El entorno tecnológico que envuelve a la
juventud, y las actuales formas de comunicación,
fomentan una nueva comunidad iletrada o analfabeta. Según
un estudio realizado en Estados Unidos, independientemente
de la escolaridad de los jóvenes, los varones de
13 a 17 años envían y reciben un promedio
de tres mil 300 textos (mensajes) por mes, mientras que
las niñas, poco más de cuatro mil, aunque
en general son lectura y escritura de textos abreviados,
y no literarios o científicos.
Lo anterior fue expuesto en la Reunión Presidencial
2013, “Nuestro futuro Digital”, de la Federación
Internacional de Asociaciones e Instituciones Bibliotecarias
(IFLA, por sus siglas en inglés), que tuvo lugar
en la UNAM.
El encuentro tuvo la finalidad de contribuir a
la elaboración del Reporte de Tendencias de la IFLA,
sobre el Acceso a la Información en el Entorno
Global Digital-Sociedad de la Información, en
el que actualmente se encuentra inmerso el sistema respectivo,
y que se presentará en agosto en el Congreso Mundial
de Bibliotecas e Información.
Estela Morales Campos, coordinadora de Humanidades,
señaló que la Universidad Nacional, a través
de las 138 bibliotecas que posee, atiende a más de
300 mil estudiantes, y a un gran universo de usuarios externos.
A lo largo de los años, esta casa de estudios
se ha distinguido por el apoyo que brinda el sistema bibliotecario,
precursor en muchos servicios como la automatización,
dijo en el evento, en el que también estuvieron Jaime
Ríos Ortega, director del Instituto de Investigaciones
Bibliotecológicas y de la Información; Ingrid
Parent, presidenta de la IFLA, y Sigrid Karin Weiss, titular
de la sección de América Latina y el Caribe
de la misma Federación.
Irrupción de las tecnologías
Al hablar de El acceso abierto a la información:
¿un derecho o una aspiración?, Morales
comentó que la irrupción masiva y cotidiana
de las tecnologías de la información y la
comunicación (TIC), así como de la televisión
e Internet, provocan que los “nativos digitales”
(por haber crecido en un mundo tecnológico) reciban
y envíen información de manera natural e intuitiva,
aunque la mayoría de las veces en forma abreviada
o codificada, lo que les impide transitar a la adquisición
real del conocimiento.
En el Museo Universitario Arte Contemporáneo,
indicó que el uso exhaustivo de Facebook, YouTube
y otras redes sociales, ha intensificado la lectura de los
mensajes de texto cortos, que disminuyen el tiempo libre
que los jóvenes podrían dedicar a conocer
el mundo, o acercarse al conocimiento universal o local
a través de textos amplios y reflexivos.
En América Latina, con una población
de casi 600 millones de habitantes, los usuarios de Internet
son poco más 254 millones, es decir, menos de la
mitad. En México, sólo 37 millones de personas,
de 110 millones, utilizan la red.
Cerrar la brecha digital
Por su parte, Adolfo Rodríguez Gallardo,
director General de Bibliotecas, estimó la conveniencia
de capacitar al público en la utilización
de herramientas informáticas.
En la mesa Los recursos digitales como medio
de inclusión social, hizo hincapié en
que “éstos permiten cerrar la brecha de exclusión
entre usuarios. Es necesario pugnar por políticas
de Estado que tiendan puentes; además, la iniciativa
privada, el sector académico y la sociedad deben
participar en esta labor”.
Al respecto, expuso que las bibliotecas públicas
garantizan que sus contenidos han sido elaborados por autores
con formación, conocedores de los temas tratados,
y coevaluados por consejos editoriales conformados por expertos.
Aunque casi todos los materiales de una biblioteca
pueden consultarse en formato electrónico, para algunas
es difícil adquirir catálogos digitales, lo
que provoca también exclusión, detalló.
Universidades públicas
Imanol Ordorika, director General de Evaluación
Institucional se refirió al papel de las universidades
públicas, y aseguró que históricamente
“han tenido una enorme responsabilidad en tratar de
ampliar el acceso de las sociedades a la información
y el conocimiento”.
En la mesa Información para la educación
e investigación, remarcó que en las últimas
décadas todas las entidades del sector público,
en todo el mundo, han sido cuestionadas y criticadas por
ineficientes, ineficaces y costosas. “Nos han dicho
que el sector privado puede hacer lo que las bibliotecas
y universidades, mejor, más barato y eficientemente”.
Las instituciones públicas, prosiguió,
deben desarrollar políticas eficaces y pelear políticamente
por la legitimidad. Deben mostrar, de nueva cuenta, que
cumplen con la tarea de extender el conocimiento, al tiempo
de generarlo, sistematizarlo y organizarlo.
Servicio a la comunidad
En tanto, Felipe Bracho Carpizo, director General
de Cómputo y de Tecnologías de Información
y Comunicación, explicó las funciones y aplicaciones
de la red universitaria de aprendizaje, que beneficia a
la comunidad estudiantil.
De forma fácil, los universitarios inscritos
tienen acceso a planes de estudios, materias y herramientas
de consulta que profesores proporcionan en las aulas. Está
disponible incluso para alumnos externos interesados, añadió
en la mesa Redes de aprendizaje universitarias.
“Tratamos de que el estudiante y el maestro
tengan a la mano los recursos para cumplir su tarea. Todo
está ordenado alrededor de lo que el currículum
docente establece”, puntualizó.
Este sistema, ahondó, está abierto
para ser utilizado en los diferentes colegios y asignaturas,
de forma que puedan llenarlo y contar con la información
de los planes de estudio y las materias impartidas en la
UNAM. De esa forma, es posible saber qué material
se recomienda para cada plan de estudios.
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