Boletín UNAM-DGCS-183
Ciudad Universitaria.
11:00 hrs. 23 de marzo de 2013


Sofía Sánchez Piña
           


DESARROLLAN EN LA UNAM MODELO DE ATENCIÓN INTEGRAL DE LA TUBERCULOSIS

 

• La ENEO trabaja en una propuesta que contempla orientación en hábitos alimenticios, recomendaciones sobre actividad física y consejos para establecer una red de apoyo social y familiar, factores que aumentan las posibilidades de éxito del tratamiento farmacológico, informó Sofía Sánchez
• Este 24 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra la Tuberculosis

En México hay cerca de 18 mil personas diagnosticadas con tuberculosis. En promedio, entre 2010 y 2011 se registraron 13.7 casos por cada 100 mil mexicanos. En los estados fronterizos (Sonora, Sinaloa, Baja California, Guerrero y Chiapas) la tasa fue de 23 y hasta 42 por cada 100 mil habitantes.

Por esta causa, se registran en el país cerca de dos mil muertes al año. “Esto es inaceptable, porque es una enfermedad que, de diagnosticarse a tiempo, es curable”, aseguró Sofía Sánchez Piña, de la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia (ENEO) de la UNAM.

El padecimiento sigue presente en la nación, y lo más alarmante es su resistencia a los fármacos y el aumento del número de infecciones en pacientes con diabetes mellitus y VIH Sida, alertó.

En su mayoría, las personas no acuden a los servicios médicos si presentan una tos persistente, porque la atribuyen a las condiciones del clima, la contaminación o al estrés, y no consideran que puedan padecerla, indicó en ocasión del Día Mundial de Lucha contra la Tuberculosis, que se conmemora este 24 de marzo.

La problemática persiste porque los programas de salud sólo contemplan la prescripción de los medicamentos, pero no abordan los aspectos sociales, familiares y culturales involucrados en el seguimiento del tratamiento farmacológico.

Además de proporcionarles los fármacos, deben observarse las condiciones de vida de los pacientes para evitar que la infección sea prolongada o que se desarrolle resistencia a las sustancias activas, recomendó la también jefa de la División del Sistema Universidad Abierta y Educación a Distancia de la ENEO.

En este contexto, la instancia participa en el Programa Nacional de Control de la Tuberculosis, y colabora con el Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (CENAPRECE) de la Secretaría de Salud, en programas de servicio social, capacitación y actualización de las enfermeras que atienden a pacientes, y desarrolla una línea de investigación en este ámbito, informó.

El objetivo de esas acciones es generar un modelo de atención integral contra la afección, útil para el diseño de esquemas de cuidado para otros padecimientos; debe integrar orientación por parte de las enfermeras acerca de hábitos alimenticios, recomendaciones sobre la actividad física que requieren y consejos para establecer una red de apoyo social y familiar, factores que aumentan las posibilidades de éxito del tratamiento farmacológico. La ENEO trabaja en esta propuesta, adelantó.

Cuidado humanizado

La galardonada en 2008 con la medalla Isabel Cendala y Gómez, la presea más alta que se otorga a enfermeras mexicanas, refirió que, de acuerdo a estudios realizados en la Escuela, se ha abandonado el cuidado de los enfermos, quienes al sentirse vulnerables, aunado a su condición física, estado nutricional y el rol que desempeñan en sus familias, caen en desesperanza.

No se dispone de un protocolo para orientarlos sobre hábitos de alimentación, relaciones familiares y de pareja, actividades que pueden realizar, exposición al medio ambiente y condiciones de las viviendas, elementos determinantes para recuperar su salud.

Para garantizar la eficacia de los medicamentos prescritos, se les deben recomendar alimentos con un alto aporte nutricional a fin de fortalecer su condición física y resistir la infección. Al seguir la prescripción médica, los pacientes ya no pueden transmitir la enfermedad y su convivencia familiar puede llevarse a cabo con normalidad. Tener tuberculosis no debe significar exclusión social, subrayó.

El rechazo genera depresión y, en consecuencia, el sistema inmune es vulnerado, lo que provoca el avance del bacilo y, en algunos casos, la muerte, explicó.

Administrar un medicamento no garantiza la eficacia total del tratamiento farmacológico. Al sentirse acompañado, cuidado y reconfortado en todo momento, logramos un mejor seguimiento, reiteró.

El modelo de cuidado debe tener un enfoque humano, en el que las enfermeras deben considerar la vulnerabilidad y estado de ánimo de los pacientes en todo momento. Si sumamos esfuerzos con el esquema médico existente, será exitoso, concluyó.

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Fotos

Sofía Sánchez Piña, de la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia de la UNAM.