Somos parte de la historia más exitosa de
la humanidad: por hora, nuestra expectativa de vida aumenta
en 12 minutos, con mejor estado de salud, sin importar nuestros
hábitos alimenticios, si consumimos tabaco y alcohol
o si no realizamos actividad física. Las generaciones
futuras vivirán más que sus antecesoras, lo
que representa un desafío para individuos, familias,
comunidades y gobiernos, advirtió George Leeson,
de la Universidad de Oxford, Inglaterra, en su visita a
la UNAM.
En la conferencia La demografía de la
muerte, organizada por el Seminario Universitario e
Interdisciplinario sobre Envejecimiento y Vejez de esta
casa de estudios, expuso que a partir de 1990, las posibilidades
de alargar la vida parecen ilimitadas, el único freno
es la tecnología disponible.
“El siglo XXI será el de los centenarios,
por el aumento que registrará la población
mayor de 100 años en todo el mundo. Una niña
que en este momento nace en Europa, tendrá una expectativa
de vida de 103 años, el doble que una menor nacida
en los albores del siglo XX. A nivel global, se registra
el envejecimiento de la población, y el tiempo de
los gobiernos para aprovechar ventanas de oportunidad, se
reduce”.
Al iniciar el siglo XXII, en el mundo vivirán
más de 18 millones de personas de esta edad. Ante
esta perspectiva, debemos repensar el curso de nuestras
vidas y, los gobiernos, en diseñar las estrategias
necesarias para afrontar tal circunstancia.
“¿Será factible estudiar hasta
los 25 años? ¿Trabajaremos 40 años
y estaremos jubilados a los 70? ¿Podemos educarnos
y adquirir todas las habilidades que requerimos? Esto no
funciona hoy y será aún peor, no estamos listos
para enfrentar esta situación”, sostuvo.
El codirector del Instituto Oxford de Envejecimiento
de la Población, de la universidad británica,
subrayó que los cambios en los índices de
natalidad y mortalidad, además de los flujos migratorios,
implican atender las necesidades de educación, transporte,
servicios de salud, entre otros, de una población
que cada vez vive más.
En el auditorio Mtro. Ricardo Torres Gaitán,
del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc),
señaló que la pirámide poblacional
de México se modificará gradualmente hacia
2050, porque los sujetos cada vez viven más y, a
la par, deciden no tener hijos. La población de 0
a 14 años se reducirá, hasta ser menor que
la de habitantes mayores de 25, precisó.
Fecundidad y mortalidad
En el siglo XX, en todos los países, el
crecimiento poblacional fue reducido, porque el número
de nacimientos era similar al de los decesos. Actualmente,
la tasa de natalidad registra una caída en todos
los territorios y no ha recuperado los niveles previos a
1960. En algunas poblaciones dominan las generaciones de
edad mediana y avanzada, refirió.
En el Reino Unido, en la centuria pasada, la expectativa
de vida de hombres y mujeres registró un incremento
gradual. En la actualidad, para ellas es de 80 años,
y para ellos, de 75.
El fenómeno ocurre en todos los países.
Las posibilidades de llegar a una edad más avanzada
se reducen para los varones por consumir alcohol, fumar,
manejar a exceso de velocidad o tener empleos estresantes,
malos hábitos que se han mantenido por décadas,
explicó.
Hacia 2020, las proyecciones indican que se registrará
la expectativa más alta al nacer en el Reino Unido,
cercana a los 123 años. Así, la cifra de mayores
de centenarios superará las ocho mil personas en
2080, refirió.
Ante esta situación global, en el futuro,
los gobiernos que manejan la edad de jubilación a
los 65 años, ofrecerán pensiones que mantendrán
a las personas en nivel de pobreza. Tener un estilo de vida
superior supondrá una responsabilidad personal, advirtió.
Se estima que a fines del siglo XXI, los niveles
de mortalidad entre hombres y mujeres se alinearán
y las dinámicas de las estructuras familiares se
modificarán. “¿Esperamos casarnos hasta
los 25 años y sobrevivir con la misma pareja hasta
cumplir un siglo de vida? Quizá la respuesta sea
afirmativa para entonces”, concluyó.
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