sus nutrientes. Al sobreexplotarlo, le restamos a su presupuesto energético y colocamos en riesgo su permanencia, acotó.

El uso turístico inapropiado también lo compromete. Las visitas masivas, realizadas sin precaución y conciencia de la relevancia de los sistemas coralinos, causan grandes estragos, incluso indirectamente, como sucedió en el relleno artificial de playas en Cancún. Parte del sedimento depositado fue transportado a los arrecifes cercanos y cubrió a los corales. En este sentido, las obras de transformación de la costa son peligrosas, advirtió.

En el Golfo de México y en el Caribe se suma la presencia de especies invasoras como el pez león (Pteroirs volitans), que proviene del Océano Pacífico, un medio natural muy competitivo, pero que en el Caribe tiene pocos depredadores naturales.

Por la pesca excesiva exterminamos a los meros y barracudas grandes, sus cazadores naturales. Así, se trata de incentivar el consumo de esta variedad, lo que podría disminuir esa presión.

A futuro, por los impactos de los cambios producidos por el calentamiento global y las acciones humanas, cambiará la importancia relativa de las especies al interior de las comunidades coralinas.

La modificación de las condiciones implicará la preeminencia de otros organismos, no así la desaparición de los arrecifes de coral. Los ciclos ecológicos implican estas transformaciones y no la destrucción total.

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Fotos

Los arrecifes coralinos enfrentan considerables amenazas e impactos provocados por el calentamiento global y efectos locales que trastocan las condiciones naturales oceánicas.