Las crisis económicas son cada vez más frecuentes,
profundas y requieren esfuerzos gubernamentales cada vez mayores
para resolverlas; esto indica que el mundo vive una nueva forma
de capitalismo, más frágil e inestable. “Es
el fin del juego para el modelo de administración monetaria”,
aseguró en la UNAM, Randall Wray, de la Universidad de Missouri-Kansas
City, Estados Unidos.
Aún no resolvemos ninguno de los problemas que enfrentamos
en el 2007, sólo fueron tapados con un rescate masivo, y
los bancos repiten los errores cometidos en el periodo que llevó
a la crisis, expuso en el Seminario Problemática Económica
Mundial y Enseñanza de la Economía.
“De presentarse un nuevo colapso global, podría
adoptarse la política de no rescatar a las grandes instituciones
financieras. Debemos dejar caer a los 12 bancos principales de Estados
Unidos y el mundo, y construir un modelo que promueva el crecimiento
sostenido sin contraer deudas”, recomendó en el foro,
inaugurado por Leonardo Lomelí, director de la Facultad de
Economía (FE) de la UNAM.
Fraude piramidal
En el auditorio Jesús Silva Herzog, del
Posgrado de la FE, Wray refirió que el sistema financiero
de la Unión Americana se adeuda a sí mismo el 125
por ciento del PIB de aquel país, y ya no puede emitir más
títulos para solventar sus compromisos.
La especulación domina la propiedad de acciones.
Antes del colapso de 2007-2008, los bancos otorgaron préstamos
hipotecarios sin importar si en realidad serían pagados,
señaló.
El sistema bancario creó títulos para venderlos
a los administradores monetarios. Antes de otorgar los créditos,
las entidades sabían que las personas no tenían capacidad
de liquidarlos, sostuvo.
El modelo del mercado de hipotecas constituyó un
fraude piramidal, porque no eran pagaderas, y sólo beneficiaron
a grandes firmas. Para rescatar a Wall Street, la Reserva Federal
(FED) de Estados Unidos utilizó 29 mil millones de dólares;
el 84 por ciento de los recursos se otorgaron a 14 bancos insolventes,
refirió.
En contraparte, 13 millones de casas fueron embargadas
en la Unión Americana en 2012, y se forzó a los gobiernos
a pagar los intereses de los créditos bancarios; por tanto,
cerraron escuelas, parques y hospitales en el mundo, ante la falta
de recursos, y vendieron activos culturales, como en Grecia, subrayó.
“Los componentes más importantes de las economías
nacionales están financiarizadas, se venden en los
mercados de acciones: productos básicos, energía,
cuidado de la salud, sector inmobiliario, y hasta la muerte”,
puntualizó.
Es necesario encontrar otra ruta que fomente el crecimiento sostenido,
promueva el empleo y elimine la especulación. Para alcanzarla,
requerimos eliminar el sistema financiero predominante, lo que representaría
un alivio para todos los deudores, sostuvo.
Equilibrio mundial
Jan Kregel, también de la Universidad de Missouri-Kansas
City, expuso que para resolver su desequilibrio externo y restaurar
la estabilidad de la economía global, Estados Unidos requiere
funcionar bajo el esquema de superávit fiscal, que redundaría
en su recuperación, al impulsar su crecimiento económico
mediante la expansión de las exportaciones.
Para resolver los desajustes internacionales, hay que reducir
los activos de los mercados financieros, introducir mecanismos de
regulación a nivel global que permitan que las instituciones
operen flujos para apoyar el financiamiento de actividades productivas,
y asegurar que sean de un tamaño tal que puedan ser supervisadas
de manera adecuada, recomendó.
A su vez, Paulo Fracalanza, de la Universidad Estatal de
Campinas, Brasil, comentó que el mundo experimenta una crisis
de proporciones enormes, con efectos devastadores en términos
de empleo, ingresos y en las condiciones de vida de gran parte de
la población.
El modelo económico y las relaciones sociales predominantes
comprometen la posibilidad de nuestros hijos y nietos de heredar
un planeta que les permita vivir con dignidad. La discusión
es fundamental y representa la oportunidad de redireccionar las
enseñanzas de la economía, con el objetivo de que
la disciplina tenga respuestas para las cuestiones del futuro, concluyó.
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