Con el uso de una proteína recombinante
es posible frenar la formación de vasos sanguíneos
causantes de la retinopatía diabética, que
genera ceguera en el 80 por ciento de los diabéticos
que han vivido con esa enfermedad por más de 20 años.
Así lo ha comprobado, a nivel experimental,
Carmen Clapp, del Instituto de Neurobiología (INb)
de la UNAM, que hace años descubrió, junto
con sus colaboradores, un grupo de proteínas capaces
de detener la angiogénesis o formación de
vasos sanguíneos.
“Por esta función las llamamos vasoinhibinas,
y durante varios años hemos desarrollado modelos
experimentales para probarlas”, comentó Clapp.
Provenientes de la prolactina
Las vasoinhibinas provienen de la hormona prolactina,
una molécula con muchas funciones, entre ellas, la
producción de leche en los mamíferos.
“La prolactina es una molécula extraordinaria,
tiene una enorme diversidad de funciones; no sólo
es producida en la hipófisis anterior -de donde se
secreta a la circulación para que funcione como hormona
y llegue a todas las áreas del organismo-, sino también
por muchas células periféricas; entonces puede
actuar en el contexto local”, detalló.
En su estudio inicial, Clapp y su grupo obtuvieron
fragmentos de prolactina para lograr las nuevas moléculas,
las vasoinhibinas. “Estas últimas, aunque son
porciones de aquélla, funcionan de manera independiente
y con receptores distintos. Las bautizamos como vasoinhibinas
por su acción; no activan los receptores de la prolactina,
se convierten en metabolitos que actúan de manera
independiente y tienen esta función de detener la
angiogénesis”, explicó.
El hallazgo más reciente de la científica
fue generar una estrategia genética para que la retina
produzca las vasoinhibinas, pues uno de los problemas que
ha enfrentado es su producción.
“Originar suficientes cantidades no ha sido
sencillo porque, aunque son recombinantes y se generan en
aislamiento, tenemos mucha variabilidad en la actividad
y no es muy eficiente nuestro método”, reconoció.
En colaboración con un investigador del
Instituto Nacional del Ojo, de Estados Unidos, la universitaria
ha generado adenovirus asociados, partículas virales
inactivadas, totalmente sintéticas e inocuas.
“Generamos estos vectores, les metimos el
gen que codifica para las vasoinhibinas y logramos, con
su introducción en el ojo de una rata, frenar el
desarrollo de la retinopatía diabética”,
relató.
Detiene artritis reumatoide
En un estudio paralelo, Clapp propone que las vasoinhibinas
pueden detener el desarrollo de vasos sanguíneos
en las articulaciones, lo que puede ayudar a futuros tratamientos
contra la artritis reumatoide, una de las enfermedades más
discapacitantes de la edad adulta.
“Tenemos modelos de artritis reumatoide,
pues en esa enfermedad hay una proliferación de vasos
que provoca el aumento del proceso inflamatorio y la destrucción
de las articulaciones, de tal manera que bloquear el crecimiento
de esos vasos se ha considerado una estrategia para controlar
este padecimiento, que produce un deterioro físico
importante”, concluyó.
—o0o—