Marisa Mazari Hiriart, investigadora del Instituto de Ecología
(IE) de la UNAM, fue distinguida con la beca Aldo Leopold Leadership
Fellow 2013 de la Universidad de Stanford, que le permitirá
entrenarse en ejercicios de comunicación y liderazgo ambiental.
“Es una gran responsabilidad, pero también
una oportunidad para tratar de convencer y concientizar a políticos,
tomadores de decisiones, industriales y otros actores sociales que
el planeta en que vivimos es uno y conservarlo es responsabilidad
de todos”, enfatizó la bióloga, maestra en hidrobiología
y doctora en ciencias ambientales e ingeniería.
Aldo Leopold (1887-1948) fue un naturalista y ecólogo
estadounidense que influyó en la conciencia y en la ética
ambiental. En su honor, el Stanford Woods Institute for the Environment
de esa universidad tiene un programa que lleva su nombre, que otorga
una beca anual para apoyar a científicos en ejercicios de
comunicación que les ayuden a explicar de manera sencilla
los graves problemas ambientales y de sostenibilidad, sensibilizar
sobre ellos e influir en la toma de decisiones para resolverlos.
“Leopold hablaba de la armonía entre el ser
humano y la naturaleza. Yo trabajo en el área de ciencias
ambientales, me dedico al agua como un recurso natural fundamental
para la sobrevivencia humana, para la producción de alimentos
y la conservación de los ecosistemas.
“Para mí fue una distinción, la veo
como una oportunidad porque me abre la posibilidad de que con elementos
técnicos, se interactúe en el planteamiento y resolución
de problemas complejos, aquellos que tienen más de una solución,
o que pueden originar conflictos nuevos”, señaló
Mazari, en entrevista.
La beca, que iniciará en junio en Madison, implica
un entrenamiento de 10 días continuos para 20 expertos de
América del Norte, de los cuales 19 son de Estados Unidos
y Canadá, mientras Mazari es la única proveniente
de América Latina.
Rescatar al río Magdalena
La investigadora del IE está involucrada en varios
proyectos, como el rescate de Xochimilco y del río Magdalena,
el único que aún fluye al sur de la Ciudad de México.
“El río Magdalena es la única fuente
de abastecimiento superficial de agua para uso y consumo humano
en la urbe, y con elementos técnicos y propuestas de un grupo
interdisciplinario no hemos logrado convencer a las autoridades
de la importancia de rescatarlo”, reconoció.
Una parte está entubada y junto al afluente existen
asentamientos irregulares que no están conectados al drenaje
y vierten sus desechos en ese cuerpo de agua. Una parte del Magdalena
desemboca en el río Churubusco, ya entubado, y otra fluye
en forma paralela a los Viveros de Coyoacán.
En el río Magdalena se inició la actividad
industrial de la metrópoli, con fábricas de hilados
y tejidos. Entre los vecinos que han vivido en la delegación
Magdalena Contreras por generaciones, se ha reforzado la conciencia
de su importancia, de su uso como fuente de abastecimiento de agua,
no como parte del sistema de drenaje, destacó.
Mazari advirtió que, de los 45 ríos capitalinos,
la parte alta aún podría rescatarse. “Algunos
son reversibles, pero muchos se han convertido en sistemas drenaje
al llegar a la mancha urbana”.
La investigadora participa en la iniciativa Bosque de Agua,
por parte del Laboratorio Nacional de Ciencias de la Sostenibilidad,
que se desarrolla con apoyo del CONACyT y que busca conservar el
área boscosa ubicada en la parte alta de las cuencas, que
provee servicios ecosistémicos, principalmente abastecimiento
de agua a las ciudades de México, Toluca y Cuernavaca.
Para el río Magdalena, un grupo de científicos
de la UNAM, al que pertenece Mazari, propone tratar el agua y vertirla
de nuevo para que se conserve como un sistema que fluya, y sea de
buena calidad. “La tratada podría usarse en los Viveros
de Coyoacán y cambiar la utilización del líquido
limpio por el de reuso, tratado para riego”, explicó.
En su laboratorio del IE, la investigadora liga esta problemática
del agua contaminada con análisis de riesgo.
“Analizamos los riesgos que existen en una zona densamente
poblada como la Ciudad de México, al tener microorganismos
y compuestos químicos en esos drenajes, algunos a cielo abierto
y otros cerrados. Exploramos la relación entre agua y salud
pública”, precisó.
En cuanto a Xochimilco, destacó que el modelo ancestral
y ejemplo de sostenilidad de las chinampas ayuda a la infiltración
de los acuíferos, produce alimentos y crea conciencia entre
los habitantes rurales, que tratan de conservar este modelo de agricultura
sostenible.
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