En la etapa de la menopausia, el organismo de las
mujeres inicia el proceso de envejecimiento y, con ello,
cambios biológicos a nivel celular, tisular y orgánico,
ligados a procesos de oxidación molecular originados
por la producción de radicales libres.
Martha Sánchez Rodríguez, de la Unidad
de Investigación en Gerontología de la Facultad
de Estudios Superiores (FES) Zaragoza, y sus colaboradores,
realizan investigaciones relacionadas con el estrés
oxidativo producido en esa etapa –vinculada a la falta
de estrógenos–, así como con el suministro
de terapias hormonales y su beneficio en la disminución
de aquél.
La primera parte del estudio denominado Menopausia
como factor de riesgo para estrés oxidativo, publicado
en la revista Menopause, les valió el Premio Nacional
de Investigación Clínica sobre el Envejecimiento
2012, que otorgan la Academia Mexicana de Cirugía,
el Instituto de Geriatría y la Red Temática
de Investigación Envejecimiento, Salud y Desarrollo
Social, del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
Desde hace más de dos décadas, la
universitaria está involucrada en el análisis
del envejecimiento en adultos mayores. Hoy su atención
se enfoca en mujeres en quienes ha concluido la etapa reproductiva,
a partir del climaterio y durante la menopausia.
En quienes cruzan por esas etapas tiene mayor impacto
el estrés oxidativo, proceso que acelera el envejecimiento.
“En el momento que disminuye la producción
de estrógenos, se registra un incremento en ese estrés,
y mientras más severa sea la sintomatología,
mayor será el grado; en consecuencia, el curso será
más acelerado”, abundó.
“Probamos la terapia hormonal a base de estrógenos
sobre el estrés oxidativo y la calidad de vida de
las mujeres en climaterio, menopausia y posmenopausia. Como
resultado, se determinó que los estrógenos
sí funcionan como antioxidantes, lo que permitió
obtener otro premio en el Congreso Nacional de Ginecología
y Obstetricia”, comentó.
Las participantes son mujeres de entre 40 y 60
años, aunque la edad no es factor para ubicarse en
la pre o posmenopausia, sino la conclusión de los
ciclos menstruales.
Antes de iniciar la terapia sustitutiva son sometidas
a estudios de papanicolau y mastografía, además
de una historia clínica para determinar sus estilos
de vida; es decir, si existe depresión o ansiedad,
fuman o beben, padecen insomnio, o realizan alguna actividad
deportiva, entre otros factores.
Antioxidantes para retrasar el envejecimiento
La moda es el consumo de antioxidantes para proteger
al cuerpo de la acción de los radicales libres –moléculas
capaces de dañarlo mediante un proceso llamado oxidación–
y con ello mejorar la calidad de vida durante el envejecimiento,
pues se colabora en el combate a la degeneración
y muerte de células; precisamente “ése
es nuestro objetivo al suministrar estrógenos”.
Como parte de su investigación, los especialistas
aplicaron dos terapias por seis meses, una con la mitad
de dosis de estrógenos en combinación con
progesterona, y la otra, sólo estrógenos en
porción completa, detalló Martha Sánchez.
Los resultados preliminares revelaron que sí
hay disminución del estrés, aunque en el primer
caso el proceso es lento; con la segunda opción,
a los tres meses también se observó disminución,
acompañada de una sensación de bienestar.
Los resultados parciales demuestran que también
mejora la condición de vida de las pacientes: “ya
no presentan bochornos e insomnio, ni cambios de humor tan
drásticos; ello, a su vez, reduce el estrés
biológico y, en consecuencia, el oxidativo”.
Derivado de estas indagaciones, los expertos de
la FES Zaragoza buscan trabajar con mujeres que, además
de vivir la etapa de posmenopausia, hayan sido diagnosticadas
con síndrome metabólico, para determinar los
efectos de la terapia hormonal sustitutiva en este último
padecimiento, que en ellas incrementa el estrés oxidativo.
“Queremos saber si la terapia hormonal funciona
también para controlar ese síndrome en ese
grupo femenino, en aras de brindarles una mejor calidad
de vida durante el envejecimiento”, abundó.
Por último, mencionó que obtener
el premio de la Academia Mexicana de Cirugía es un
honor, “un reconocimiento al trabajo de años,
y nos compromete a laborar en beneficio del bienestar de
las mujeres que cruzan por cambios biológicos importantes
al concluir la etapa reproductiva”.