Boletín UNAM-DGCS-194
Ciudad Universitaria.
11:00 hrs. 29 de marzo de 2013


Gabriel del Río
           


CREAN EN LA UNAM PÉPTIDOS CAPACES DE INDUCIR AUTOFAGIA EN CÉLULAS DE LEVADURA

 

• Podrían utilizarse para combatir enfermedades si producen ese mecanismo de autodegradación en células humanas
• Son llamados péptidos Iztli, en honor a un dios de la mitología azteca, y está en trámite la patente

Los péptidos Iztli, diseñados por Gabriel del Río en la UNAM, son “misiles” moleculares capaces de inducir selectivamente muerte celular; eventualmente se podrían utilizar en el tratamiento de padecimientos asociados al envejecimiento, como el cáncer, y enfermedades infecciosas como tuberculosis.

Fueron llamados así en honor a un dios de la mitología azteca, Tezcatlipoca, quien portaba un cuchillo de obsidiana, el puñal sagrado Iztli o Técpatl, usado en los sacrificios humanos.

Los péptidos tienen su antecedente en los péptidos hunter killer, diseñados en Estados Unidos para el tratamiento de cáncer. Del Río, investigador del Instituto de Fisiología Celular (IFC), participó en ese proyecto, que se realizó en el Buck Institute for Age Research (primer instituto para el envejecimiento y enfermedades asociadas, creado en EU), entre 1999 y 2004.

Los hunter killer son la fusión de dos péptidos: el hunter, que reconoce selectivamente un tejido; se le acopla uno killer, que es selectivo catiónico antibacteriano (SCAP, por sus siglas en inglés). El killer mata a la célula al dañar la actividad de la mitocondria, la cuál es para la célula como la CFE para México: generadora de energía.

Los péptidos antibacterianos (secuencias de aminoácidos) son una herramienta universalmente empleada por los seres vivos para combatirse entre ellos. En el ser humano funcionan como una barrera de protección ante las infecciones. “Son nuestras balas”.

La mayoría son catiónicos, es decir, tienen carga positiva, por lo que tienen preferencia a unirse a la membrana de las bacterias o mitocondrias, que es electronegativa.

Los Iztli son “una molécula más pequeña, una versión más corta” de los hunter killer, lo que hace más económica su producción y favorece su actividad.

Los hunter y killer son actividades desarrolladas en secuencias de aminoácidos diferentes, cada una, por separado. Se fusionan en una sola, pero como un dominio separado, explicó el universitario.

En el Instituto Buck se ensayaron esos péptidos en modelos experimentales animales para cáncer. El resultado: eran capaces de eliminar tumores inducidos en ratones.

Otros grupos de científicos los probaron en cáncer de próstata e inclusive en ratones obesos para eliminar adipositos. Encontraron evidencia de que se podría reducir la probabilidad de cáncer y consiguieron adelgazar a los roedores.

Sin embargo, prosiguió, esos acoplamientos de un hunter y un killer no siempre funcionaban. Diseñados para ser selectivos, terminaban por no serlo. Presentaban cierta toxicidad en animales experimentales.

En la UNAM (desde 2004), Del Río diseñó los Iztli, moléculas con dos actividades tipo hunter killer (un péptido killer que en su secuencia incluye la de un hunter, para así generar una molécula de un dominio con dos actividades), y probó su mecanismo de acción en células de la levadura.

Ensayó en células de Saccharomyces cerevisiae (levadura del pan y la cerveza) porque como las células del ser humano son eucariontes, comparten genes semejantes.

En pruebas experimentales, el universitario y su grupo de colaboradores descubrieron que los Iztli no sólo tenían capacidad de reconocer la levadura y afectar la función mitocondrial (como habían postulado), sino que (inesperadamente) también la mataban.

Pensaban que deberían sólo afectar la función de la mitocondria, sin inducir muerte celular, pues la levadura, a diferencia de las bacterias o de las células humanas, tiene mecanismos alternos para la producción de energía.

Los péptidos Iztli no sólo combinaban dos actividades: hunter y killer, sino que tenían una tercera actividad que llevaba a la muerte a las levaduras. Esto los convertía en una “paradoja evolutiva” semejante a la propuesta en proteínas naturales con más de una función.

El equipo de científicos de la UNAM descubrió que esos péptidos inducen un mecanismo de respuesta en la célula llamado autofagia, que es un proceso de autodegradación. La célula empieza a comerse a sus mismos componentes.

Dado su carácter multifuncional, podrían ser útiles en aliviar algunos síntomas del envejecimiento y en el tratamiento de padecimientos del ser humano, aseguró Del Río.

La autofagia funciona como mecanismo de reemplazo (por esa vía el cuerpo elimina las partes que no sirven y las vuelve a producir), lo que permite entender el efecto de inducirla en diferentes organismos vivos al prolongar la vida y mejora la salud en distintas especies (gusanos, peces, moscas y ratón). Por eso, aseguró, existe interés en el desarrollo de medicamentos a partir de moléculas para ese fin.

También podrían ser útiles contra padecimientos infecciosos como la tuberculosis; aunque existen alternativas de tratamiento, un tercio de la población del mundo es portadora y existen ya cepas resistentes a los medicamentos tradicionales.

Estudios preliminares in vivo en ratones de laboratorio, realizados con el grupo de Rogelio Hernández Pando, del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, muestran que reducen la infección producida por tuberculosis.

En casos difíciles, si la bacteria es resistente a los tratamientos existentes, podrían ser una alternativa terapéutica. Es posible que también sirvan contra el cáncer, cuyo origen, aparentemente, se deriva de aberraciones moleculares que se acumulan en células a lo largo de la vida del individuo.

La expectativa es que si, como en el caso de la levadura, los Iztli son capaces de inducir autofagia en humanos, estos péptidos podrían eliminar los componentes de la célula que acumulan daños durante el envejecimiento, lo que reduce la posibilidad de desarrollar la afección.

Hasta ahora, la mayoría de los ensayos ha sido en levadura y células de humano en cultivo, pero ya se han iniciado los primeros en animales de laboratorio. Después, con los resultados el universitario espera tener apoyo de alguna empresa para realizar los estudios clínicos.

En el proyecto de péptidos Iztli multifuncionales, de los que ya se tramita ante el IMPI la patente respectiva, han participado siete grupos de esta casa de estudios, así como de la Universidad Autónoma del Estado de México, del Instituto Nacional de Nutrición, y del IMSS.

También, estudiantes de la UNAM como Jonathan Gabriel Rodríguez Plaza, que con la evaluación en levadura y en ratón desarrolló su tesis de maestría y doctorado; Erika Alejandra Peláez Coyotl, que realiza su trabajo de doctorado con el estudio de los mecanismos de autofagia, y Zyanya Daniela González Sandoval, que lleva a cabo su tesis de doctorado con el análisis del mecanismo de muerte inducido por los Iztli. Todos bajo la dirección de Gabriel del Río.

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Fotos

Gabriel del Río, investigador del IFC de la UNAM.